Seguramente alguna vez te haz preguntado porqué un maratón tiene un trayecto de 42 kilómetros con 195 metros, esa distancia exacta que parece una medida arbitraria. Bueno, de hecho lo es, pero, ¿de dónde viene y a qué causas responde dicha longitud?
Quizá también haz escuchado o leído la famosa historia, que en el año 490 a. de C. del soldado griego Filípides (algunos lo conocen como Fidipides o Pheidipides) a quien se le encomendó ir a dar la noticia de que habían ganado la batalla de Maratón, por lo que tuvo que correr la distancia entre esta localidad y Atenas, que era más o menos de 40 kilómetros, aunque no se sabe la medida con exactitud.
Varios siglos después llegaron los Juegos Olímpicos de la era moderna y la prueba del maratón se ubicó, desde sus inicios, como la prueba reina y la más espectacular de la jornada olímpica. Pero su distancia era un tanto variable rondando los 40 kilómetros.
La distancia actual…
Desde el año 1924, año en que se realizaron los Juegos Olímpicos en París, quedó oficialmente determinada la distancia que sigue siendo hasta la actualidad. A partir de ese momento quedó definida y reglamentada en 42 mil 195 metros o 26 millas con 385 yardas, que fue lo que midió exactamente la ruta de los Juegos Olímpicos de Londres en 1908.
A partir de ese momento, esta caprichosa distancia se fijó en 42 mil 195 metros (o 26 millas con 385 yardas) como la medida estándar internacional para definir definitivamente la prueba del maratón.
El reporte oficial de los juegos olímpicos nunca dio una explicación del porqué se decidió así, lo que hizo crecer los mitos y los suposiciones en relación a que todo se debió a la Princesa de Gales quería que sus hijos vieran la salida o que la Reina Alejandra quería que la prueba maratónica finalizara frente a su palco en el Great Stadium. Los peripecias…
Los funcionarios encargados de organizar los Juegos Olímpicos encargaron al Comité Olímpico Internacional y al Consejo Olímpico Británico (BOC) para que midieran la ruta que se calculaba entonces en 40 kilómetros.
A su vez el BOC encargó a la Asociación Atlética Amateur (AAA) que midieran la ruta y ésta, por su parte, buscó el apoyo y la asesoría del Politécnico Harriers, uno de sus organismos dependientes.
En primera instancia se concibió la idea de que la carrera partiera del Castillo de Windsor, pasando por las famosas escuelas de Eton y Harow hacia el estadio.
La AAA quería que el maratón arrancara en los campos del Castillo de Windsor, pero por razones prácticas el Politécnico midió la ruta desde el lugar donde se encuentra la estatua de la Reina Victoria, al pie del castillo. Así que la distancia hacia del estadio era de 25 millas, más la vuelta al estadio, es decir, un total de 41 kilómetros.
Las refutaciones…
Esa primera propuesta no fue aceptada y vinieron las objeciones porque se percataron que las últimas millas del trayecto no contaban con las condiciones apropiadas para los corredores, pues el empedrado estaba disparejo.
Jack Andrew, asesor del Politécnico Harriers, hizo ajustes en la ruta y esto significó algunos cientos de yardas más. Finalmente se concluyó que la salida iba a ser en una de las terrazas del lado oeste del castillo, pero no precisamente por un capricho de la Princesa de Gales, sino porque los organizadores quisieron evitar que los espectadores obstruyeran la salida.
Con este ajuste se sumaron 300 yardas al trayecto, lo cual dio un total de 26 millas al principio de la pista que se sumó la vuelta al estadio (586 yardas y 2 pies) y finalmente quedó en 42.379 kilómetros.
Más ajustes…
La cosa no quedó ahí, pues los organizadores de los Juegos Olímpicos decidieron realizar un nuevo ajuste para recortarlo, de tal suerte que la meta quedó justo en frente del palco real.
Tanto los detalles de esta ruta como el mapa que se encuentran resguardados en los archivos del Politécnico Harriers confirman que la distancia del maratón se definió el 25 de abril de 1908.
No obstante, la primera ocasión en la cual se corrió el primer maratón de 42 mil 192 metros (la distancia oficial que se utiliza hasta ahora) fue en los Juegos Olímpicos de Londres el 24 de julio de 1908. El dramático final…
En aquella mañana del 24 de julio de 1908 arrancó el maratón, sin imaginar el desenlace. Y es que en esta primera carrera, misma que ganó Dorando Pietro de Italia, seguido de Johnny Hayes de Estados Unidos y Tom Langboat de Canadá, fue dramática.
Si bien Pietro entró al Great Stadium en primer lugar, más tarde una fotografía reveló que el corredor italiano fue auxiliado por los oficiales antes de llegar a la meta. Por tal motivo, fue descalificado por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos.
Así que Johnny Hayes, quien cruzó la meta en segundo lugar, obtuvo otro, mientras que Tom Langboat se hizo acreedor a la plata. Y como Pietro, era finalmente el mejor corredor del mundo, se le entregó la copa de la Reina como premio de consolación.