La atleta estadounidense Florence Griffith-Joyner, una de las más grandes figuras del atletismo femenino mundial, lo tuvo todo: belleza, fama, talento, dinero, velocidad, récords mundiales y una brillante trayectoria deportiva como corredora de pista que tuvo su momento de esplendor durante los Juegos Olímpicos de Seúl 88 donde consiguió medallas de oro en 100 y 200 metros, así como en el relevo de 4×100, además, medalla de plata en el 4×400.
La madrugada del 21 de septiembre de 1998, en su casa de Mission Viejo (California), en la plenitud de su vida, 38 años, Florence, cuyo nombre verdadero era Delorez Florence Griffith, dejó de existir, mientras dormía, víctima de un paro cardiorrespiratorio. Su muerte provocó gran consternación entre el mundo, sobre todo porque desde sus magníficos resultados en las Olimpiadas de Seúl 88 empezaron circular serias sospechas sobre el uso de sustancias prohibidas para mejorar sus marcas.
Fueron muchas las versiones sobre la causa de su muerte, desde el informe del forense que dictaminó la causa del deceso relacionada con la ingesta de fármacos, hasta una apoplejía cerebral.
El día de su muerte, su esposo Al Joyner telefoneó a las autoridades después de percatarse que Flo-Jo no respiraba ni respondía a sus llamados y más tarde se difundió que Griffith-Joyner había sufrido un problema similar durante un vuelo de Los Angeles a San Luis, por lo que tuvo que pasar la noche en un hospital de esa ciudad.
Pese a que en un principio algunos medios sugirieron que su muerte podía estar relacionada con el consumo de sustancias anabolizantes durante su trayectoria deportiva, la ulterior autopsia refutó tales teorías y demostró que Griffith padecía un angioma cavernoso congénito en la parte delantera de su cerebro; debido a esta lesión, la ex atleta sufrió un ataque de epilepsia, mientras dormía boca abajo, que motivó su muerte por asfixia.
Lo cierto es que sólo Florence Griffith sabía la verdad y que su paso por las mejores pistas del mundo quedaron marcadas por siempre con su presencia. Sus inicios
Cuando apenas tenía 7 años, Florence Griffith, la reina de Seúl 88, inició en el deporte. Con catorce, ganó los Juegos Nacionales Juveniles Jesse Owens. Desde antes de darse a conocer a nivel mundial, Florence ya tenia fama de deportista esforzada.
Florence Griffith Joyner, séptima de 11 hermanos, nació el 21 de diciembre de 1959 en el barrio de Watts, en los Los Ángeles, California. Estuvo becada para practicar el atletismo en la Fundación Juvenil Sugar Ray Robinson, donde se hizo conocida por competir con éxito en lides masculinas de su misma categoría.
Al terminar sus estudios de secundaria se inscribió como estudiante de Ciencias Empresariales en la Universidad Estatal de California, pero debido a la falta de recursos económicos para financiarse los estudios, se vio obligada a trabajar como secretaria en un banco, donde conoció a Bob Kersee, entrenador, quien la llevó de regreso a Los Angeles. Ahí, Florence se inscribió en la carrera de Psicología en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA).
Bajo el plan de entrenamiento de Bob Kersee, Florence logró, en 1982, el titulo de campeona universitaria de los 200 metros planos. Dos años más tarde obtendría la medalla de plata en la prueba de 200 metros de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84, donde conoció al medallista de oro en el salto triple: Al Joyner, con quien se casó en 1987 y comenzó a entrenar con él.
Poco a poco, Al fue desplazando a Kersee como técnico, situación que se oficializó luego de los Panamericanos de Indianápolis’88.
Después del año 1984, Florence se mantuvo casi alejada de las competencias, para regresar al plano competitivo en 1987 durante los Campeonatos del Mundo de Roma, en los que consiguió medalla de plata.
En los Juegos Olímpicos de Seúl 88, fue su coronación como Reina de la Pista al obtener tres medallas de oro y una de plata.
Por si fuera poco, hizo añicos el récord mundial de 200 metros en la final olímpica, cronometrando 21.34 segundos. Marion Jones ha sido la segunda mujer en correr la distancia en menos de 21.70 segundos al detener el reloj en 21.62 segundos en el Campeonato Mundial de Atletismo celebrado en Sudáfrica.
Los extraordinarios resultados empezaron a despertar sospechas sobre el posible consumo de sustancias prohibidas.
En medio de ese torbellino de rumores por dopaje, Florence, quien tuvo una hija en 1991, decide retirarse de las competencias en 1989, siempre negando de manera rotunda el uso de sustancias prohibidas. Incluso en las pruebas antidoping de las Olimpiadas de 1988, le bella velocista salió limpia.
Intentó regresar a las pistas en 1996, pero una lesión en el tendón de Aquiles se lo impidió. Dos años más tarde dejaría de existir. El fenómeno Flo-Jo
La llegada de Florence Griffith-Joyner al plano mundial causó gran expectación, ya que esta peculiar atleta añadía espectáculo a sus victorias con su peculiar vestimenta, que ella misma diseñaba, sus largas uñas pintadas extravagantemente, su voluminosa y larga cabellera, lo que ayudó a que se le apodase \”La Pantera Negra\”. Fue entonces que surgió el fenómeno Flo-Jo.
La llamada mujer más rápida del mundo, que competía con ajustados trajes, muy llamativos, de una sola pierna, acaparó la atención del mundo por su velocidad, su gracia y encanto. El presidente norteamericano Bill Clinton manifestó alguna vez que Florence cautivó a todos con su velocidad, talento y estilo.
Flo-Jo ganó el premio Sullivan a la mejor atleta amateur y el premio a la Mejor Deportista en 1988 se dedicó a hacer campañas a favor del deporte; colaboró con el Consejo de Educación Física y Deporte de su país, utilizando su imagen para convencer a niños y adolescentes de cuidar su salud.
Marcas Mundiales
100 metros planos : 10.49 segundos (Calificación para los Juegos Olímpicos de Seúl 1988)
200 metros planos: 21.34 segundos (Final olímpica en los Juegos de Seúl 1988)
Medallas Olímpicas
Medalla de Plata en 200 metros planos. Juegos Olímpicos de Los ángeles (1984)
Medalla de Oro en 100 y 200 metros planos. Juegos Olímpicos de Seúl (1988)
Medalla de Oro en Relevos 4×100. Juegos Olímpicos de Seúl (1988)
Medalla de Plata en Relevos 4×400
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