Hace ya un mes entró el Otoño (21 septiembre), y los cambios de temperatura se empiezan a sentir. Al terminar el verano comienza a amanercer más tarde y a obscurecer más temprano, por lo que a nuestras actividades les restan menos horas de sol, lo que, hasta cierto punto, podría aumentar el desgaste físico y mental tanto para los adultos como para los más pequeños. Así como empezamos a cambiar nuestra ropa de verano para usar la de invierno, así también necesitamos modificar un poco nuestra alimentación de forma que aporte la energía necesaria para potenciar nuestras defensas. Recordemos que los resfriados, gripes y problemas respiratorios, afecciones pulmonares o de bronquios suelen aumentar en esta época debido a las temperaturas más bajas, la lluvia y el viento frío.
En esta época del año debemos incluir en nuestra dieta diaria la fruta de la temporada. Frutos de sabor intenso y una buena dosis de vitamina C. Los alimentos de temporada son importantes para nuestra salud por la frescura con la que llegan a nuestra mesa, además, una de sus ventajas es que ofrecen todos sus nutrientes, no tienen conservadores ni se exponen a cambios bruscos de temperatura. Gracias a que requieren menos esfuerzos químicos para su producción, son mucho más económicas y se pueden obtener en los mercados de mano de pequeños productores. Por si fuera poco, sus sabores están más acentuados y desarrollados.
Entre las furtas que podemos disfrutar durante el Otoño están:
Naranja: Es la estrella de la temporada, ya que madura en el Otoño y dura hasta bien entrada la Primavera. Aporta grandes cantidades de Vitamina C que ayudan a reforzar las defensas contra los resfriados comunes de la época. Contiene ácido fólico y minerales como el potasio, magnesio y calcio. La naranja ayuda a depurar las toxinas y a eliminar el ácido úrico.
Limón: Al igual que la naranja, son frutas de tiempo frío, pero las puedes encontrar durante todo el año. Es la fuente de Vitamina C más conocida ya que refuerza las defensas del organismo para evitar enfermedades. Es un buen cicatrizande, desintoxicante y purificador. La mezcla del zumo de limón, miel y agua caliente ayuda a disminuir la temperatura cuando estás enfermo. Ayuda a metabolizar las grasas y estimular las secreciones biliares. Y si tienes dolor de estómago prepara una infusión de jugo de limón y manzanilla y te sentirás mejor.
Mandarina: Puedes disfrutarla desde finales de septiembre hasta marzo. Es el cítrico más parecido a la naranja pero con una acidez menor y mayor proporción de azúcares simples, lo que la hace una excelente golosina. Es rica en Vitamina A y C y en minerales. Es antioxidante, ayuda a prevenir enfermedades degenerativas y mejora los problemas de hipertensión arterial pues favorece la absorción de grasas en el organismo.
Higo: Fruta dulce que puede consumirse fresca durante el Otoño o seca en Invierno; tiene un alto contenido de potasio y un elevado aporte en fibra, lo que lo hace óptimo para mejorar el tránsito intestinal, es un laxante muy leve. Ayuda a combatir los radicales libres y reduce el riesgo de enfermedades degenerativas, también contiene Vitamina A, lo que ayuda a mantener en buenas condiciones los huesos, cabello y piel.
Membrillo: Es una fruta que se consume en mermelada o en dulce. Contiene Vitaminas A, C, B1, B2 y B3, además de potasio y una pequeña cantidad de fósforo, hierro y calcio; aporta fibra, pectinas y taninos.
Uvas: Ricas en antioxidantes, en Otoño es su mejor época del año. Las uvas rojas previenen enfermedades cardiovasculares y ayudan a dilatar los vasos sanguíneos, además ayudan a reducir el colesterol, disminuyen la presión sanguínea y alivian los dolores estomacales.
Granada: De sabor agridulce y con gran contenido de propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y antienvejecimiento.
Manzana: Por supuesto, es una de las frutas que más se consumen en todo el mundo, hidrata nuestro cuerpo, reduce la acumulación de líquidos, contiene fibras solubles e insolubles y su cáscara tiene pectina, que protege la mucosa intestinal.
Pera: Una excelente fuente de Vitamina C y E, fibra y potasio; es una fruta de fácil digestión que brinda energía, reduce la presión arterial y promueve la digestión.
Kiwi: Fruta originaria de un valle en China, fue llevada a Nueva Zelanda en donde se hizo muy popular y se produce en grandes cantidades. Ahí fue que se le denomino “kiwi” por su parecido al pájaro homónimo popular en Oceanía. Es rico en antioxidantes y Vitamina C, conteniendo mayor porcentaje de ésta que la naranja y el limón (98 mg por cada 100 g). Ayuda a combatir el estreñimiento y la retención de líquidos, mejora la digestión y la circulación de la sangre, favorece el sistema inmunitario y combate la anemia.
Arándanos: Su mejor momento es en septiembre y octubre, ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares y diabetes, provoca mejoría si estás resfriado y fortalece las defensas, entre muchos otros beneficios.
Frambuesa: Tiene su mejor momento desde finales de agosto y hasta principios de noviembre. Aporta gran cantidad de reguladores, antioxidantes y Vitamina C a nuestro organismo, además, se compone de calcio, hierro, potasio y magnesio.
Además de las frutas, los Frutos secos también son una excelente opción durante el Otoño e Invierno: son ricos en antioxidantes y una buena fuente de energía, además son muy fáciles de conservar y trasladar; entre todas las opciones disponibles podemos mencionar las castañas, avellanas y nueces.
Y para completar nuestros buenos hábitos en Otoño, es conveniente dormir de manera adecuada y suficiente, abrigarse bien y continuar haciendo ejercicio, eso sí, si está demasiado frío quizá sea mejor optar por ejercitarse bajo techo en lugar de al aire libre.