En 1994 eran famosas las noches de fiesta que Romario, la estrella de futbol mundial, protagonizaba, incluso cuando su equipo estaba en periodo de concentración para partidos importantes. La prensa publicaba fotografías y reseñas de sus peleas en bares o de accidentes viales por conducir ebrio.
Cuando los periodistas le preguntaban a su director técnico si no afectaba eso al plantel completo, solía responder “¿y qué quieren que le diga? Si por la noche se va de juerga pero al día siguiente anota tres goles en un partido, no se me ocurre qué reclamarle”.
Pero quizá sea un caso aislado en el mundo del deporte. La generalidad no mezcla alcohol y deporte y obtiene buenos resultados. Y menos en disciplinas más exigentes que el futbol.
Pongamos por caso el maratón o el ciclismo, donde los competidores deben someterse a rigurosos periodos de entrenamiento de meses completos antes de una competencia, bajo rutinas de ejercicio estrictas y una dieta balanceada. Por supuesto, sin una gota de alcohol. Veamos por qué.
Los efectos del alcohol en el deporte
Las bebidas alcohólicas contienen etanol, que es la sustancia que afecta al sistema nervioso y provoca la sensación de euforia y poder físico en cierto momento, aunque su efecto final sea depresivo.
En el caso de los deportistas, si bien pueden ganar en fuerza, pierden coordinación, sentido espacial y velocidad, e incluso disminuyen su capacidad visual.
Pero quizá el efecto más famoso que tiene el alcohol sobre los deportistas es que actúa como diurético, es decir, que provoca un cuadro severo de deshidratación, perdiendo con el líquido una gran cantidad de vitaminas y minerales: potasio, magnesio, fósforo y calcio, por ejemplo.
El etanol, además, es rápidamente absorbido por el organismo, lo que obstaculiza la metabolización de otros nutrientes y sobre todo genera un efecto inhibitorio en la oxidación de las grasas, lo que significa que los lípidos que consumamos mientras bebemos alcohol no se eliminarán.
Sobre la masa muscular también tiene perjuicios, pues disminuye el volumen de masa magra y provoca flacidez muscular.
El doctor Steven Princeton, de la Universidad de Michigan, concluye que “el alcohol no es un veneno mortal ni hay que estigmatizarlo, pero entra más en el ámbito social que en el deportivo. Los atletas deben moderar su consumo”.
Lo mejor es que marques una división clara entre tu vida deportiva y la social, quizá de vez en cuando conviviendo con amigos y tomando alguna copa, pero cuando se trate de entrenar, sobriedad total. NULL