“Es más fácil prevenir malos hábitos que terminarlos” -Benjamín Franklin.
Y tú, ¿estás todavía a tiempo para instaurar buenos hábitos en tu familia y su alimentación o es necesario que termines los malos hábitos que tienen? Quizá es una pregunta que no te habías hecho pero heredarles hábitos saludables es lo único que te debe preocupar.
Seguramente tu vida activa ya es un gran ejemplo para ellos y cuando te ven hacer ejercicio quieren ser como tú. Pues ahora, encárgate de que te vean comer saludable para que lo copien también. Ellos no van a hacer lo que tú no haces, por lo que es tu obligación hacer las cosas correctas. Los hijos son responsabilidad de los padres, así que, ¡a darle! Eso sí, tienes que saber que, para establecer un hábito, la repetición es clave y por eso tienes que comer bien todos los días.
Para iniciar el cambio tienes que, por un lado saber qué están haciendo mal, (busca asesoría de un nutriólogo que te ayude), y por el otro hacer un plan de acción. Tendrás que ir poco a poco y por etapas. El primer paso es elegir un objetivo, ¡uno sólo¡ Porque intentar cambiar todo al mismo tiempo e implementar mil ideas simultáneas no te llevarán a ningún lado y te generará enojo y frustración.
Comienza, por ejemplo, con un “quiero que mis hijos coman verduras”, entonces hazlo tú y ofrécelas diario en casa. Puedes prepararlas de diferentes maneras (obvio sin agregar grasa o azúcar, sin ocultar su sabor con empanizados o salsa) hasta encontrar cuál le gusta a tus hijos y cómo la prefieren cocinada. Eso sí, tendrás que ser constante, paciente y tenaz. Quizá necesites muchas semanas para que tus hijos acepten comerlas y otras tantas para que de verdad las disfruten, se les antojen y te las pidan…, pero sin duda vale la pena.
Una vez instaurado este hábito, deberás mantenerlo y ese será el momento de establecer uno nuevo (sin abandonar el anterior). Puedes pensar en cosas como “que tomen agua sola”, “que moderen el consumo de azúcar”, “que no se excedan en arroz, pasta o tortilla durante la comida”, qué-se-yo. Hay muchas opciones y cada padre y madre sabe lo que sus hijos necesitan y “de qué pie cojea” la familia.
Es importante también mencionar que los buenos hábitos van acompañados de buenas rutinas. Quieres que tus hijos coman bien, debes tu sembrar el terreno para que ellos aprendan. Invítalos a ser parte de este nuevo proyecto de vida, hagan cosas juntos y de manera cotidiana. Si lo haces bien, seguro estarán entusiasmados y motivados.
Pueden, por ejemplo, hacer la lista de la compra todos juntos, así en casa habrá las cosas que les gusta comer. Obvio, tú eres el adulto que marca los límites y hace las propuestas necesarias para que la dieta sea correcta y saludable, pero invitarlos a participar hará que los hábitos sean más atractivos. Pueden también hacer la compra, cocinar, planear menús, hablar sobre el tema cuando estén en la mesa, la clave es tener todo el tiempo presente que la familia está trabajando en conjunto por el bien de todos, que no es algo impuesto sólo por los papás y que no tiene razón de ser.
Finalmente, esos niños algún día dejarán de serlo y necesitan tener las herramientas suficientes para poder hacerse responsables de su salud y de la de su familia, cuando la tengan.
¿Sabías que…?
Para mantener un peso corporal saludable hay que cuidar la alimentación. El azúcar aporta calorías que pueden hacer que los niños ganen peso, se enfermen y tengan caries. Por ello la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda una ingesta reducida de azúcar que no supere el 10% del total de calorías de la dieta y de ser posible, el 5%.
Así pues, si un niño come entre 1500 y 2000 calorías al día, el 10% son 150-200 calorías es decir unos 35g de azúcar blanca. Si tomamos como referencia el 5% serían 75-100 calorías, es decir, máximo 25g al día.
Tips
¿Qué deben comer los niños que hacen ejercicio?
Los niños que hacen ejercicio deben cuidar su alimentación tanto o más que los adultos. Una mala dieta puede afectar no sólo su desempeño deportivo sino su rendimiento escolar y su desarrollo.
He aquí algunas recomendaciones de lo que deben comer los “niños atletas”:
1.- Deben consumir los carbohidratos suficientes pero que sean de buena calidad:
Los niños deben mantenerse al margen de las dietas de moda y comer pan, tortilla, papa, pasta, arroz, elote, camote, quinoa, amaranto, avena, frutas y verduras. En todos estos alimentos encontrarán los nutrimentos que necesitan para tener energía y crecer. Todo lo que tenga alto contenido de azúcar puede excluirse del panorama.
2.- Deben proteger el aporte de proteína:
Todos los días deben consumir huevo, pescado, carne, pollo o lácteos por lo menos en los tiempos de comida principales para garantizar el aporte, también, de vitaminas y minerales.
3.- Deben asegurar el consumo de grasas buenas:
Es decir, de origen vegetal como aguacate, aceite de oliva, semillas y oleaginosas. Una porción pequeña en la comida y otra en cada una de las colaciones será suficiente para cubrir sus necesidades.
4.- Deben beber agua sola:
Los niños deben acostumbrarse a beber agua sola, diario, suficiente. Entre 6 y 10 vasos, dependiendo la dieta y la actividad del niño, puede ser suficiente.
5.- Recuerda:
Los niños no deben hacer dieta sino aprender a comer correctamente y eso lo aprenden de los papás.
Alimento: Leche con chocolate
La leche con chocolate es un excelente recuperador para los niños que hacen ejercicio ya que contiene todo lo que necesitan y en dosis correcta. La clave está en la cantidad que beben.
Un niño que hace más de una hora de ejercicio al día debe recuperarse, por ello con 200 ml de leche con chocolate (o de cualquier sabor) tendrá proteína (5.6 g), carbohidratos (19.6 g) y muy poca grasa (0.8 g), además de vitaminas A, B, D y E y calcio.
Papás, no lo duden, la leche es un súper alimento.