Desde hace cuatro años, la cafeína es un estimulante legal o autorizado en el deporte de alta competición y se considera una sustancia dopante sólo si se consume en altas dosis (de cinco a seis tazas diarias de café cargado).
Según científicos de la Escuela de Ciencias del Deporte de la Universidad de Birmingham, el consumo de esta sustancia psicoactiva considerada la más usada en el mundo, estimula la secreción de adrenalina, lo que acelera la liberación en la sangre de ácidos grasos almacenados en el tejido adiposo.
Esto permite que, durante los primeros minutos de la actividad física, el organismo utilice primero los ácidos grasos y posteriormente la glucosa, protegiendo y administrando de una manera más efectiva las reservas mínimas corporales de energía.
Quizá por eso la cafeína y sus efectos en el organismo no sólo son comparados con otros productos como la jalea real, el ginseng o el polen, sino también considerados de gran utilidad durante el entrenamiento deportivo, la competencia y la recuperación.
Sus pros
La cafeína (alcaloide producido por las hojas, las semillas o los frutos de unas 60 variedades de plantas en el mundo) es una sustancia que penetra con facilidad en las células del organismo y estimula la transmisión de los impulsos entre las neuronas.
De hecho, se ha demostrado que una cantidad diaria de cafeína inferior a 300 mg, equivalente a dos o tres tazas de café, tonifica el organismo, alivia la fatiga, retrasa el cansancio y favorece las funciones intelectuales.
Aunque su valor nutritivo es muy bajo porque sólo contiene potasio, magnesio, calcio, cromo y niacina, la cafeína no se acumula en el organismo, sino que se degrada en el hígado y se elimina por la orina entre tres y seis horas después de su consumo. Sus contras
Como tienen un leve efecto diurético, el consumo de grandes dosis puede provocar diuresis (excreción excesiva de líquidos que puede ocasionar deshidratación). Por ello, es de suma importancia que tanto el entrenador como el atleta lo consideren antes y durante una competencia.
Si bien, su consumo frecuente lleva consigo una adaptación, las personas habituadas a la cafeína pueden experimentar síntomas de cansancio, irritabilidad, falta de concentración o dolor de cabeza, esto si no la ingieren en su dosis habitual.
El consumo excesivo de cafeína puede provocar, además de que se presenten frecuencia cardiaca rápida, náuseas, vómitos, intranquilidad, ansiedad, depresión, temblores e insomnio.
Su consumo
Por ser una sustancia ampliamente distribuida entre las bebidas y alimentos consumidos por deportistas, el Comité Olímpico Internacional (COI), ha establecido cantidades limitadas para su consumo.
Aunque depende de cada atleta, el consumo de 100 a 300 mg de cafeína se considera dosis terapéutica. Así que una porción de 5 mg/kg de peso corporal desencadenaría un efecto estimulante y estaría dentro de los límites aceptados por el COI.
Por lo tanto, en los deportistas que creen en el efecto beneficioso de la cafeína, una dosis recomendable y permitida para una persona con un peso de 59 kg (por ejemplo), sería de 295 mg (59 kg X 5 mg = 295), lo que corresponde de dos o tres tazas de café.
Contienen cafeína
En tiendas, supermercados y farmacias se pueden encontrar infinidad de bebidas y productos que contienen, en distinta proporción, cafeína:
– Bebidas deportivas
– Chocolates
– Café
– Té negro
– Té verde
– Refrescos de cola
– Medicamentos (para la tos, analgésicos, supresores del apetito, para el resfriado, etc.)
– Bebidas energéticas
Contenido de cafeína en distintos alimentos y bebidas:
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