Al igual que en cada uno de los seis maratones que he corrido, mi sentimiento después de cruzar la línea de meta del Maratón de Boston este año, fue de alivio. Sin importar como hayan sucedido los 42 km, siempre estoy agradecida de que mi cuerpo resistiera la distancia y mi mente haya logrado manejar su aversión al sufrimiento. También se siente bien detenerse después de correr tanto.
Una vez que mis piernas se estabilizaron y recuperé el aliento, mi siguiente reacción fue de decepción. Toda la segunda mitad del maratón fue una lucha, y terminé muy lejos de mi lugar y tiempo objetivo desde mi primer Maratón de Boston (17° lugar en 2:36 h, versus las 10 mejores que corrieron debajo de los 2:30). Cualquiera que invierta de todo corazón en algo durante unos meses (o más), sólo para quedarse corto en su única oportunidad, es probable que haya experimentado un sentimiento similar.
Sin embargo, aunque les sorprenda, no habían pasado dos horas después de quitarme los tenis cuando ya estaba pensando en mi siguiente Maratón de Boston. Por supuesto, necesitaba redimirme a mi misma. Y habiendo tenido algunas pocas interrupciones en mi preparación, sabía que sería capaz de hacer mucho más de lo que había hecho. También me entusiasmó lo que podía hacer con mi nueva familiaridad con el recorrido, comodidad con la logística de la carrera y respeto por las subidas que solo teniendo la experiencia de primera mano uno puede manejar.
Y sé que no soy la única corredora que se presiona por el maratón. Cuando termina mi periodo de recuperación después de Boston, comienzo a planear mi próxima temporada de competencias que, por supuesto, incluyen un maratón. Y he estado pensando mucho en esto, he aquí mis especulaciones acerca del por qué el maratón nos anima a volver a correrlo.
El entrenamiento de maratón ofrece un propósito y estructura.
El llamado “post-marathon blues” es una realidad. Ya sea que me haya ido muy bien o muy mal, siempre experimento un periodo de falta de objetivos y desaliento después de una competencia importante. Y es que, seguir una disciplina tan estructurada, en donde todo, desde los alimentos que comes hasta la hora de acostarse, lo que haces, todo se adapta a un objetivo significativo, puede ser discordante. Buscar un nuevo objetivo incluso antes de que esté listo para sumergirme en él, puede ser un poderoso antídoto para recuperarse de ese sentimiento de desánimo después de un maratón.
Los maratonistas son resistentes.
Cualquier persona que se prepara y se dispone a hacer un maratón, debe tener perseverancia. Es lo que nos lleva a aguantar entrenamientos con fuertes vientos, esfuerzos en solitario, carreras largas inexploradas y sesiones difíciles desde el principio. Por lo que, cuando la competencia principal no se desarrolla como esperábamos, es natural que esa resolución salga a la superficie en forma de nuevos objetivos y un calendario de competencias mejorado.
Con una marca personal que todavía se mantiene desde mi debut en el maratón (2:30:41 en el 2013 California International Marathon), me he vuelto bastante hábil para recuperarme. Además de identificar los nuevos objetivos que me entusiasman, me ayuda a replantear las decepciones en el contexto de un trampolín, esto es, cada inmersión me prepara para un rebote más alto en el camino.
La experiencia es un activo
Si bien es cierto que la mayoría de los maratonistas alcanzan su punto máximo a mayor edad que la generalidad de los atletas en otros deportes, eso no significa que tienes que estar en tus 30s para correr tu mejor maratón. La clave está, hasta cierto punto, en que es probable que tu capacidad de resistencia mejore a medida que tienes más kilómetros de entrenamiento, y esto es, sin duda, ganar más experiencia competitiva sobre los 42 km de distancia, y mientras más experiencia, mayor tu habilidad para manejar tanta distancia.
Y como ejemplo y gran inspiración, ahí está Desiree Linden quien logró su primera victoria en el Maratón de Boston en 2018, ¡después de intentarlo en 17 ocasiones!
En un maratón hay tantas variables que tienen que acertar.
Correr un maratón es algo así como entrenar un grupo de nado sincronizado: hay un sin fin de variables que manipular y coordinar, y cuando salen todos juntos, hacen una actuación hermosa. Pero cualquier mínimo detalle podría desordenarlo todo. En el maratón es importante considerar que hay elementos que puedes controlar y otros que tienes que aprender a manejar. Algunos elementos como conocer el recorrido, la estrategia que vas a manejar para el abastecimiento, el ritmo que planeas seguir, todo eso está bajo el control del corredor, y se pueden manejar y ajustar de antemano para que las cosas salgan bien.
Pero, por el contrario, hay otros elementos como las condiciones climáticas, lesiones imprevistas, que el pacer marque un paso equivocado, eso está fuera de nuestro control. Lo que sí podemos hacer es prepararnos de la mejor manera posible, esperar algunas mínimas sorpresas el día de la carrera, y manejar todos esos inconvenientes como mejor podamos resolverlos.
Todos soñamos en ese día pertecto.
Las mismas razones que hacen que el maratón sea tan difícil de correr y requiera tantos meses de preparación y esfuerzo, hacen que, cuando lo logras correr bien, sea inmensamente satisfactorio. No es fácil que todas las variables queden alineadas para que todo salga bien: estar físicamente sano, un cuerpo en forma y bien recuperado, un día fresco y tranquilo con un clima perfecto para correr, que te toquen al lado competidores más o menos de tu mismo nivel para poder trabajar juntos, una estrategia bien planeada y ejecutada, y que la ruta esté bien trazada y en buenas condiciones.
Por lo que, esos días especiales en que los “dioses del maratón” brillan sobre ti para que todo salga bien, has lo que hace Desiree: sigue corriendo. Sigue entrenando y compitiendo, sigue intentándolo, quizá no corras por la “corona de olivos”, pero si lo intentas el tiempo suficiente, es muy probable que alcances tu objetivo.
Por Becky Wade para: www.runnersworld.com
Sobre el autor: Becky Wade nació en Dallas Texas, y se enamoró de la carrera en la Universidad. Para cuando se graduó había calificado 4 veces en el All-American y los Olympic Trails en los 10,000 m y el Steeplechase. Debutó en los 42.195 km en el California International Marathon de 2013 quedando en la posición 17a. con una marca personal de 2:30:41 Es escritora y, durante un año, viajo por 22 países conociendo otros corredores y formas de entrenar, comer y escribir.
www.beckyrunsaway.com
Traducción y edición por Claudia Plasencia para: www.asdeporte.com