Imaginemos: llegas a la meta y todos te miran. El silencio es fúnebre. En tu semblante cabe toda la desilusión del universo. Terminaste en un tiempo y posición que nunca esperaste. La gloria no es tuya. Tu excesivo entrenamiento de meses tirado a la basura. La esperanza acumulada durante los días previos a la competencia se diluye fugaz, con la velocidad que no pudiste alcanzar en la carrera. Adiós primer lugar, medalla y reconocimiento. Adiós proyecto de vida. Es difícil de asimilar. No puedes entender qué falló. ¿Qué hiciste mal, si entrenaste hasta desfallecer?
El sobreentrenamiento es un padecimiento causado por la repetición excesiva de esfuerzos que superan la capacidad de asimilación de nuestro organismo. Hacer mucho más de lo necesario. Las consecuencias se reflejan en que no podemos responder al estímulo del entrenamiento: mientras más se entrena, más bajo es nuestro rendimiento. Lo difícil, en todo caso, es saber reconocer cuándo estamos a punto de cruzar el límite entre un entrenamiento intenso y un sobreentrenamiento.
Hoy no son pocos los deportistas a los que para comenzar su entrenamiento les falta motivación, incluso actúan con apatía; si eso ocurre de forma aislada no tienen de qué preocuparse, pero si es una constante, puede ser que estén pasando por una etapa de sobreentrenamiento, y tanto sus ganas como su rendimiento comienzan a ir en picada, y todo ello conduce al estancamiento o retroceso de su progreso deportivo. Las consecuencias, incluso, pueden alterar emocionalmente al deportista.
Es importante que todos nos mantengamos en auto observación constante, pues el sobreentrenamiento no es repentino, sino que se va anunciando por medio de ciertos síntomas. El atleta sobreentrenado se vuelve lento y débil, pierde resistencia y tiene variaciones radicales en su peso corporal. En la parte psicológica, su actitud demuestra angustia, ensimismamiento y desinterés por lo que antes llamaba su atención, síntomas que podrían llegar a confundirse con los de una crisis depresiva. ¿Cómo detectar el sobreentrenamiento?
La fatiga es una sensación aguda de cansancio que desaparece con el descanso. Sentir agotamiento después de una sesión de entrenamiento es lo más normal para un deportista. Sin embargo, el problema se presenta cuando la fatiga no desaparece, aún después de periodos de inactividad física. El sobreentrenamiento, entonces, es el estado de fatiga y bajo rendimiento que se presenta a consecuencia de la práctica deportiva excesiva y continua durante largos periodos de tiempo. A veces más ejercicio no es lo mejor. Recuerda que cuando los músculos se ejercitan, se producen microscópicas lesiones en ellos que necesitan tiempo para recuperarse y, a medida que se regeneran, incrementan su masa y se tonifican.
Además, el sobreentrenamiento provoca que nuestro organismo no pueda efectuar correctamente la síntesis proteica ni desarrollar de forma óptima el tejido muscular, por lo que la energía que genera el cuerpo es mínima, lo que podría acarrear lesiones, altos niveles de estrés y un mayor desgaste de las articulaciones.
Existen síntomas particulares que funcionan como avisos de emergencia de tu organismo para que te detengas a revisar tus rutinas y la intensidad del entrenamiento. Si con frecuencia padeces cansancio crónico, insomnio, pérdida del apetito, falta de entusiasmo por el entrenamiento, recuperación lenta después de cada sesión, dolor crónico de articulaciones y músculos, y un aumento considerable de la frecuencia del pulso matinal, es importante que analices y reestructures tus hábitos de entrenamiento.
¿La solución?
Si bien el padecimiento es severo y afecta gravemente a los deportistas, el sobreentrenamiento es fácil de revertir. Basta con estructurar de una manera diferente tus sesiones de entrenamiento, variando aparatos, ejercicios, rutinas y lugares. A continuación, te presentamos algunos consejos para prevenir y revertir el sobreentrenamiento:
• Las rutinas son buenas, pero procura variarlas, así como el horario y los recorridos de tu entrenamiento
• Durante la preparación de una competencia, aunque la euforia te provoque subir la intensidad, deja también dos o tres días para un descanso total, físico y mental
• Procura dormir un mínimo de 8 horas diarias
• Tus entrenamientos no deben ser de más de 1 hora por sesión
• No saltes algunas comidas y pretendas compensar en otras
• Entre cada sesión de entrenamiento deja pasar 48 horas para que tus músculos se regeneren
• La hidratación es una parte esencial para mantener un ritmo de entrenamiento eficaz. Un mínimo de dos litros por día es lo ideal, pues la sobrehidratación también es un problema
• Si realizas ejercicio aeróbico, que sea máximo 3 veces por semana
• Una alimentación a base de carbohidratos es imprescindible para no vaciar los depósitos de glucógeno muscular y detener el desarrollo del músculo
• Trabaja tu abdomen máximo 3 veces por semana
El sobreentrenamiento es peligroso pero controlable. Puedes tener momentos de éxtasis en los que sientas que puedes entrenar hasta niveles impensados, pero son precisamente esos arrebatos en los que excederte será contraproducente.
Ya sea que tengas algunos años de experiencia o estés iniciando, lo mejor es asesorarte y llevar un meticuloso control de tus rutinas y descansos. La mejor forma de lograr los resultados que deseas, es ser paciente y constante.