Quienes practicamos algún deporte, lo hacemos, en principio, por gusto. Porque queremos hacerlo, porque nos gusta X deporte. O acaso ¿alguien nos obliga a practicarlo?… Sin embargo, pese a lo mucho que nos pueda gustar el deporte o actividad que practicamos, en algunas ocasiones nos cuesta trabajo entrenarlo. Y a veces es básicamente por falta de motivación, algo que nos mueva a seguir entrenando.
Pero cuando de competencias se trata, es diferente. Competir es algo que, a la mayoría de los corredores, nos encanta. ¿A quién no le gusta la idea de correr en una carrera después de un día de descanso?
Por el contrario, es más lo difícil encontrar la motivación para entrenar de lunes a viernes, antes o después de ir al trabajo, ¿cierto?…
Cualquier corredor, hasta el más motivado, en más de una ocasión siente que no tiene ganas de entrenar un día en concreto. Los motivos pueden ser múltiples y muy variados: a veces, por cuestiones relacionadas con el clima o las condiciones meteorológicas (que si hace mucho calor, que si llueve…), o bien, debido a la dureza de la sesión de entrenamiento, por falta de recuperación, por echar en falta algo de compañía, y así por muchos motivos.
El hecho es que a veces el corredor no siente suficiente motivación por un objetivo concreto, que podría ser una sesión de entrenamiento, una competición o una actividad (como realizar ejercicios de fisioterapia, cuidar la alimentación, etc.). En cierto modo, se podría comparar con una planta que deseamos que crezca en un espacio de tierra. Para que esa planta se desarrolle son necesarias varias condiciones que no se relacionan sólo con la calidad de la planta, sino con el cuidado que le demos cada día, todos los días.
La motivación requiere de alguna manera un poco o un mucho de cuidado diario. Esto no afecta necesariamente la naturaleza de la motivación, puesto que el deseo final del corredor puede mantenerse intacto aunque un día no salga a entrenar como tenía previsto, pero de la motivación del día a día depende en gran medida la calidad del trabajo en cada una de las sesiones.
Así se entiende que un corredor, aunque sienta mucha motivación por el maratón, algunos días no esté tan fino como otros y no realice un buen entrenamiento, le provoque volver a casa cuanto antes o se salte una sesión buscando alguna excusa. Sin embargo, cuidar los pequeños aspectos que hacen percibir al corredor algún beneficio diario extra, puede contribuir a mejorar su motivación de cara al día a día y aportar, en definitiva, mayor adherencia y calidad a los entrenamientos, aumentando así su posible rendimiento.
Comprender cuáles son los pequeños detalles que ayudan a hacer más agradables los entrenamientos podría ser muy útil para fomentarlos y mantenerlos. Entre estos aspectos podrían estar las cuestiones relacionadas con la amistad o las relaciones personales, realizar una actividad al aire libre, el alivio del estrés o cualquier otro tipo de recompensas diarias que pudieran existir.
En los días y horas previos, teniendo en cuenta la información sobre su propio estado físico que le proporcionan los entrenamientos y otras sensaciones, el corredor suele establecer uno o varios objetivos que le sirven de guía. Por lo general, suelen ser cuestiones relacionadas con hacerlo bien, competir y ser reconocido socialmente, dependiendo de sus circunstancias.
La fatiga que se puede llegar a percibir durante la carrera, sin embargo, puede hacer que las metas personales varíen antes de finalizar. De ahí que quienes han participado en más de una prueba de maratón conserven siempre un cierto grado de incertidumbre acerca de lo que pueda acontecer durante la carrera.
En este sentido, la motivación específica de cara a la carrera suele ser un elemento que juega malas pasadas a los corredores más inexpertos. Un exceso de euforia suele contribuir a no dosificarse correctamente, o no saber cómo hacerlo, y poner en peligro el resultado del objetivo.
Para que los corredores puedan recibir asesoramiento sobre el estado de su motivación, así como de otras variables que se relacionan con ésta, en algunos club u organizaciones hay equipos de psicólogos expertos que ayudan cada año a miles de corredores.
Generalmente para este asesoramiento se suele utilizar algún cuestionario específico para variables psicológicas implicadas en el rendimiento deportivo, como la mencionada motivación, y se basa en una conversación sobre los objetivos, el plan de entrenamiento que se ha seguido y el estado del corredor.
Si tienes la oportunidad de conocer algún Psicólogo del deporte o alguien que pueda ayudarte en este aspecto, aprovechalo y ayúdate a tí mismo a motivarte para entrenar mejor. Porque, ciertamente, sin motivación en cualquier deporte o actividad, los resultados no son los mejores.
¡Motívate a tí mismo!