Diez personas que sobreviven con dificultad pueden estar contentas cada vez que una persona decide ser donante.
Sin embargo, quienes están dispuestos a regalar sus órganos escasean cada día más. A nadie le gusta pensar en su muerte. Pero ese día llegará inevitablemente y quizás sea fuente de vida para otros.
Muchas personas se encuentran en la lista de espera, en hospitales y clínicas, un órgano que les salve la vida.
Sólo 20 mil de los 100 mil mexicanos que requieren de un órgano o tejido para mejorar su salud podrán disponer de él para mejorar su calidad de vida, ya que el establecimiento de la cultura de donación todavía se encuentra en etapas iniciales. ¿Cómo ayudar?
La falta de información y los mitos generados en torno a la transferencia de órganos ha hecho que 80 mil potenciales receptores mexicanos vean alejada la posibilidad de mejorar su calidad de vida, ya que por estas razones no están inscritos en el Programa Nacional de Donación, el cual les abriría el abanico de esperanza.
En México, el número anual de muertes por problemas que pueden resolverse con trasplante de algún órgano o tejido es considerable: enfermedades renales (del riñón), 8 mil; cardiovasculares (del corazón), 90 mil; hepáticas (del hígado) 45 mil.
hasta 1999 se efectuaron 70 trasplantes de corazón, pero sólo en el año 2000 fueron 7 y en 2001, 35, lo que indica que la población poco a poco responde favorablemente. Lo anterior se corrobora al contemplar las cifras en la sustitución de hígados, los cuales se habían efectuado hasta 1999, 117, en 2000 fueron 27 y en 2001, 57. Somos virtuales donadores
Como donadores se reconocen dos tipos, vivos y cadavéricos, ubicando en esta última categoría a quienes sufren de paro cardiorrespiratorio o muerte cerebral, entendiendo esto como el proceso irreversible en que dejan de funcionar talle y tronco cerebral, es decir, el cerebro está muerto, pero el corazón sigue latiendo, y tardará entre 48 y 72 horas en que este último y los demás órganos dejen de tener actividad.
La muerte cerebral puede deberse a traumatismo craneoencefálico (golpe severo en la cabeza), herida por arma de fuego, tumores, hemorragias o infarto cerebrales.
Corazón, hígado y riñón se pueden donar desde los dos meses de vida, pero existe un limite: hasta los 55 años de edad en los dos primeros y en el tercero hasta 75. Ahora bien, el receptor no debe cumplir necesariamente con la misma edad que el donante, pues hay casos en que una persona de 30 años de edad puede ceder un riñón a un niño, sin problemas; pero, es claro que a mayor edad la condición del órgano cedido estará más afectada.
Para que la donación cumpla con el objetivo de mejorar la calidad de vida del receptor, debe haber compatibilidad del órgano por parte de quien lo recibe, así como del tipo de sangre. Prácticamente la única restricción para donar órganos es padecer de una enfermedad infecciosa de alto contagio, como VIH (productor del sida). Una vez retirado órgano o tejido debe conservarse en una solución preservadora, \”que en México sólo se consigue en instituciones gubernamentales (se importa de Alemania o Estados Unidos, pues no se fabrica en México) y no está al alcance de la población en general; el litro de este líquido tiene un precio de $4,000.00, y en el caso de proteger un hígado se requieren de 4 a 8 litros. El tiempo de vida del órgano es limitado, además de que debe tenerse preparado al posible receptor y tomar en cuenta la posible incompatibilidad, así que es prácticamente la comercialización de órganos\”.
Decídete a ser un donador y platica tu decisión a tus familiares y amigos, para que llegado el momento sepan qué hacer.