¿Qué haces cuando la mayor actividad de participación pacífica en la historia de la humanidad descubre de repente que es potencialmente una fuente letal de infección masiva?
¿Cómo puedes servir a una comunidad que se define a sí misma por grandes multitudes que animan a enormes multitudes cuando es inseguro e ilegal reunir a más de seis personas?
¿Cómo sobrevives financieramente cuando tu evento no puede ser realizado?
¿Y cómo puedes mantener ¡vivo! el “espíritu positivo” un año que fue planeado para ser una gran fiesta de celebración del 40 o 50 Aniversario cuando para la mayor parte el mundo el año es un largo espacio en blanco?
La 40ª. edición del Maratón de Londres encontró respuestas que fueron creativas y triunfantes:
* Lograron convertir las carreras Elite en un espectáculo especial para televisión en un circuito cerrado de diecinueve vueltas alrededor de St. James Park.
* Solo se admitieron espectadores con siluetas de cartón a prueba de virus, con la Reina Isabel II y otros personajes en varios puntos del recorrido.
* Generaron ingresos de las vallas publicitarias de los patrocinadores que se alineaban en ambos lados del circuito y que eran el fondo de cada foto tomada.
* Invitaron a los mejores corredores Elites del mundo, incluidos los dos poseedores del Récord Mundial de Maratón en ambas ramas: Eliud Kipchoge y Brigid Kosgei, y fueron recompensados con una cobertura mediática masiva.
* Usaron la Carrera elite re-concebida para impulsar la mayor carrera virtual global hasta el momento, un incentivo para que 43,000 corredores en 109 países del mundo registraran sus tiempos y distancia de 42.195 km en sus propios vecindarios. Una estricta “ventana” de 24 horas creó el enfoque, de modo que los corredores de cada ciudad y pueblo inglés compartieran el clima “miserable” del día con las élites de Londres.
Desde Chipping Norton hasta Chile, amigos y familiares salieron a echar “porras” (respetando el distanciamiento social), a los miles de corredores que hacían su propio maratón desde casa. Muchos de ellos disfrazados vestidos con sus disfraces, y la contribución anual de caridad, orgullo del Maratón de Londres, fue casi indemne. Se informó que un dinosaurio que corría en la ciudad de Gloucester había recaudado muchos miles de libras para una organización benéfica infantil.
El director del maratón, Hugh Brasher, contra todo pronóstico, tuvo quizá su mejor momento y rindió homenaje al “espíritu indomable” de la comunidad de corredores.
En cuanto a las carreras que se desarrollaron en el histórico St. James Park, fue un día en el que el virus no fue el único recordatorio de nuestra vulnerabilidad humana o el valor de inspiración de lo que los humanos pueden lograr. Son las historias de cada uno de los atletas que participaron las que permanecerán.
La historia principal, por supuesto, fue la de Eliud Kipchoge, quien, finalmente, fue vencido. El gran favorito también es un ser humano. A mitad del maratón empezó a perderse en el grupo y, definitivamente, no estaba al mando del grupo, como suele hacerlo normalmente. Cuando Shura Kitata empezó a acelerar el paso y llegó el momento de responder, Kipchoge (como la mayoría de nosotros cuando corremos maratón), no respondió. ¿Por qué razón? Al terminar la carrera y en una entrevista Kipchoge explicó que su oído quedó obstruido y eso lo desconcertó por completo y no pudo responder. Podría haber sido la lluvia tan fría y las muchas esquinas del recorrido.
“Me pregunto si el constante giro a la derecha tiene algo que ver con los calambres de Kipchoge. El giro más natural es en el sentido contrario a las agujas del reloj, solo pensando lateralmente”, me envió un correo electrónico el entrenador de Nueva Zelanda Sam McLean mientras Kipchoge retrocedía.
Si recordamos la final de los 5,000 m planos en el Campeonato Mundial de Atletismo de París 2003, hace 17 años, Eliud Kipchoge ganó la medalla de oro deteniendo el crono en 12:52.79, el segundo lugar fue para Hicham El Gerrouj, y en tercero Kenenisa Bekele. El nombre de El Gerrouj ahora parece tomado de la historia antigua. Sin embargo, Kipchoge y Bekele han estado compitiendo a este nivel todos los años durante 20 años (ambos fueron Campeones Juveniles), y fueron anunciados una vez más como los mejores corredores del mundo para esta carrera, hasta que Bekele se retiró tardíamente por una lesión. Incluso el héroe más grande está sujeto a mutabilidad. Es un privilegio para nosotros haberlos presenciado en su mejor momento.
Kipchoge volverá a correr y seguramente seguirá contribuyendo al deporte, con esa mezcla rara de logros, talento y gran inteligencia. Pero, probablemente, lo mejor ya pasó. “Adiós, un largo adiós a toda mi grandeza”, escribió Shakespeare lamentándose por ese momento final. Y si Kipchoge o Bekele regresan para ganar el Maratón Olímpico el próximo año, estaré encantado de comerme las obras completas de Shakespeare en disculpa y penitencia.
La segunda historia, Shura Kitata. “Cuando un árbol cae, otros crecen hasta alcanzar la grandeza”. El momento es perfecto para este éxito. En el Maratón de Londres del 2018, Kitata, con 21 años de edad, fue un segundo lugar desafiante para Kipchoge, después de afilar sus dientes al ganar el Maratón de Roma y Frankfurt en 2017. Volvió a ser segundo detrás de su amigo de entrenamiento Lelisa Desisa, en el Maratón de Nueva York en 2018. Antes del Maratón de la ciudad de Nueva York en 2019, su entrenador, Haji Adilo, me dijo que él era la mejor esperanza de Etiopía y predijo un récord de carrera. Pero Kitata corrió entonces como un novato, saliendo demasiado rápido, corriendo solo, un ritmo indisciplinado y perdió su oportunidad cuando el grupo lo atrapó.
Él tiene una razón extra personal para hacerlo bien esta vez en Londres. Adilo, quien no solo es uno de los mejores entrenadores, sino también una figura paterna muy importante para sus atletas en Addis Ababa, no pudo hacer el viaje a Londres porque dio positivo de Covid-19.
“Voy a llevar mi medalla de regreso a mi entrenador, quien está en Etiopía”, fue lo primero que dijo Kitata después de ganar en un impresionante sprint final contra Vincent Kipchumba.
La tercera historia, ¡Qué carrera la de Sara Hall!, fuerte desde el principio, avanzando hasta llegar en segunda posición solo detrás de la recordista mundial Bidget Koskei. Como Kitata, Hall nos demostró que no debes rendirte después de un fracaso. Ella alcanzó un nuevo nivel en septiembre pasado, en Berlín, 5° lugar en 2:22:16, pero luego se quedó sin el equipo olímpico de Estados Unidos en las pruebas de Atlanta, profundamente decepcionada, pero consciente de que aún podía seguir adelante y arriba, con las agallas en su lugar. Este segundo lugar en Londres en 2:22:01 es ahora su mejor Marca personal por 15 segundos menos, y una repetición de su astuto Split negativo en Berlín.
Además, a sus 37 años, Hall se beneficia por una vida plena y balanceada, con su esposo y entrenador Ryan y sus cuatro hijos que la pareja ha adoptado.
“Es bueno pensar en algo más que no sea ti mismo. Cuatro niños necesitan mucha atención y eso da un enfoque y un propósito adicional para justificar el compromiso de correr”, dijo el año pasado.
Como siempre, hay muchas otras historias para disfrutar: Molly Seidel confirmando su calidad Olímpica con el 6° lugar mejorando su marca personal por 2 minutos en 2:25:13, o la sorprendente Aussie Sinead Diver, nacida en Irlanda, quien a sus 43 años de edad corrió en 2:27:29 para llegar en 8° lugar, siguiendo el ritmo de los recuerdos de Joyce Smith y Priscilla Welch, estrellas masters en Londres anteriormente.
Pero más que nada este día fue una prueba del espíritu indomable de correr, lo que me hacer terminar con el corredor de más edad de este maratón virtual, el competidor de Irlanda del Norte Ken Jones de 87 años de edad, quien corrió su maratón cerca de su hogar en Stratbane, en County Tyrone.
“No tengo planes de retirarme”, dijo Jones. Y eso es la misma realidad, al parecer, del deporte del running.
Por Roger Robinson para: www.podiumrunner.com
Traducción y edición por Claudia Plasencia para: www.asdeporte.com