La regiomontana Mercedes Balderas Castillo, quien en el pasado Maratón Powerade Monterrey 2007 corrió su maratón número 100 para festejar sus 50 años de vida, es una mujer ejemplar, que como pocas en México, toma la carrera con pasión y entrega, como un deporte que le ha dado la oportunidad de conocerse a sí misma, de vencer los obstáculos, de conocer sus alcances y de buscar nuevos retos que la han llevado a participar no sólo en pruebas de 42 195 metros, sino en competencias de mayor demanda física y mental como los ultramaratones.
Su gusto por las carreras de fondo surgió hace 18 años, cuando, por prescripción médica, salió a trotar en el parque de la colonia Roma, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, su estado natal. En ese tiempo, Meche, como le dicen sus amigos, pasaba por una situación familiar muy difícil que además de ocasionarle una fuerte tensión, tristeza y estrés, le provocó una neuritis facial aguda.
Meche no se dejó vencer y se prometió a sí misma, por el bien de ella y de sus hijos, que saldría adelante. Siguió los consejos de su médico y empezó a trotar poco a poco hasta lograr correr de 6 a 8 kilómetros diarios. De inmediato, este deporte la hizo sentirse mejor.
A los 32 años, apadrinada por Andrés Quezada, quien le regaló su primer número, participó en su primera carrera atlética que fue de 21 kilómetros, donde realizó un tiempo de 2 horas con seis minutos. Al año siguiente mejoró su tiempo y detuvo el cronómetro en 1:44 en la misma justa deportiva.
Poco tiempo después, animada por sus compañeros de carrera, decidió participar en 1990, en su primer maratón, para ello eligió el Maratón Lala, realizado en Torreón, Coahuila, donde logró, con sólo dos meses de preparación, logra un tiempo de 3:56.
“En este maratón yo no sabía que no daban medallas y me dolió mucho no recibirla. A pesar de que gané un cheque por haber ganado en mi categoría, para mí la medalla tenía un significado muy especial, sobre todo por la difícil situación familiar que estaba viviendo, donde había un proceso de divorcio”. Ese mismo año, con ese coraje y perseverancia que ya se habían apoderado de ella, decide correr otro maratón para terminarlo y conseguir la preciada medalla.
Con esa ilusión, Mercedes viaja a la Ciudad de México y toma parte en el Maratón Internacional de la Ciudad de México, en septiembre de 1990. En esa ocasión Meche iba muy lesionada de una rodilla, pero eso no le importaba en esos momentos. Debido a la lesión, a Meche le costó mucho trabajo terminar dicho maratón, pero siguió y nunca pasó por su mente abandonar.
“En el trayecto iba llorando y mucha gente pensaba que mi llanto era porque ya no podía y la verdadera razón era porque tenía miedo de no terminarlo y muy dentro de mi ser tenía la convicción de no fallarme. No podía fallarme”.
Después de conseguir la anhelada medalla en el maratón capitalino, nació en Meche un gusto genuino por las carreras de distancia y al año siguiente corrió tres maratones. El número de participaciones en este tipo de competencias por año fue en aumento. Así, a partir de 1995 corrió 11 maratones al año y su impulso, energía y entusiasmo no pararon. Su incursión en la ultradistancia
En ese mismo año de 1995, se empezó a involucrar en carreras de ultradistancia. La primera de ellas fue una prueba de 80 kilómetros efectuada en Monterrey, donde se impuso a una de las mejores y experimentadas corredoras mexicanas en esta disciplina: Silvia Andonie.
Meche recuerda que antes de la carrera algunos reporteros le preguntaron que si estaba preparada para ganar, a lo que ella contestó: Claro, y cuando la cuestionaron sobre la posibilidad de vencer a Silvia Andonie dijo: “Me puede ganar por la experiencia porque yo nunca he corrido un ultra pero creo que tengo la preparación para ganarle”.
Y vaya que la tenía, física y mentalmente Meche tenía todo para vencer, ya que además de la preparación propia de correr, con entrenamientos de largas distancias, impartía 5 horas de aerobics diarias y hacía rutinas de ejercicios con pesas.
Instantes previos a la carrera, Silvia le aconsejó que durante la competencia no tratara de sobrepasarla y que siempre fuera detrás de ella, pero sus amigos le dijeron que se olvidara de todo, que se concentrara y que hiciera su carrera.
“Yo iba perfectamente hasta el kilómetro 60 pero ahí se empezaron a mezclar la fatiga, el cansancio y mis sentimientos (tenía una semana de haber firmado el divorcio). Seguí por 10 kilómetros más pero ya no podía. Al ver a mis hijas les dije con llanto en mis ojos que iba a abandonar, pero mi hija la mayor me pidió que no lo hiciera. Me dieron unos lentes para que nadie más me viera llorar y seguí. Crucé la meta llena de emoción y de alegría por haber logrado terminar y de haber sido la primera mujer en cruzar la línea de meta”.
En esa ocasión, le gané por cerca de 1 hora con 40 minutos a Silvia, quien por cierto, no se presentó a la ceremonia de premiación”.
Hasta el momento, Meche ha corrido 6 ultramaratones de 100 kilómetros, y tres trotes de 24 horas, así como una caminata de 24 horas, en el Parque Fundidora, de Monterrey, donde logró el triunfo absoluto ante mujeres y hombres. Ella acumuló 157 kilómetros, mientras que el hombre ganador sólo recorrió 115 kilómetros. De todo ello, Meche afirma que le encanta la ultradistancia. “No sé de dónde me sale esa fuerza”.
Para Meche, Mario Arturo Leal, de 25 años, el más chico de sus tres hijos, siempre ha sido una muy fuerte motivación para seguir en este deporte de la distancia y la ultradistancia, donde el apoyo y motivación de sus hijas mayores Julieta y Verónica, y de su esposo Gerardo Cervantes Padilla, han sido invaluables.
Maratón Powerade Monterrey 2007
De los 100 maratones que Meche ha corrido, donde ha acumulado 4 mil 219 kilómetros con 500 metros, no todo ha sido felicidad, sino un gran cúmulo de emociones donde se han presentado momentos de tristeza, cansancio, alegría y agotamiento.
De todos estos maratones, algunos son muy especiales, como el Maratón Powerade Monterrey 2007, realizado el pasado 16 de diciembre del 2007. Esa mañana, Meche tomó la salida junto a más de dos mil atletas de todo el país, pero para ella no era una competencia más, era su maratón número 100, con el que celebraría, en compañía de su familia, amigos y compañeros de entrenamientos, sus 50 años de vida, una vida que no ha sido nada fácil para ella, pero que gracias al deporte y al apoyo de su esposo Gerardo Cervantes, quien la acompaña y apoya en todo momento, ha salido adelante y se ha ganado el respeto, cariño y admiración de la gente que le rodea.
Gerardo, quien admira a su esposa y siempre está junto a ella y quien también ha corrido 60 maratones y dos 2 ultramaratones de 80 kilómetros, recuerda que como parte de la preparación para las carreras de ultradistancia, los domingos hacían entrenamientos de 60 kilómetros. “Nos íbamos platicando por la carretera desde 6 de la mañana y como a las 12 o una de la tarde nos regresábamos en autobús”.
“Con Gerardo siento muy motivada para correr y disfruto hacerlo con su compañía. Desde que él dejó de entrenar, por cuestiones de salud y de trabajo, los entrenamientos ya no son iguales y sólo le pedimos a Dios que nos dé salud y muchos años para estar juntos”, indica Meche. Su último ultra
Su última carrera de ultradistancia fue hace tres años, en Italia, durante un campeonato europeo. Ahí Meche quedó muy resentida con el comité organizador porque le aceptaron la inscripción, corrió, se ubicó en primer lugar de la categoría master y sólo hasta el momento de la premiación se enteró de que se trataba de un campeonato europeo y para ella, como mexicana, no había premio.
A pesar de los sinsabores de la vida, para Meche, quien se siente orgullosa de que su hija la mayor Julieta, corra 5 kilómetros diarios, y de que su hija Verónica, que radica en Italia, sea ciclista profesional, el atletismo es su pasión porque además de haberla ayudado a superar conflictos familiares, la mantiene activa, relajada, y con muchas amistades.
Luego de su participación en el maratón regiomontano, Meche sigue con sus entrenamientos y ya planea junto con su esposo Gerardo, algún nuevo desafío atlético, por el momento, además de sus entrenamientos, se dedica a dar masajes y terapias de rehabilitación, antiestrés, reflexología y aromaterapia, así como clases de acondicionamiento físico y activación física.
Ficha técnica:
Nombre: Mercedes Balderas Castillo
Edad: 50 años
Fecha de nacimiento: 18 de diciembre de 1957
Lugar de residencia: Monterrey, Nuevo León
Años corriendo: 18
Esposo: Gerardo Cervantes Padilla
Hijos: Julieta (33 años), Verónica (30 años) y Mario Arturo Leal (25 años),
Nietas: Andrea, Jimena y Sofía.
Número de maratones: 100
Mejor tiempo en maratón: 3:18:00, en el Maratón Lala
Carreras de ultradistancia: 6 ultramaratones de 100 kilómetros, tres trotes de 24 horas y una caminata de 24 horas. Dos ultra de 80 kilómetros.
Países donde ha participado: Estados Unidos, Holanda, Francia, Italia, París
Lugar de entrenamiento: Parque del Río La Silla, Monterrey, México.
Entrenamiento: 70 a 80 kilómetros semanales, con descanso de uno o dos días. El día de menor kilometraje es de 8 a 10 kilómetros.