Muchas investigaciones clínicas y experimentales han estudiado la función menstrual y las variaciones fisiológicas que pueden producirse durante un ciclo menstrual normal, sin embargo, no existen evidencias concluyentes que sugieran que la función menstrual afecte al rendimiento físico. Con pocas excepciones (tales como dismenorrea aguda), el rendimiento físico no se altera por causa de la fase menstrual. No obstante, algunos bioritmos fisiológicos y psicológicos tienen influencia suficiente sobre el rendimiento.
Existe posiblemente, una fase del ciclo en que una deportista en particular puede ser más o menos eficiente, pero las diferencias son tan pequeñas que en la actividad cotidiana no resultan apreciables. En niveles de rendimiento de elite, estas ligeras variaciones pueden ser más significativas. Algunas mujeres deportistas son más sensibles a estas pequeñas diferencias que otras, pero en frecuentes ocasiones, esas afecciones pueden llegar a tener un peso más psicológico que físico, debido a las creencias o conceptos que una mujer tenga con respecto a la menstruación.
Muchas de las actitudes con respecto a la menstruación son extremadamente negativas y basadas en conceptos erróneos referentes a la naturaleza de la función menstrual. Un mejor conocimiento sobre este tema haría mucho para mejorar tales actitudes, que pueden influenciar al rendimiento deportivo.
Las sociedades primitivas no fueron siempre bondadosas con la mujer menstruaste. Con frecuencia se le trató como sucia, y durante siglos persistieron las supersticiones y tabúes alrededor de esta función fisiológica completamente normal.
Afortunadamente, hemos superado la era en que la menstruación era vista con aprensión e incluso, algunas veces, como un hecho sobrenatural. Todavía hoy en día, las actitudes predominantes con respecto a la menstruación son menos que positivas. Sólo hay que considerar los eufemismos que empleamos para describir la menstruación para comprenderlo. En lugar de hablar libremente sobre las menstruaciones, decimos que nos ponemos enfermas, nos llegó la maldición, hablamos de nuestro periodo, la regla, o una visita de Andrés. Todo esto atestigua la carga o la incómoda molestia de la menstruación. Por lo tanto, la mujer hoy en día, aún cuando sabe que la menstruación no es incapacitante física, ni psicológicamente, ha heredado versiones modernas de mitos, tabúes, y supersticiones antiguas. En consecuencia resulta plausible que una chica menstruaste puede incluso hoy, ser excusada de las clases de educación física o de los deportes en la escuela, o a ser dispensada de tomar una ducha o no autorizada a meterse a la piscina. Las probabilidades son de 1 contra 7 de que una mujer no embarazada en edad de menstruar esté menstruando en un determinado día. Además, resulta virtualmente imposible programar las competencias deportivos de manera que ninguna de las participantes este menstruando… Imagínate que tuvieran que esperar a que coincidiera que ninguna mujer estuviera en su fase menstrual para organizar unas Olimpiadas o, decidir dejar de competir en un evento deportivo muy importante porque justo tu estarás en tu fase menstrual el día de tu prueba. Por esta razón, algunas participantes en competiciones pueden desear alterar sus ciclos menstruales para poder competir en un momento más ventajoso.
La creencia ocasional de que el ejercicio vigoroso puede ser perjudicial durante el flujo menstrual no parece tener fundamento. La actividad física no es un factor causante de la dismenorrea o de otras incomodidades menstruales y ciertamente no resulta dañino para las funciones del parto. En consecuencia, todas las costumbres antiguas, supersticiones o temores de sufrir daños deben ser descartados. Si una chica entrena durante todas las fases de su ciclo menstrual, debe ser decisión a tomar por ella misma. De ningún modo se le debe forzar a actuar en un sentido u otro.
Con frecuencia una actitud pobre hacia la menstruación es pasada de madre a hija. Con bastante frecuencia, las niñas piden ser dispensadas de la actividad física durante el flujo menstrual (o sus madres lo piden por ellas). Una buena forma de afrontar el problema por parte del profesor de educación física o del entrenador, es preguntar a la niña si se siente realmente mal. Si ella tiene una seria dismenorrea, se le debe enviar al personal médico de la escuela. Si no la tiene (que es el caso más probable) o si sólo se siente vagamente incómoda, se le puede decir que se vista para la actividad y participe en la medida en que se sienta capaz. Lo más probable es que ella esté jugando con la misma energía que cualquier otra antes del final de la clase o periodo de práctica. Es más probable que una niña desarrolle una actitud positiva hacia el ejercicio durante las menstruaciones, si no se siente incómoda en modo alguno como resultado de su participación. Además el profesor, debe dar total libertad a la niña para abandonar la actividad y poder atender su higiene personal. Existen pocas razones para evitar la actividad física durante la menstruación. No parece existir evidencia alguna que sugiera que la actividad física deba restringirse (incluida la natación) durante la menstruación.
Los síntomas premenstruales y menstruales tales como orinar con frecuencia, aumento del peristaltismo (causante de irregularidades intestinales temporales), inflamación abdominal, tensión mamaria, dolores de espalda, dolores de cabeza y aumento temporal de peso por la causa de la retención de agua, pueden o no interferir con el rendimiento.
Por todo lo anterior, como verán, SÍ es posible hacer ejercicio durante la menstruación, muchas atletas lo hacen y esta es una actitud sana y positiva. Definitivamente, la menstruación es una función fisiológica normal de la mujer.
Wells L,Christine. MUJERES, DEPORTE Y RENDIMIENTO (perspectiva fisiológica) Volumen 1. Ed. Paidotribo. Barcelona, España. pp.121-165.