Todas las células de nuestro organismo necesitan energía para funcionar y, por increíble que parezca, cada una de ellas está dotada para producir su propia energía llamada ATP que es como una pequeña pila. Así, por ejemplo, las células del corazón usan ATP para poder latir o las de las fibras musculares para poder contraerse.
Nuestro cuerpo siempre está usando ATP, incluso dormidos lo utilizamos para respirar, soñar, movernos mientras dormimos, etc. Estas pilas deben ser recargables ya que su duración es de apenas unos segundos; para recargarlas disponemos de dos combustibles principales:
• Glucosa
• Grasa
Estos dos combustibles provienen de nuestra alimentación diaria y de nuestras reservas de energía.
La glucosa se almacena en forma de glucógeno en hígado y músculo; la grasa se encuentra almacenada en el tejido adiposo y en el músculo.
Entonces, ¿de qué depende que nuestro organismo utilice glucosa o grasa? Depende sobre todo, de la intensidad y de la duración del ejercicio físico. Nuestro organismo utiliza más grasa cuanto más suave y prolongado es el ejercicio; cuanto más intenso, más importante es la necesidad de glucógeno. Por lo que si nuestro objetivo al hacer ejercicio es bajar de peso, es mejor realizar ejercicio moderado, por ejemplo caminar a un paso veloz pero sin sofocarse o andar en bicicleta.
Cualquiera que sea tu objetivo cuando realizas actividad física recuerda dos puntos:
1. La actividad física nos ofrece muchos beneficios, por lo que sea cual sea tu objetivo no dejes de practicarla.
2. El ATP es la pila que logra que realicemos nuestra actividad física de manera satisfactoria, una correcta alimentación es la clave para recargarla de manera adecuada ¡No lo olvides!
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