Elaborar proyectos es fácil, iniciarlos también. Lo difícil es mantenerlos, soportar el esfuerzo.
“La perseverancia es la virtud de la continuación”. Cada vez se da mayor importancia a la tenacidad. El Departamento de Educación de Estados Unidos ha publicado un documento titulado “Promoting Grit, Tenacity and Perseverance: Critical Factors for Success in the 21st Century”, que se traduciría al español como: “Promoviendo determinación, tenacidad y perseverancia: Factores Críticos para el éxito en el Siglo XXI”, con el fin de enfatizar la importancia de estos factores y revisar los programas existentes para fomentarlos. En el desarrollo de la perseverancia influyen varios aspectos: el contexto social, por ejemplo, (hay entornos que nos hacen desistir del empeño en la tarea), la enseñanza mediante proyectos, el desarrollo de los elementos psicológicos que favorecen la tenacidad (mentalidad hacia el aprendizaje y hacia la propia capacidad de aprender, control del esfuerzo y estrategias para conseguirla).
En este mismo sentido aparece la palabra “Grit” (determinación), un concepto puesto de moda por Ángela Duckworth, que lo define como “la perseverancia y pasión por las metas a largo plazo”. Hace más de cien años Galton coleccionó información biográfica de personalidades eminentes, y concluyó que “la habilidad sola no aseguraba el éxito en ningún campo”. Tenía que ir acompañada del trabajo duro. Cox, por su parte y después de analizar las biografías de trecientos y un creadores eminentes, concluyó que a niveles semejantes de cociente intelectual, los rasgos que predecían el éxito eran: “Persistir en lo que los motiva y esforzarse, confianza en sus habilidades y gran fuerza o fortaleza de carácter” (“Persistence of motive and effort, confidence in their abilities and great strength or forcé of character”). Es decir, factores que tenían que ver con la energía.
Tras estudiar detalladamente la biografía de Darwin, Einstein y otros genios, Howe llegó a la conclusión de que “la perseverancia era al menos tan crucial como la inteligencia”. Darwin, por ejemplo, reconocía que no podía estar concentrado mucho tiempo y tenía, por ello, que esforzarse más. Y Einstein afirmaba que no era más inteligente que los demás, sino que simplemente había dedicado más tiempo a problemas. En un interesante libro titulado “Where good ideas come from”, Steven Johnson desmonta la mitológica creencia de que las grandes obras aparecen de pronto, cuando en realidad son el resultado de minuciosos y pequeños progresos y tanteos.
La personalidad es la última razón de las diferencias, por lo que la elección de la personalidad va a ser el proyecto definitivo de los adolescentes.
Y, ¿por qué van a interesarse los adolescentes en el esfuerzo?… Por su interés en alcanzar su meta, por su afán de ser preciados, por su búsqueda de premios y por una razón que nos da Duckworth: “Self discipline is empowering”, que se traduce como: “La autodisciplina está fortaleciéndose”. El adolescente desea adquirir su autonomía y la autodisciplina se la concede.
Fuente:
Tomado del libro “El talento de los adolescentes”, escrito por José Antonio Marina.