Comer pan

Alrededor del pan se han generado un sinfín de mitos que le atribuyen, por sí solo, la característica de un producto que engorda. De hecho, cuando una persona decide comenzar una dieta, entre sus principales decisiones estará el omitir de su alimentación el pan, por considerarlo innecesario. Sin embargo, el pan, como gran parte de los cereales, es indispensable en la dieta de los seres humanos, por su contenido de carbohidratos y el aporte de energía que ofrece.

A continuación, te presentamos las verdaderas características del pan, su composición, variedad y múltiples beneficios:

• En realidad, los ingredientes para hacer el pan tienen un contenido en grasa muy reducido, o incluso nulo en algunas variedades, como la marraqueta o el pan italiano. Esta ligera cantidad calórica no implica ningún peligro para la dieta que estés manteniendo: 70 Kcal, lo mismo que una manzana.

• Comer pan es una magnífica estrategia para calmar el hambre durante el día, ya que los carbohidratos que contiene se liberan en dosis paulatinas, lo que ayuda a inhibir los espasmos de hambre.

• En su variedad de harina integral, por su alta concentración de fibra, el pan contribuye a una correcta digestión y al buen funcionamiento de nuestro organismo. Además, sirve como agente regulador del metabolismo.

• Por su elaboración a base de harina, el pan contiene vitaminas y minerales imprescindibles para ayudar a evitar algunas enfermedades crónicas. Su aporte de ácido fólico es muy importante para ayudar a disminuir la incidencia de enfermedades cardiacas y ciertos tipos de cáncer.

• Dependiendo de lo que agreguemos al pan, será el contenido calórico total que consumiremos. Mantequilla, jamón, queso o embutidos suman muchas calorías extra al pan, y podrían dispararse de 70 hasta 230.  - 1 • El aporte de fibra es esencial para controlar nuestro peso y reducir la sensación de hambre.

• En el pan, además, se concentran vitaminas B1, B2 y B3, que ayudan a mantener una piel sana, y funcionando correctamente el sistema digestivo y nervioso.

• Si combinamos el consumo adecuado de pan con una dosis suficiente de ejercicio, el resultado será una mejor metabolización de los hidratos de carbono, lo que permitirá aprovechar mejor la energía que el pan aporta.

• Sin ningún problema, podríamos sustituir golosinas por pan, ya que contiene menos grasa, produce una sensación de saciedad y aporta energía

A manera de conclusión, podemos decir que lo que engorda no es el pan, sino lo que nosotros ponemos de relleno o las cantidades exageradas que ingerimos. El pan, por sí solo, es una importante fuente de energía. NULL

Problemas del sobreentrenamiento ¿Cuánto es demasiado?

Imaginemos: llegas a la meta y todos te miran. El silencio es fúnebre. En tu semblante cabe toda la desilusión del universo. Terminaste en un tiempo y posición que nunca esperaste. La gloria no es tuya. Tu excesivo entrenamiento de meses tirado a la basura. La esperanza acumulada durante los días previos a la competencia se diluye fugaz, con la velocidad que no pudiste alcanzar en la carrera. Adiós primer lugar, medalla y reconocimiento. Adiós proyecto de vida. Es difícil de asimilar. No puedes entender qué falló. ¿Qué hiciste mal, si entrenaste hasta desfallecer?

El sobreentrenamiento es un padecimiento causado por la repetición excesiva de esfuerzos que superan la capacidad de asimilación de nuestro organismo. Hacer mucho más de lo necesario. Las consecuencias se reflejan en que no podemos responder al estímulo del entrenamiento: mientras más se entrena, más bajo es nuestro rendimiento. Lo difícil, en todo caso, es saber reconocer cuándo estamos a punto de cruzar el límite entre un entrenamiento intenso y un sobreentrenamiento.

Hoy no son pocos los deportistas a los que para comenzar su entrenamiento les falta motivación, incluso actúan con apatía; si eso ocurre de forma aislada no tienen de qué preocuparse, pero si es una constante, puede ser que estén pasando por una etapa de sobreentrenamiento, y tanto sus ganas como su rendimiento comienzan a ir en picada, y todo ello conduce al estancamiento o retroceso de su progreso deportivo. Las consecuencias, incluso, pueden alterar emocionalmente al deportista.

Es importante que todos nos mantengamos en auto observación constante, pues el sobreentrenamiento no es repentino, sino que se va anunciando por medio de ciertos síntomas. El atleta sobreentrenado se vuelve lento y débil, pierde resistencia y tiene variaciones radicales en su peso corporal. En la parte psicológica, su actitud demuestra angustia, ensimismamiento y desinterés por lo que antes llamaba su atención, síntomas que podrían llegar a confundirse con los de una crisis depresiva.  - 1 ¿Cómo detectar el sobreentrenamiento?
La fatiga es una sensación aguda de cansancio que desaparece con el descanso. Sentir agotamiento después de una sesión de entrenamiento es lo más normal para un deportista. Sin embargo, el problema se presenta cuando la fatiga no desaparece, aún después de periodos de inactividad física. El sobreentrenamiento, entonces, es el estado de fatiga y bajo rendimiento que se presenta a consecuencia de la práctica deportiva excesiva y continua durante largos periodos de tiempo. A veces más ejercicio no es lo mejor. Recuerda que cuando los músculos se ejercitan, se producen microscópicas lesiones en ellos que necesitan tiempo para recuperarse y, a medida que se regeneran, incrementan su masa y se tonifican.

Además, el sobreentrenamiento provoca que nuestro organismo no pueda efectuar correctamente la síntesis proteica ni desarrollar de forma óptima el tejido muscular, por lo que la energía que genera el cuerpo es mínima, lo que podría acarrear lesiones, altos niveles de estrés y un mayor desgaste de las articulaciones.

Existen síntomas particulares que funcionan como avisos de emergencia de tu organismo para que te detengas a revisar tus rutinas y la intensidad del entrenamiento. Si con frecuencia padeces cansancio crónico, insomnio, pérdida del apetito, falta de entusiasmo por el entrenamiento, recuperación lenta después de cada sesión, dolor crónico de articulaciones y músculos, y un aumento considerable de la frecuencia del pulso matinal, es importante que analices y reestructures tus hábitos de entrenamiento.

¿La solución?
Si bien el padecimiento es severo y afecta gravemente a los deportistas, el sobreentrenamiento es fácil de revertir. Basta con estructurar de una manera diferente tus sesiones de entrenamiento, variando aparatos, ejercicios, rutinas y lugares.  - 2 A continuación, te presentamos algunos consejos para prevenir y revertir el sobreentrenamiento:
• Las rutinas son buenas, pero procura variarlas, así como el horario y los recorridos de tu entrenamiento
• Durante la preparación de una competencia, aunque la euforia te provoque subir la intensidad, deja también dos o tres días para un descanso total, físico y mental
• Procura dormir un mínimo de 8 horas diarias
• Tus entrenamientos no deben ser de más de 1 hora por sesión
• No saltes algunas comidas y pretendas compensar en otras
• Entre cada sesión de entrenamiento deja pasar 48 horas para que tus músculos se regeneren
• La hidratación es una parte esencial para mantener un ritmo de entrenamiento eficaz. Un mínimo de dos litros por día es lo ideal, pues la sobrehidratación también es un problema
• Si realizas ejercicio aeróbico, que sea máximo 3 veces por semana
• Una alimentación a base de carbohidratos es imprescindible para no vaciar los depósitos de glucógeno muscular y detener el desarrollo del músculo
• Trabaja tu abdomen máximo 3 veces por semana

El sobreentrenamiento es peligroso pero controlable. Puedes tener momentos de éxtasis en los que sientas que puedes entrenar hasta niveles impensados, pero son precisamente esos arrebatos en los que excederte será contraproducente.

Ya sea que tengas algunos años de experiencia o estés iniciando, lo mejor es asesorarte y llevar un meticuloso control de tus rutinas y descansos. La mejor forma de lograr los resultados que deseas, es ser paciente y constante.

Endorfinas

Quien practica un deporte aeróbico como correr, rara vez está de mal humor, al contrario, su rostro refleja serenidad, entusiasmo, vitalidad, satisfacción y alegría. Incluso, entre más intenso sea su entrenamiento, o mayor el número de kilómetros recorridos, se experimentará mayor placer o euforia, pues su organismo segregará mayor volumen de endorfinas, mejor conocidas como hormonas de la felicidad.

Sí, cuando una persona practica un deporte, a niveles de la glándula hipófisis ubicada en la base del cerebro, se estimula y genera endorfinas, las cuales actúan sobre los receptores que provocan efectos analgésicos y/o sedantes similares a los que genera la morfina.

Incluso, estudios recientes demuestran que estas hormonas son capaces de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el dolor, además de actuar a nivel cerebral produciendo sensaciones intensas bien conocidas por los deportistas como es la disminución de ansiedad y la sensación de bienestar.

De ahí que se pueda explicar y entender porqué en los atletas de alto rendimiento como son los corredores de gran fondo, los triatletas y los competidores de un Ironman, sean capaces de reemplazar el dolor por sensaciones de bienestar, optimismo y júbilo que se prolongan aún después de terminar una prueba.

¿Y qué son las enforfinas?
Las endorfinas son pequeñas proteínas (péptidos) que actúan como vehículos hormonales en el organismo que transmiten información a través del cerebro. Dependiendo del neurotrasmisor que se genera, se inhiben o promueven ciertas reacciones que son vitales para el funcionamiento psíquico y físico del cuerpo.

Según investigaciones científicas, estas hormonas que se descubrieron en el año 1975, resultan básicas para crear sensaciones de placer en el cuerpo humano, de ahí que muchos las llamen “hormonas de la felicidad”.

Es común que las endorfinas se generen durante la actividad física, por lo que los deportistas cuentan con una buena dosis de ellas. Es más, un corredor genera hasta siete u ocho veces más endorfinas que en las personas sedentarias. Aun cuando se puede estimular también la secreción de endorfinas con acupuntura, relaciones sexuales, el baile y la risa, hasta el momento no es fácil establecer cual de éstas actividades es el mejor estimulante. Sin embargo, se ha demostrado que los ejercicios de resistencia sí producen un aumento significativo de estas hormonas.

Sus efectos…
Después diversas investigaciones, científicos comprobaron que tras practicar una actividad física aeróbica, existe un claro y significativo aumento en las endorfinas. Y más aún, en pruebas aplicadas a corredores de largas distancias, se comprobó que éstos revierten los efectos analgésicos producidos por el ejercicio.

Además de disminuir el dolor, la secreción de endorfinas genera una sensación de euforia, regulación de apetito, antiestrés, liberación de hormonas sexuales y fortalecimiento del sistema inmunológico.

Y eso no es todo, hay investigadores que afirman que después iniciar comenzar a hacer ejercicio y cuando se alcanza un 76% de la frecuencia cardiaca máxima de entrenamiento, que es cuando habitualmente empieza a desaparecer las molestias presentes al inicio del entrenamiento.

Cabe señalar que esta liberación tiene como finalidad contrarrestar el dolor o la sensación de cansancio extremo que el ejercicio intenso y prolongado produce en el deportista. Por ello, entre más ejercicio se practica, más cantidad de endorfinas se liberarán en la sangre, menor será el dolor y mayor la sensación de euforia.

Causan adicción…
Los especialistas en neurología afirman que las endorfinas tienen un amplio abanico de influencias sobre el organismo. Pero, a un deportista le afectan en particular dos de sus efectos: la elevación del umbral del dolor (puesto que a mayor presencia de endorfinas, menos es la sensación de sufrimiento), y la respuesta al estrés.

Según Thaddeus Kostrubala, miembro de la Sociedad Americana de Psiquiatría, cuando un deportista corre de 8 a 10 kilómetros, puede experimentar una sensación agradable. La razón, dice el neurólogo, es porque en durante este tiempo se presenta un dominio momentáneo de la función del hemisferio derecho del cerebro (considerado como artística e intuitiva) sobre el izquierdo (la parte donde reside la lógica).

Así que cuando una persona practica un deporte de forma regular, se crea un componente adictivo que en el caso de las endorfinas puede generar dependencia. Quizá, por eso, cuando un atleta deja de hacer ejercicio debido a una lesión, se vuelve irritable, nervioso e inquieto por al descenso de los niveles de endorfinas en la sangre.  - 2 En el caso de los corredores o deportistas, será de suma importancia tomar en cuenta que las endorfinas generan en el organismo un efecto analgésico, por lo cual no deberá ignorar los avisos que le manda su cuerpo cuando se presenta el dolor o la inflamación.

¿De qué otras formas se pueden estimular las endorfinas?

Si bien el realizar una actividad física ayuda a la liberación de endorfinas, éstas pueden estimularse también de las siguientes formas:

• Realizando actividades placenteras.
• Tomando café, pues a los pocos minutos de tomar esta sustancia, el nivel de endorfinas se incrementa.
• Mediante el sexo orgásmico.
• Riendo diariamente.
• Con acupuntura, relajación, yoga y tai chi.
• Con caricias, besos y abrazos.
• Estando en contacto con la naturaleza.
• Con masajes o música melódica.
• A través de técnicas de visualización en las cuales se evoquen momentos felices.

Hierbas que te ponen a tope

Olvídate de los botes multivitamínicos. Deja a un lado los “suplementos mágicos”. La naturaleza tiene la capacidad de brindarte todo lo que tu cuerpo necesita para mantenerse en óptimas condiciones; no tienes más que hacer una pequeña búsqueda para encontrar de todo:

Guaraná:
La semilla de esta planta de origen brasileño y venezolano tiene propiedades estimulantes del sistema nervioso central, es termogénica y también tiene un efecto diurético. Estos efectos son debido a su contenido en cafeína. El caso es que te activa, te “pone las pilas” y hasta te ayuda a perder peso. Pero, como todo lo que tiene cafeína, puede producir taquicardias.

Café:
El máximo exponente en cuanto a plantas estimulantes se refiere. El café aumenta el estado de alerta, acelera el metabolismo y es diurética. Lo mismo que decimos del guaraná lo podemos decir del café, porque ambas plantas deben su efecto a ese alcaloide que tienen en común.

Té:
Contiene teína, que no es más que otra forma de llamar a la cafeína, aunque en una concentración menor que la del café. Por esta razón y por su contenido en antioxidantes es una opción más sana, que también te da “chispa”.

Ginseng:
Es una planta oriental de la que se utilizan las raíces, alabada por su efecto “adaptógeno”, esto es, que permite al cuerpo aguantar un mayor nivel de estrés ya sea físico o mental. En una situación de alarma se segregan corticosteroides y adrenalina que preparan al cuerpo para la reacción de lucha o huída. Tras esta fase el organismo queda exhausto. El ginseng retrasa ésta.

Eleuterococo:
También conocido como Ginseng Siberiano, aunque no tiene nada que ver con el Ginseng en cuanto a su familia y orden. Se denomina de esta forma por mostrar propiedades de adaptación similares. NULL NULL

Comer sal en la media exacta

Según la Organización Mundial de la Salud, el simple hecho de reducir el consumo de sal en un 15%, evitaría 8.5 millones de muertes en un periodo de diez años.

La sal que conocemos se denomina cloruro de sodio. Su consumo suele relacionarse, desde una mirada perjudicial para la salud, con hipertensión y presión arterial alta, trastornos cardiovasculares y apoplejía. Su uso, digamos, casero, cumple la función de conservar y sazonar la comida, aunque también está presente de forma natural en algunos alimentos.

Por sí solos y en cantidad mesurada, el sodio y el cloro, componentes de la sal común, ayudan a regular la presión arterial, controlar el equilibrio de fluidos en el organismo y mantener condiciones apropiadas para el desarrollo de músculos y nervios. Además, el sodio facilita la absorción de ciertos nutrientes, como la glucosa y los aminoácidos.

Un consumo recomendado de sodio sería de entre 2 y 6 gramos al día. Debemos considerar, también, que esta cantidad aumenta o disminuye dependiendo de las necesidades de cada persona: durante la etapa de menstruación, lactancia o al realizar una actividad física intensa que provoque sudor excesivo, los requerimientos serán mayores.

El sodio en nuestro organismo se encuentra dentro de las células y activa funciones importantes de todo el cuerpo, ayudado por el potasio. Sin embargo, a últimas fechas hay una concepción generalizada, en parte derivada de algunos estudios científicos, que afirma que la reducción del consumo de sal [cloruro de sodio] reduce la presión arterial, un importante beneficio sobre todo para personas hipertensas, obesas o ancianas.

En los últimos 20 años algunos científicos han detectado que, en general, nuestro consumo de sal es elevado e innecesario, y aconsejan reducir la cantidad a 3 gramos por día, ya que el sodio que nos aporta también podríamos obtenerlo al comer cinco raciones de fruta o verdura. Esta recomendación concluiría en una mejor calidad de vida y seríamos menos propensos a padecer enfermedades arteriales y cardiovasculares. Culturalmente, la sal se ha utilizado, además de sazonador, para conservar carnes y pescados, por lo que podría suponerse que esto eleva los niveles recomendados. Sin embargo, en el proceso de deshidratación que sufre la carne, se pierde la mayoría del sodio contenido en la sal. Por lo tanto, comerlos no implica rebasar la cantidad límite, contrario a lo que sucede con la comida precocinada o fast food, que contienen elevadas cantidades de sal.

No se trata de eliminar radicalmente la sal de tu vida, sino de aprender a consumirla en la justa medida. Para eso te presentamos aquí algunas recomendaciones:

• No sazones únicamente con sal, prueba con aceite, un poco de jugo de limón, ajo o pimienta
• Utiliza yerbas aromáticas y especias, como albahaca o azafrán
• Siempre ten a la mano alimentos bajos en sodio: uvas, papaya o manzanas
• Aunque se han vuelto muy populares, trata de evitar las sales de ajo y cebolla
• No pongas el salero en la mesa
• Al cocinar, utiliza una cuchara o la punta de un cuchillo para agregar sal a la comida. Evita las pizcas o «pellizcos», pues es más fácil que te excedas con estas medidas
• Utiliza un salero con agujeros pequeños

Para su buen funcionamiento, nuestro organismo necesita sal, de lo contrario podríamos sufrir náuseas y debilidad general. El consumo se vuelve peligroso cuando, como regularmente hacemos, consumimos 5 o 10 veces más de la cantidad requerida. El reto es aprender a equilibrar. NULL

Año nuevo, peso nuevo

El bajar de peso o aprender a comer de manera saludable son uno de los propósitos más comunes al iniciar el año. Seguramente habrás escuchado en esta época muchas dietas y métodos diferentes para lograrlo, sin embargo la mayoría implican pasar hambre, evitar platillos o alimentos que disfrutamos, evitar comer fuera de casa y hasta un probable rebote al terminar la dieta.

Pero no te preocupes, aquí te daremos algunos consejos para bajar de peso de manera saludable.

Para empezar, y pese a lo que oímos comúnmente, es muy importante que sepas que NO existen alimentos buenos ni malos, lo que es verdaderamente importante es la cantidad que consumimos. Es decir, una persona que come de forma moderada, normalmente logra controlar su peso con mayor facilidad.

Y para saber cuál es la cantidad adecuada que debemos consumir, el primer paso es ¡escuchar a nuestro cuerpo! Aquí te damos algunos tips para lograrlo:

• ¡Come despacio! Baja los cubiertos entre bocado y bocado y mastica lentamente, disfrutando los alimentos. Recuerda que hasta después de 20 minutos el cerebro manda la señal de que ya estás satisfecho.
• Olvida que “debes comer todo lo que está en tu plato”; termina de comer cuando te sientas satisfecho y no esperes hasta estar “demasiado lleno”.
• Recuerda que sólo debes comer cuando realmente tengas hambre, por lo que antes de hacerlo tómate unos segundos. ¿Estás seguro que no es por ansiedad o aburrimiento?
• No dejes de consumir alimentos que realmente disfrutas ya que esto aumentará la obsesión por los mismos. Recuerda: ¡la moderación es la clave!

Ten paciencia; recuerda que más que hacer una dieta tienes que esforzarte por crear hábitos de alimentación correctos que sólo se consiguen con esfuerzo y constancia. ¡Suerte y a lograr tus propósitos!

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¿Por qué no te pones en forma?

Somos seres adaptables y esa capacidad que nos ha permitido amoldarnos a las condiciones cambiantes del mundo desde el principio de la humanidad es la que, a otro nivel, hace que nos pongamos más fuertes al entrenar. Te lo comentamos brevemente:

Partes de un estado de forma inicial y el entrenamiento hace que tu nivel de forma, efectivamente, disminuya, ya que te agotas, y tu capacidad de movimiento, fuerza, etc. son menores. El cuerpo reacciona volviendo a su nivel inicial de forma y un poco por encima del mismo. Este “poco por encima” del nivel inicial es la mejora, la llamada supercompensación.

* Si el siguiente ejercicio se produce sin haberse recuperado bien puedes incurrir en sobreentrenamiento, cayendo tu nivel poco a poco.
* Si lo haces en el periodo de supercompensación lograrás mejorar.
* Si entrenas pasado el periodo de supercompensación sólo te irás manteniendo, pero no lograrás mejorar.
* También se pueden hacer entrenamientos intencionados y muy bien medidos en la fase de recuperación para lograr una supercompensación más alta, pero es cosa de expertos.

Cada cualidad física (resistencia, fuerza máxima, potencia, etc.) tiene sus periodos diferentes de supercompensación, es una ciencia compleja que usan con precisión los mejores entrenadores para que sus deportistas lleguen a lo más alto. NULL NULL

Marca tu abdomen

Has hecho abdominales hasta caer reventado, todos los días durante los dos últimos meses, pero de tus músculos… ni rastro. ¿Sabes qué pasa? Nosotros sí.

Descuidar el trabajo aeróbico, aparte de no cuidar la alimentación. Si ejercicio aeróbico, por muy tonificada que tengas la pared abdominal, no vas a poder presumir tu lavadero. La explicación está en que los ejercicios abdominales queman pocas calorías. La incidencia del trabajo abdominal se da más a nivel de la propia fibra muscular, que se endurece e incluso aumenta de volumen, sin embargo, no hace nada por quitarse de encima la capa de grasa de reserva que la recubre.

Si quieres mostrarle tu abdomen al mundo tienes que saber que, más importante aún que perder peso, es perder peso en forma de grasa. Pesar menos y mantener o incluso aumentar la cantidad de grasa significa que estás haciéndolo mal: has eliminado músculo y agua. Esto es muy habitual en casos de dieta sin ejercicio.

Mantener el mismo peso y rebajar el porcentaje graso de tu cuerpo es una buen señal, propia de quien se ejercita, porque casi con total seguridad significará que estás intercambiando grasa por músculo. En este caso, aparte de tener un aspecto más saludable, tendrás un consumo energético mayor, incluso cuando estás en reposo, porque el músculo quema energía, a diferencia de la grasa: tu metabolismo estará más acelerado y será más difícil que vuelvas a ganar peso.

Si quemas calorías con un buen programa de ejercicios aeróbicos (bicicleta, correr, patinar, nadar, aeróbic, etc), que complemente a tu programa de abdominales, tirarás del “combustible que tienes encima del cinturón”, descubriendo esos músculos que se esconden debajo. NULL NULL

Calambres ¿Qué son y cómo prevenirlos?

Imaginemos: una noche de sueño placentero después de un día de intensa actividad física.

Involuntariamente, mientras dormimos, un estiramiento desencadena la contracción de un músculo, digamos, detrás de la rodilla. Hay dolor e incrementa conforme avanza el tiempo. Es un dolor extraño: insoportable y cansado. Después, tranquilidad. Ha pasado todo. ¿Qué fue y por qué pasó?

Un calambre es una contracción súbita, casi siempre breve, incontrolable y dolorosa de las fibras de uno o varios músculos. Aunque han sido relacionados siempre con la práctica deportiva y los trabajos físicos prolongados, ya que la fatiga muscular y la pérdida de agua, sodio y potasio que sufre el organismo al sudar es una de las causas que propicia su aparición, también son causados por fumar; consumir alcohol, refresco de cola y café; mantener una mala postura mientras dormimos; bajas temperaturas; usar zapatos con tacón demasiado alto o sandalias planas no acolchonadas; durante el periodo menstrual o embarazo; por trastornos circulatorios a raíz de alguna cirugía o usar prendas demasiado ajustadas.

La causa de un calambre, como vemos, en realidad puede llegar a ser un misterio únicamente descifrable al conocer los hábitos de vida de cada persona, aunque existen especialistas que afirman que, más allá de la rutina diaria de cada caso, son determinantes un bajo nivel de calcio o potasio en la sangre, y la deshidratación del organismo.

Si bien los detonantes de un calambre son inciertos y muy variables, existen medidas preventivas que pueden ayudar a reducir la probabilidad de padecer uno:
 - 1 En caso de emergencia

Para controlar un calambre lo más pronto posible es recomendable estirar de inmediato los músculos contraídos para cambiar las sensaciones musculares de un impulso de contracción a otro de relajación.

Se ha dicho mucho, desde aplicar masajes con aceite alcanforado y un baño caliente; hielo para aliviar la hinchazón o compresas frías de agua y vinagre; sumergir los pies en agua helada durante no más de dos minutos para favorecer la circulación sanguínea; hasta fomentos calientes de flores de heno y manzanilla. Todos ellos forman parte de los remedios que de boca en boca se transmiten con el fin de aliviar un calambre.

Debemos considerar que cuando un músculo sufre una contracción severa, debe ser tratado como un miembro dañado y darle el cuidado adecuado, pues un descuido podría derivar en un desgarre de tejidos.

Si sufres calambres de forma recurrente y cada vez más intensos, es preciso acudir con tu médico para un diagnóstico profesional. NULL

Cumple 100 años la actual distancia del maratón

Seguramente alguna vez te haz preguntado porqué un maratón tiene un trayecto de 42 kilómetros con 195 metros, esa distancia exacta que parece una medida arbitraria. Bueno, de hecho lo es, pero, ¿de dónde viene y a qué causas responde dicha longitud?

Quizá también haz escuchado o leído la famosa historia, que en el año 490 a. de C. del soldado griego Filípides (algunos lo conocen como Fidipides o Pheidipides) a quien se le encomendó ir a dar la noticia de que habían ganado la batalla de Maratón, por lo que tuvo que correr la distancia entre esta localidad y Atenas, que era más o menos de 40 kilómetros, aunque no se sabe la medida con exactitud.

Varios siglos después llegaron los Juegos Olímpicos de la era moderna y la prueba del maratón se ubicó, desde sus inicios, como la prueba reina y la más espectacular de la jornada olímpica. Pero su distancia era un tanto variable rondando los 40 kilómetros.

La distancia actual…
Desde el año 1924, año en que se realizaron los Juegos Olímpicos en París, quedó oficialmente determinada la distancia que sigue siendo hasta la actualidad. A partir de ese momento quedó definida y reglamentada en 42 mil 195 metros o 26 millas con 385 yardas, que fue lo que midió exactamente la ruta de los Juegos Olímpicos de Londres en 1908.

A partir de ese momento, esta caprichosa distancia se fijó en 42 mil 195 metros (o 26 millas con 385 yardas) como la medida estándar internacional para definir definitivamente la prueba del maratón.

El reporte oficial de los juegos olímpicos nunca dio una explicación del porqué se decidió así, lo que hizo crecer los mitos y los suposiciones en relación a que todo se debió a la Princesa de Gales quería que sus hijos vieran la salida o que la Reina Alejandra quería que la prueba maratónica finalizara frente a su palco en el Great Stadium.  - 1 Los peripecias…
Los funcionarios encargados de organizar los Juegos Olímpicos encargaron al Comité Olímpico Internacional y al Consejo Olímpico Británico (BOC) para que midieran la ruta que se calculaba entonces en 40 kilómetros.

A su vez el BOC encargó a la Asociación Atlética Amateur (AAA) que midieran la ruta y ésta, por su parte, buscó el apoyo y la asesoría del Politécnico Harriers, uno de sus organismos dependientes.

En primera instancia se concibió la idea de que la carrera partiera del Castillo de Windsor, pasando por las famosas escuelas de Eton y Harow hacia el estadio.

La AAA quería que el maratón arrancara en los campos del Castillo de Windsor, pero por razones prácticas el Politécnico midió la ruta desde el lugar donde se encuentra la estatua de la Reina Victoria, al pie del castillo. Así que la distancia hacia del estadio era de 25 millas, más la vuelta al estadio, es decir, un total de 41 kilómetros.

Las refutaciones…
Esa primera propuesta no fue aceptada y vinieron las objeciones porque se percataron que las últimas millas del trayecto no contaban con las condiciones apropiadas para los corredores, pues el empedrado estaba disparejo.

Jack Andrew, asesor del Politécnico Harriers, hizo ajustes en la ruta y esto significó algunos cientos de yardas más. Finalmente se concluyó que la salida iba a ser en una de las terrazas del lado oeste del castillo, pero no precisamente por un capricho de la Princesa de Gales, sino porque los organizadores quisieron evitar que los espectadores obstruyeran la salida.

Con este ajuste se sumaron 300 yardas al trayecto, lo cual dio un total de 26 millas al principio de la pista que se sumó la vuelta al estadio (586 yardas y 2 pies) y finalmente quedó en 42.379 kilómetros.

Más ajustes…
La cosa no quedó ahí, pues los organizadores de los Juegos Olímpicos decidieron realizar un nuevo ajuste para recortarlo, de tal suerte que la meta quedó justo en frente del palco real.

Tanto los detalles de esta ruta como el mapa que se encuentran resguardados en los archivos del Politécnico Harriers confirman que la distancia del maratón se definió el 25 de abril de 1908.

No obstante, la primera ocasión en la cual se corrió el primer maratón de 42 mil 192 metros (la distancia oficial que se utiliza hasta ahora) fue en los Juegos Olímpicos de Londres el 24 de julio de 1908.  - 2 El dramático final…
En aquella mañana del 24 de julio de 1908 arrancó el maratón, sin imaginar el desenlace. Y es que en esta primera carrera, misma que ganó Dorando Pietro de Italia, seguido de Johnny Hayes de Estados Unidos y Tom Langboat de Canadá, fue dramática.

Si bien Pietro entró al Great Stadium en primer lugar, más tarde una fotografía reveló que el corredor italiano fue auxiliado por los oficiales antes de llegar a la meta. Por tal motivo, fue descalificado por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos.

Así que Johnny Hayes, quien cruzó la meta en segundo lugar, obtuvo otro, mientras que Tom Langboat se hizo acreedor a la plata. Y como Pietro, era finalmente el mejor corredor del mundo, se le entregó la copa de la Reina como premio de consolación.