La oportunidad de participar en una Etapa del Tour de Francia

En el ciclismo de ruta por etapas el Tour de France es la máxima competencia. Cada año los profesionales recorren 21 etapas buscando obtener el maillot amarillo, que identifica al mejor ciclista de los 22 equipos que participan.

El ganador este año fue Jonas Vingegaard quien obtuvo su primera victoria en el 2022. Llegar a la cima de su carrera le llevó cuatro años de entrenamiento con el equipo holandés Jumbo – Visma de la World Tour, al cual se integró desde el 2018.

Para alcanzar ese nivel de competencia, los ciclistas profesionales deben trabajar no sólo la parte física, fortalecen el trabajo en equipo, la tolerancia a la frustración y tener una gran deseo de triunfar. Este proceso fue grabado para Netflix en el 2022 y un año después la cadena de streaming presentó la serie: Tour de Francia: En el corazón del pelotón. En esta serie conoceremos la historia de los ciclistas y equipos que componen el World Tour quienes trabajan para alcanzar un solo objetivo: conquistar cada una de las etapas y generar campeones en el Tour de France.

Rumbo al Campeonato Mundial Amateur de L´Etape du Tour

Rodar sobre las mismas rutas del Tour de France como lo hacen los profesionales podría considerarse una ilusión. Pero a veces, los deseos llegan a realizarse.

En 1993, se abrió una ruta especial que llevó el nombre L´Etape du Tour, para que los ciclistas amateur pudieran vivir la experiencia de los profesionales y pedalear el mismo trayecto. Así comenzó la historia del Campeonato Mundial de Amateurs L´Etape du Tour, una fiesta deportiva para los atletas amateurs en donde recorren una ruta de alguna de las Etapas del Tour de France.

Este 2023, L´Etape México realizó una convocatoria y seleccionó entre los ciclistas amateurs que habían registrado buenos tiempos en los distintos eventos realizados en nuestro país para participar en dicho Campeonato. Poco a poco se integró al grupo que viajó a Francia y participó en el campeonato el 9 de julio. L´Etape México los acompañó en todo el proceso.

A continuación les presentamos la historia de tres ciclistas que formaron parte del este equipo: Norma Uribe, Alejandro Pineda e Iván Ochoa.

El reto de roda en pareja: Norma Uribe y Alejandro Pineda

Para Alejandro Pineda pedalear por las mismas rutas donde los profesionales del Tour de France habían conseguido sus victorias, fue un sueño cumplido. “Este fue el sueño de toda mi vida, ver una etapa del Tour de Francia. Y la cereza del pastel fue correr la misma etapa que corren mis ídolos”.

Pero su llegada no sería tan fácil. Tuvo que superar las secuelas de un percance que sufrió nueve años antes. El 23 de julio del 2014, Alejandro Uribe tuvo un accidente en carretera mientras entrenaba.

“Cuando salí a entrenar me atropellaron. Afortunadamente el camión no pasó sobre mí si no que me aventó siete metros fuera de la carretera. El amigo con el que iba también sufrió lo mismo, pero él tomó el teléfono y marcó al 911 emergencias. Seis minutos después ya había llegado la ambulancia a ese lugar despoblado.”

El ciclista terminó con 8 huesos rotos, un pulmón perforado y 35 días hospitalizado. Permaneció inmóvil 90 días antes de iniciar su proceso de rehabilitación. Ahí se dio cuenta que el trabajo mental es una de las partes más importantes para alcanzar un objetivo.

“En todos los accidentes y todas las lesiones, el 90% de la recuperación está en el ánimo que tengas de recuperarte.”

Un día, postrado en la cama del hospital, Alejandro tomó la decisión de recuperarse al 100% para estar con su familia y retomar la bici.

“Una noche de hospital en la camilla, recordé una zona donde entrenamos precisamente para Francia, pero hubo un tramo en especial donde fui subiendo, justo cuando el sol aumentó la temperatura del ambiente. Mis brazos comenzaron a transpirar y se me quedó muy marcada esa parte. Prefería estar transpirando de los brazos, que estar en esta camilla. Ahí comenzó la idea de: voy a regresar, voy a regresar, voy a regresar.”

Su recuperación llevó alrededor de tres años. Sus pulmones y cadera fueron los que más tardaron en sanar, además, en el proceso perdió mucha masa muscular.

“La recuperación es querer volver a donde quieres estar. Y yo siempre he querido estar compitiendo en la bicicleta, que me ha llevado a lugares inimaginables.”

Alejandro no estuvo sólo en su convalecencia ni en su pasión por la bicicleta. Siempre se mantuvo a su lado su compañera de vida, Norma Uribe.

Norma inició sus entrenamientos en bicicleta para mejorar su calidad de vida. Quería realizar una actividad deportiva que no fuera de alto impacto, así que cambió los tenis para correr por las zapatillas de ciclismo.

Ella combina sus jornadas como profesora de nivel medio superior con el ciclismo. Planea los entrenamientos con Alejandro de acuerdo a los horarios que le asignan en la escuela, sin descuidar otros ámbitos en su vida. Trata de organizarse con cierta flexibilidad para dar espacio a la familia, la docencia y, por supuesto, a la bicicleta.

“La organización recae en los dos al ser profesionistas, al tener trabajos completamente diferentes; en los dos teniendo hijos y en los dos viviendo en el mismo sitio. Ser pareja con este ritmo de la casa, la verdad, implica muchísimas más obligaciones. El entrenamiento lo realizamos en nuestros tiempos libres, generalmente por las mañanas, alrededor de las seis y las nueve. Depende mucho de los horarios que tengamos disponibles para hacerlo, si hay cargas de trabajo en la escuela o el negocio —en el caso de Alejandro—, pues lo podemos hacer en las tardes.”

Norma y Alejandro realizan un plan de preparación para diferentes competencias de ciclismo cada semestre. Seleccionan bien las pruebas en las que participarán y  cada tres meses establecen ciertos objetivos para medir mejor sus resultados.

“Tratamos de aprovechar el tiempo libre que tengamos para realizar los entrenamientos, que dependen mucho de la meta”, comentó Alejandro Pineda y agregó. “Para ir a Francia todo el entrenamiento cambió, fue muy específico, distinto al que veníamos haciendo para para otras carreras a las que estábamos acostumbrados. Ese esfuerzo rindió muchos frutos. Entonces hacemos esa planeación dependiendo de los horarios y de la época del año”.

L´Etape México y su pase directo a L´Etape du Tour

Para Norma y Alejandro ésta fue la oportunidad de vivir una gran experiencia como ciclistas. Antes de aceptar, colocaron en la mesa todo lo que un viaje como este requería.

“Cuando nos llegó la invitación y vimos la altimetría, reflexionamos respecto a si debíamos tomarla o no. Dada la mucha o poca experiencia que teníamos previo a este evento, le digo —refiriéndose a Norma—, tenemos que cambiar todo el entrenamiento. Es muy poco tiempo pero tenemos que intensificar las rutas largas con mucho tiempo y baja intensidad, porque si no, no vamos a terminar en la vida. Aunque el tiempo fue muy corto para poder preparar una carrera de ese nivel, considero que se hubiesen tenido mejores resultados con seis meses previos a la carrera”, dijo Alejandro Pineda.

Además de reunir los documentos necesarios para el viaje y las modificaciones al entrenamiento, complementaron su preparación con alimentación.

“Una vez que lo decidimos, que fue en marzo aproximadamente, comenzamos a organizar todo esto. Hacíamos dos fondos a la semana, uno el jueves y el segundo en domingo. Consistían en seis horas de entrenamiento, mínimo, a buen ritmo o a mediano ritmo, para generar resistencia. Los demás días fueron, sumar y sumar elevación o desnivel. La consigna también fue cambiar nuestra alimentación, asesorados de una nutrióloga, y descansar un día que era los lunes. Así era más o menos nuestro calendario”, comentó Norma.

También hicieron ajustes milimétricos en sus bicicletas para evitar lesiones antes de la prueba.

“Para poder sacar un poco de desnivel, procuramos disminuir el esfuerzo al 60% y adaptar bien nuestro ritmo cardíaco. Teníamos que cambiar todo ese esquema que traíamos en todas las carreras de las etapas, donde siempre se trabajó velocidad, explosividad y muy poca subida. Decidimos fortalecer el corazón para que resistiera la altimetría, trabajamos otros tipos de músculos para apoyar la resistencia”. Comentó Alejandro y complementó:

“Respecto a la bicicleta, hicimos ajustes milimétricos, porque no es lo mismo hacer un entrenamiento de hora y media de manera explosiva, que hacer seis horas de bicicleta. Donde una placa mal puesta en los pedales se refleja en dolor en la rodillas; el asiento mal colocado genera también dolor de rodillas, dolor en la zona lumbar.  Dolor en los brazos por un manillar mal puesto. Los ajustes tuvieron que ser milimétricos”.

Y Norma agregó: “La clave del éxito está en la precisión y los detalles.”

Norma y Alejandro se reportaron listos para L´Etape du Tour de France. Durante su estancia contaron con el acompañamiento de las personas de LÉtape México y Asdeporte, que les ayudaron a resolver algunos puntos en la logística y estuvieron presentes durante el evento para auxiliarlos en caso de ser necesario.

Los ciclistas mexicanos recibieron el apoyo para unificar el uniforme. Esto logró una mayor presencia del equipo que representó a nuestro país.

“Esa parte de unificar fue muy buena, porque en la carrera ubicas al compañero. Sí había algún rezagado, tratábamos de alcanzarlo, lo ubicábamos y le brindamos una palmadita en la espalda con un ¡Échale, vamos, vamos! Híjole, eso es muy motivante. Es muy importante porque, te van a identificando de dónde vienes, y cómo te llamas. Entonces te llaman por tu nombre”, mencionó Alejandro.

Además, portar el mismo uniforme ayudó a que los aficionados que observaban la competencia los identificarán, tal como lo platicó Norma:

“La gente que está todo el tiempo al lado de la carretera apoyándote, impulsándote. Ven el nombre de México y te gritan, te echan porras y los mismos compañeros te van pues impulsando y ayudando. Esta parte motivacional yo creo que sí es muy significativa.”

Durante la competencia ambos ciclistas resintieron la altimetría de la ruta, que puso a prueba su paciencia como atletas.

“Cuando alguien nos dice, es una altimetría de 4.200, comenzamos a trabajarlo. Mentalmente íbamos preparados para ese nivel de altimetría, no sabíamos si terminaríamos, pero mentalmente sí, era carrera de mucha paciencia. En mi caso, tuve que parar como cuatro veces porque ya no podía en la última subida, pero al tener un dispositivo que te indica el ritmo cardiaco y que va marcando la distancia, sabía que me faltaban pocos kilómetros y que la tenía que terminar”, platicó Alejandro.

En el caso de Norma, “la altimetría era muy demandante, mi fortaleza de ser disciplinada y de tener una mente muy fría, me llevó a terminarla. Yo he bromeado y he dicho que yo creo que mi cabeza la acabó, porque mis piernas ya no daban en el último esfuerzo”. Para ella, el apoyo psicológico y la disciplina fueron trascendentales en este evento. “Yo creo que por eso me sentí muy bien en la carrera. El primer cuarto y el segundo los hice muy bien, pero ya el cuarto sí fue más mi cabeza que mi cuerpo.”

Para este pareja el ciclismo se ha convertido en una actividad familiar, que también pueden hacer con los amigos sin importar el nivel. Porque para ellos lo más importante es la convivencia y la forma en que dan un ejemplo a los que están a su alrededor para vivir la experiencia de poder desplazarse y disfrutar en dos ruedas.

La mejor Etapa de Iván Ochoa

“¿Por qué no logro subirme a un pódium?”. Esa fue la pregunta que se hacia el ciclista Iván Ochoa, quien también participó en el Campeonato Mundial Amateur L´Etape du Tour.

Su historia como ciclista inició cuando le pidió a su padre una moto y recibió en su lugar una bicicleta. “Mi papá me quería alejar del mundo de las motocicletas”, contó. Comenzó a practicar en el Velódromo Olímpico, donde recibió un folleto para inscribirse a unas clases de verano para mejorar en la bici. Fue ahí donde su pasión por este deporte comenzó. “Desde los 15 años ya no lo dejé. Así empecé a hacer pista y a competir ahí mismo los sábados. Después había competencias en el autódromo los miércoles”.

En poco tiempo, el autódromo ya no fue suficiente. Necesitaba explorar otro tipo de terreno, así que utilizó la bicicleta como medio de transporte para ir a Topilejo y Milpa Alta con sus primos. “Unos primos, me empezaron a invitar a rodadas. Ellos no eran muy sanos, no eran deportistas como tal, eran muy hippies. El viaje en bici era para ir por unos pulques y echar barbacoa.”

Esas rodadas en solitario con un alto kilometraje, le impidieron desarrollar una buena técnica en el ciclismo siendo joven porque no contaba con un plan de entrenamiento. Además tuvo que dividir el tiempo que dedicaba a la bicicleta con otras actividades que también llamaban su atención. “Yo empecé a hacer música y tocaba en un grupo de rock, entonces dejé un poco el deporte”.

En los 90, el deporte tomó de nuevo un papel importante en su vida. Un amigo de la universidad le pidió ayuda para que hicieran un triatlón por relevos. Al final cada uno hizo la competencia en solitario. Terminaron la prueba sin entrenar natación, ni carrera; sólo tenía clara la parte del ciclismo. “Lo acabé y dije: ay, pues voy a seguir haciéndolos”.

Aunque participó en los triatlones de Ixtapa y Valle de Bravo, Iván dejó de disfrutarlos por el gran desgaste físico que requerían las tres disciplinas. Entonces decidió continuar sólo con una: el ciclismo.

“Recuerdo mucho que estaba en en Valle de Bravo corriendo con mucho dolor casi llorando, diciéndome por qué hago esto, o sea ya, adiós, triatlón. Adiós. Adiós, yo soy la bici”.

Ochoa continuó realizando sus entrenamientos de ciclismo a las 06:30 de la mañana en Ciudad Universitaria. Ahí conoció a un grupo de amigos con los que planeó hacer una ruta de ida y vuelta partiendo de la Ciudad de México hacia Acapulco.

El ciclista recuerda que en las casetas no los dejaban pasar con la bici y las tenían que cargar. “Llegabas a la caseta y tenías que subirte al carro para pasar, porque a veces los de la caseta se ponían locos y no te dejaban. La policía nos paraba y decían que no podíamos hacer eso.”

El ciclismo como catarsis

Para Iván Ochoa la bicicleta no sólo fue el medio de transporte para ir por pulque con los primos o el medio por el cual conoció a varios amigos; también se convirtió en su fiel compañera durante una etapa en que su vida atravesó una crisis.

“El ciclismo siempre ha estado en mi vida. Después de mi divorcio, me acuerdo que en esa catarsis, me metí en toda competencia que saliera. Me inscribía y me inscribía y me inscribía. Estuve en los grandes fondos de Nueva York, que empezaban a entrar a México, y siempre quedaba en los 10 primeros.”

A través de unas amigas conoció al equipo C-Pro, con el cuál comenzó a entrenar. Durante la pandemia las rodadas se hicieron de manera virtual y poco a poco salieron a ruta. Actualmente el grupo se llama Masterpro. Ellos le enseñaron diferentes técnicas que estructuraron mejor su plan de entrenamiento.

“En este equipo ya tengo casi tres años y traen un método en donde a lo mejor no son tantos kilómetros, pero son semanas que van enfocadas a fuerza, intervalos. O sea, traen todo un esquema y es la parte que me faltaba para poder seguir entrenando y progresar”.

Esto lo impulsó para competir en las etapas donde podía obtener mejores resultados. Aunque la edad y la experiencia de los otros competidores fueron un obstáculo para obtener un pódium. “Yo empecé a inscribirme en todas las etapas, principalmente en la etapa larga porque yo soy muy bueno. En la etapa larga de mi categoría de edad estaban los chavos. Varios de ellos ya corrían en nacionales y juveniles, tenían una trayectoria muy diferente a la mía, ya que ellos sí, competían. Y yo nada más usaba la bici para irme con mis primos hippies a la carretera”.

A pesar de la experiencia en competencia de los otros ciclistas, Iván logró colocarse en el top 10 de su categoría. Más tarde recibió una cortesía en San Luis Potosí donde obtuvo su primer pódium, con una etapa corta —distancia entre 60 y 75 km — y no una etapa larga —un recorrido de una distancia entre 115 y 130 km — que él consideraba su fuerte.

Fue en ese momento que el ciclista realizó un balance de sus participaciones en las etapas largas y cambió sus entrenamientos para etapas cortas, que lo llevaron a encabezar el ranking de los mejores 50 de su categoría.

La llegada de L´Etape du Tour de France

Iván venía en su motocicleta cuando recibió la llamada de una amiga para notificarle que había sido invitado al Campeonato Mundial Amateurs L´Etape du Tour. Su reacción inmediata fue de incredulidad. En ese instante recordó una etapa de su niñez, cuando compraba las revistas de Ciclismo de Fondo que llegaban al país con información de meses atrás. “Yo estaba en mi casa leyendo todo el tiempo.” Pensó que por fin podría recorrer las rutas que hacían los ciclistas profesionales que retrataba a finales de los 90 el famoso fotógrafo Graham Watson. Su hija fue la primera en motivarlo: “Papá es tu sueño, recuerda cuando veíamos el Tour de Francia juntos”.

Una vez que el nivel de adrenalina descendió, trato de organizar sus ideas para checar la forma en que realizaría este viaje. Sin embargo, no movió nada hasta que todo fuera un hecho. “Era muy bueno como para ser real, la verdad. Hasta que no me pidieron el pasaporte, yo no accioné nada.”

Desde ese momento comenzó a organizar la logística de su viaje. Resuelto ese punto, inició el trabajo físico para la competencia. “Para mí fue un reto. Mi entrenador y yo, hicimos un plan. Fuimos como 20 mil millones de veces al Paso de Cortés, que es como lo más fuerte a nivel altimetría aquí en México. Hicimos las murallas del sur y el famoso Muro de los Lamentos”, este último, ubicado en el Estado e México. Pedalearon para llegar a puerto de montaña con 150 kilómetros en las piernas. “Teníamos que entrenar y fue parte del proceso que hice con mi equipo”.

El día de la competencia, Ochoa tenía un objetivo claro. “Mi meta era terminar. Durante 42 kilómetros me rebasaron pelotones todo el tiempo. Yo metía el corazón, pero si seguía al ritmo de ese pelotón, a 160, con esa altitud, no iba a aguantar. Entonces me salí y me fui a mi ritmo.”

En un momento de la competencia, todas las emociones de Iván se hicieron presentes. “Después de cruzar Col de la Ramaz, que es el segundo puerto de extra categoría, iba llorando. Diciendo: ¡Ay wey! ¡Soy feliz! Y de repente siento atrás un pelotón. Tenía rato jalando a un grupo. Yo en ese momento me sentía muy fuerte, como que me regresó la fuerza en ese momento, aunque sabía que venía lo peor. Pero dije: Bueno, disfruta este momento.”

Además de la gran experiencia, Iván consigo la firma del ganador de la Tour de France en el 2023: Jonas Vingegaard, que consiguió unos días después del evento. “Llegamos a la zona de salida, vimos pasar el tour y ya. Yo quería regresar y bajar en la bici por donde subieron los profesionales en la ruta del Tour de France. Nos acercamos a la valla donde estaban los arcos de meta y había como un doble retén. Pensé, nunca vamos a pasar de aquí”.

“De repente, pasó un bloque de reporteros con cámaras, abrieron la valla y pasaron todos. Entonces me quedé ahí, volteo ver a mi amigo y le digo pues vamos a meternos por acá. Cuando nos dimos cuenta, ya estábamos en la zona restringida, vimos mucho bullicio de todo el mundo, reporteros corriendo”.

“Y estaba, Vingergaard. Salió de esos trailers en donde les hacen las entrevistas post premiación y se acercó al staff de su equipo. Comenzó a firmar autógrafos y yo estaba ahí a dos metros, me acerqué justo atrás de él. Entonces, Vingergaard volteó en el momento que yo dije: ¡Hola, me firma!”.

Iván le mostró su propio maillot, para que sirviera como lienzo. Entonces el famoso ciclista plasmo su firma. “Mi amigo, le dijo otra, otra, pero de repente su staff consideró que ya había repartido muchas firmas y se lo llevaron.”

Ochoa asegura que pronto esa prenda estará correctamente enmarcada y será parte de la decoración de su oficina.

Iván sabe que hay mucho camino por recorrer para alcanzar los niveles de competencia que tienen los atletas de otros países, quienes obtienen buenos tiempos y lugares en el Campeonato Mundial de Amateurs. “Yo sabía que no iba a poder hacer absolutamente nada, porque no es el nivel que yo traía. No tenía un entrenamiento como para eso. Me di cuenta cómo era ser parte de un campeonato mundial cuando vi a otros atletas y dije: ¡Wow!, esto esto es otro nivel. En un evento muy grande, donde poca gente logra entrar”.

Este ciclista ha registrado parte de sus entrenamientos y competencias en sus redes sociales. Ahí muestra las victorias y los paisajes de los lugares que visita, donde la bicicleta se ha convertido en una fiel compañera de viaje y de vida.

Aún estás a tiempo de experimentar alguna de las competencias de L’Etape México es momento de poner a prueba tu nivel de resistencia en dos ruedas.

L´Etape Monterrey by Tour de France 2023 – Diciembre 3

Por Sonia Yáñez para: www.asdeporte.com

Fuentes:
– Entrevistas a los ciclistas Norma Uribe, Alejandro Pineda e Iván Ochoa, para Asdeporte el 03 de agosto de 2023
www.letapebytourdefrance.com/championship
www.wikipedia.org

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La MEDALLA ES DE FINALISTA, no de participación

Hace poco escuché una entrevista que hicieron en Enfoque Noticias de la mañana al Sr. Roberto Madrazo. Estaban hablando sobre los más de 11,000 corredores que tuvieron que ser DESCALIFICADOS en el pasado Maratón de la Ciudad de México debido a que no corrieron completo el recorrido, pero sí cruzaron la meta y recibieron su medalla de finalista como si lo hubieran terminado. Y justo invitaron al Sr. Madrazo porque, hace 16 años, fue a correr el Maratón de Berlín de 2007, pero no completó el recorrido debido a una lesión que le obligó a detenerse, cortó camino, cruzó la meta, recibió su medalla y apareció ganando su categoría por edad con un tiempo récord. Cuando el comité organizador revisó los resultados de los ganadores por categoría para premiar, se dieron cuenta que al Sr. Madrazo le faltaban varios parciales en sus tiempos lo cual indicaba que no había completado el recorrido y fue descalificado. (En Berlín tienen parciales cada 5 km y, si no tienes todos tus parciales, te descalifican, como en cualquier competencia seria).

Para quienes no saben o no recuerdan quien es Roberto Madrazo Pintado, fue Gobernador del Estado de Tabasco y candidato del PRI a la presidencia de nuestro país en 2006, cuando los otros candidatos eran Andrés Manuel López Obrador por el PRD y Felipe Calderón Hinojosa por el PAN.

Al año siguiente de las elecciones llegó la noticia a México de lo que le había sucedido a Madrazo en Berlín. El periódico Reforma fue el primero en publicar que el excandidato priista había aparecido como ganador de su categoría en el Maratón de Berlín cuando no había completado todo el recorrido. La noticia fue tan comentada en todos los medios que, a partir de entonces, en muchas carreras cuando veías que alguien iba a hacer trampa cortando camino le gritaban: “no hagas como Madrazo”.

Roberto Madrazo (MEX) Maratón de Berlín 2007
(En la foto se ve a Roberto Madrazo llegando a la meta del Maratón de Berlín 2007. Entró “levantando las manos” como si hubiera corrido el maratón completo. Parece un “finalista”, no se ve lesionado ni que solo pasó para recoger sus cosas).

Regresando a la entrevista, el locutor preguntó a Madrazo qué había pasado realmente en Berlín. Madrazo argumentó que, debido a una lesión en la ingle se tuvo que detener, caminó un rato y como ya no podía correr, decidió cortar la ruta para llegar más rápido a la zona de llegada a recoger sus cosas. Y pues pasó por la meta y recogió su medalla de finalista como si hubiera terminado completo el recorrido. Cuando el locutor le pregunta si se vale hacer eso, Madrazo comentó que sí, que la medalla es de “participación”, es decir, “no importa si terminas o no completo el recorrido, participaste entonces mereces tu medalla”. Ese es “el razonamiento” del excandidato a la presidencia de nuestro país.

Yo no lo podía creer, ¿estaba hablando en serio? ¿Cómo puedes reclamar una medalla de un Maratón que implica haber entrenado para correr 42.195 km completos, cuando solo corres una parte de éste?

Y, por si fuera poco, todavía añadió que sí, que eso era “lo más normal”, que “muchos corredores” acostumbran en México correr solo una parte del maratón para tomarlo como entrenamiento para otra carrera.

Yo seguía asombrada de lo que escuchaba. Y todavía al final, cuando le preguntan cuántos maratones has corrido Madrazo respondió que 65, y que estaba buscando completar 100 maratones. Y entonces yo quisiera preguntar: “y de esos 65 maratones que dice haber corrido Sr. Madrazo, ¿han sido maratones completos o solo ha “participado” en los 65?… Porque quisiera suponer que el Maratón de Berlín del 2007 NO está en su lista de los 65 maratones puesto que NO lo terminó completo. Porque en mi razonamiento si te están preguntando ¿cuántos maratones has corrido? se refieren a maratones completos, a cuántas veces has corrido 42.195 km, un maratón incompleto no cuenta.

En fin, iba manejando y no pude escribir a la estación para aclarar que no, que la cosa no era así como la explicaba este señor.

A ver, a ustedes que les gusta correr, que corren y entrenan por el gusto de hacerlo, les gusta hacer su mejor esfuerzo y prepararse para competir en algunas carreras. Si les gusta correr carreras de 5 o 10 km que bueno. Si prefieren las de 15 km o medios maratones, perfecto. O para quienes les gusta la distancia y quieren hacer un maratón, al menos antes, cuando uno hablaba del “maratón”, lo decía uno con respeto. Sabíamos que para correrlo había que entrenar en serio durante varios meses, sacrificar muchas cosas, cuidar la alimentación, el entrenamiento, las horas de descanso para recuperarse, en fin. Quienes se preparan para un maratón es un reto enorme, que requiere de un gran compromiso, de muchas ganas para hacerlo, de mucho esfuerzo. Y por eso las medallas del maratón son tan grandes y tan bonitas, porque es el premio a un esfuerzo tan grande y respetable que debe ser bien reconocido.

Flanagan y Kamworor medallas Maratón de Nueva York 2017

La medalla de FINALISTA es tan importante y valiosa para los atletas elite como para nosotros los simples corredores.

Hay a quienes eso de tanta distancia no les gusta mucho, lo cual es válido. Prefieren las carreras de 5 y 10 km, y quizá algún 15 km o medio maratón, pero no más que eso. Y entrenar para 10 o 15 km requiere también su esfuerzo, dedicación y ganas de hacerlo. Pero claro, es una distancia más corta, por lo que puedes hacer varias carreras de 5 y 10 km al año, incluso podrías competir una vez al mes. Pero cuando se trata de entrenar para un maratón, cuando mucho harías 2 maratones al año, y eso ya es una gran tarea.

A lo que voy es que, ustedes, que entrenan y saben el esfuerzo que requiere entrenar, si no les gusta la distancia y no quieren correr un maratón, ¿qué sentido tendría inscribirse al Maratón de la Ciudad de México para meterse en algún punto del recorrido y llegar hasta la meta, como si lo hubieran hecho completo, y reclamar una medalla de finalista que realmente NO se ganaron puesto que no corrieron los 42 km completos?

Seamos honestos con nosotros mismos. LA MEDALLA ES DE FINALISTA, NO de participación. Es el premio que recibe un corredor al terminar la distancia COMPLETA a la que se inscribe. Es el premio al esfuerzo que se hace. De hecho, te la dan justo al finalizar tu carrera, después de cruzar la meta, porque es el RECONOCIMIENTO que recibes por haber terminado completo toda la distancia.

Corredora recibe MEDALLA DE FINALISTAme inscribo a una carrera de 5 km, corro los 5 km completos, cuando llego a la meta me dan mi medalla de FINALISTA de la carrera de 5 km.

Si me inscribo a una carrera de 10 km, corro los 10 km completos y llego a la meta, me dan mi medalla de FINALISTA de la carrera de 10 km. Y así tendría que ser para cada distancia. Incluso si me lesiono a la mitad del recorrido y ya no puedo correr pero puedo seguir caminando, camino y termino la distancia completa y merezco mi medalla de FINALISTA.

Lo que no se vale es que me inscriba a un maratón de 42.195 km, corra solo 5 o 10 km, o menos, y reclame una medalla de FINALISTA de maratón que NO merezco porque NO corrí un maratón completo. A mi me parece hasta una falta de respeto para los corredores que sí entrenaron para el maratón, llegan a la meta súper cansados por tanta distancia, y a su lado entran otros 11,000 corredores, que vienen súper frescos y sonrientes porque se acaban de meter hace un par de kilómetros, y todavía tienen el descaro de acercarse a recibir su medalla de finalista.

Ahora bien, sobre las personas que se están preparando para correr un maratón y deciden hacer su distancia en el Maratón de la Ciudad de México, lo correcto sería inscribirse, salir desde la línea de salida, e irse saliendo en el recorrido según la distancia que quieren entrenar. Si van a “entrenar” 21 km, pues también hay un Medio Maratón de la Ciudad de México y muchos otros medios maratones donde pueden entrenar y correr los 21 km completos, por lo que esa excusa no es válida. Si van a “entrenar 30 km”, pues se inscriben, salen desde el principio del maratón y se salen en el kilómetro 30. Marcan ahí sus 30 km y listo. No lleguen a la meta simulando que corrieron 42 km.

Lo que sí es una realidad que comenta el Sr. Madrazo, es que, en el Maratón de la Ciudad de México muchos “corredores” se ha MAL ACOSTUMBRADO a que, solo porque le gusta la medalla del maratón, se inscribe sin pensar en entrenar para los 42 km, simplemente porque le gusta la medalla y entonces se van metiendo en el camino de acuerdo a la distancia que “aguantan” correr, llegan a la meta y reclaman su medalla como si la merecieran. Eso, tristemente, es algo que se ha “normalizado” en este evento en específico. Pero el hecho de que se haya “normalizado” no quiere decir que esté bien. (También se ha “normalizado” la violencia en nuestro país y no por eso quiere decir que esté bien).

SI la medalla fuera de “participación”, como argumenta el Sr. Madrazo, pues seguramente vendría incluida en tu paquete de competidor, te darían tu número, tu playera, tu chip y “tu medalla de participación”, total “no importa si corres o no”. Perdón, pero la medalla no es un “souvenir” para completar tu paquete, no puedes y no debes “quitarle su gran valor” para hacerla solo parte del kit de competidor. La MEDALLA ES DE FINALISTA, es el premio a todo tu esfuerzo por la carrera completa que has logrado hacer. No la demerites. Más bien, ¡DISFRÚTALA CUANDO TE LA HAS GANADO!

Amigos muerden la medalla del Rock´n´Roll 2019

Por otra parte, en México tenemos carreras de una gran variedad de distancias, desde los 5 km hasta ultramaratones de 50 km o más. Por lo que no hay razón para tener que inscribirme en una carrera de una distancia para la cual no he entrenado. Si me gustan las carreras de 5 km y con eso me siento bien, que bueno, entonces me inscribo en 5 km y hago mi colección de medallas de carreras de 5 km. Si me gustan los 10 km pues me inscribo en los 10 km. Si quiero correr más pues busco las carreras de 15 km o incluso el Medio Maratón de 21 km.

Pareja feliz con sus medallas

 

Por último, si tienen hijos y nietos, comprenderán el gran valor de la honestidad y el respeto a los demás. Que no nos vean haciendo trampa porque aprenderán a hacer trampa. Que no se den cuenta que les mentimos, porque aprenderán a mentirnos. Cuidado con lo que hacemos y más frente a los jóvenes y menores de edad. Ellos siempre están muy atentos, observando y aprendiendo.

Así es que ya lo sabes, la MEDALLA ES DE FINALISTA, inscríbete en la distancia para la cual estás entrenando, completa tu distancia y gana tu medalla. Recuerda que es el reconocimiento al gran esfuerzo realizado.

Te dejo esta frase para que termines de reflexionar:

Y lo que está mal está MAL aunque lo haga todo el mundo.
Lo que está bien está BIEN aunque casi nadie lo haga

Por Claudia Plasencia para: www.asdeporte.com

Aram Peñaflor busca un lugar en los Juegos Olímpicos París 2024

El primer triatlón de Aram Michell Peñaflor Moysen fue terrible. Los dueños de la alberca donde estaba aprendiendo a nadar, lo invitaron a participar en el Triatlón en Boca del Río. Ellos practicaban este deporte y solían competir, incluso habían realizado ya un Ironman; pensaron que sería una oportunidad para que el adolescente de 13 años pudiera experimentar algo nuevo. El resultado alejó al chico un año de este deporte.

“Me invitaron al triatlón de Veracruz, un evento al que siempre asistían, el más grande que había en la República. Me dijeron: te prestamos bici, te prestamos todo, vas lo haces a ver qué te parece. Fue el primer triatlón que hice y me acuerdo que no me gustó, porque en primera no había entrenado para eso. La bicicleta me la prestaron, yo nunca lo había hecho, nunca había nadado en el mar. Entonces fue una mala experiencia para mí.”

El futbol, su primer contacto con el deporte

Desde muy pequeño Aram aprendió a patear el balón, pues en su casa son aficionados al fútbol. El América es su equipo. Incluso en la vivienda de la familia Peñaflor Moyssen, en Zinacantepec, Estado de México, instalaron unas pequeñas porterías. Ahí Aram jugaba cascaritas con sus hermanos. Con el tiempo, los intereses deportivos de Aram cambiaron, ahora está al pendiente de la natación, el atletismo y el triatlón. Hoy ya no le gusta el fútbol, aunque en ciertas ocasiones ve algún partido de la selección nacional.

Su familia procuró que aprendiera a nadar para evitar algún accidente, así que lo inscribió en una escuela de natación.

“Mi mamá siempre quiso que nadara para que no me ahogara, porque me gustaba meterme a las albercas. Entonces me metió a clases.”

El regreso al triatlón

Un año después de la amarga experiencia en su primer triatlón, Peñaflor retomó este deporte. Sabía que para obtener mejores resultados sería necesario iniciar un entrenamiento formal, así que comenzó su preparación con el entrenador cubano Carlos Rodríguez López —quien actualmente prepara al equipo de Cuba en Triatlón—. El triatleta consiguió su primera bicicleta, una que se ajustaba a sus necesidades y que complementaba con la natación y por supuesto la carrera. Con Rodríguez aprendió la disciplina que requería un entrenamiento en forma que más tarde lo llevaría a participar en otros eventos.

Sin embargo, Carlos Rodríguez tuvo que regresar a su país. Aram vivió la incertidumbre: continuar con el triatlón o dejarlo por la paz.

“Con Carlos conocí esto del triatlón, así ya, formalmente. Los cubanos son muy disciplinados y todo el rollo, entonces como que me inculcó eso, pero tuvo que regresarse en su país. Yo estuve como un año entre sí seguía o no. Total, al final terminé con la decisión de seguir, pero ya no en Toluca, sino en Jalisco”.

Así fue como el joven triatleta se trasladó a Guadalajara a los 16 años, luego de que su madre tuviera la oportunidad de hablar con el entrenador Luis Miguel Chávez Rincón, para comentarle que su hijo tenía un buen desempeño en triatlón y que estaba interesado en integrarse a su equipo. El entrenador aceptó poner al chico a prueba un mes.

La vida en Jalisco

Aram Peñaflor estaba satisfecho con el tipo de entrenamiento que realizaba con Luis Miguel Chávez, así que realizó los tramites para terminar sus estudios de preparatoria y de ahí pasar a la Universidad del Valle de México, en Guadalajara.

Además de la escuela, cambió su entorno social para adaptarse a su nueva vida, lejos de Zinacantepec. No sería una tarea fácil pero su motivación estaba clara: ser un atleta de alto rendimiento en triatlón.

“Sí fue complicado al principio, pero yo tenía clara mi idea de hacer el triatlón. No me importó tener que dejar cosas atrás, tener que empezar otra vida social o algo así. El triatlón siempre fue mi objetivo principal. Luego me empezó a ir mal, quería dejarlo; pero lo pensé bien porque estaba haciendo lo que me gusta, lo que realmente vine a hacer a Guadalajara”.

“Mi vida social estaba con los atletas del entrenamiento. Como vivía en Guadalajara y toda mi familia está en Toluca, no podía asistir a fiestas familiares. No estoy con ellos. Aunque en mi familia están conscientes que estoy dando el cien por ciento”.

Apoyo icondicional: mi familia

Los padres de Aram Peñaflor Moyssen conocían la dedicación que estaba poniendo su hijo al triatlón, por eso buscaron la forma de apoyarlo: compraron el equipo que necesitaba para los entrenamientos, cubrían viajes de competencias y, por supuesto, cumplían con su manutención lejos de casa.

El triatleta se sentía agradecido y comprometido a dar todo.

“Gracias a Dios nunca me han faltado nada; mis papás siempre han tenido esa disposición de apoyarme. Si necesito algo obtienen el presupuesto para comprármelo. En eso sí estoy demasiado agradecido porque si no fuera por ellos, sería muy difícil comprarme todo el equipo, sobre todo la bicicleta que es muy cara; estar cambiando de tenis, de ropa, todo por el desgaste. Los viajes también. En un principio sí tenían que pagarlos, ahorita ya no. Cuando eres parte de la selección nacional pues te pagan los viajes. Mi familia me pidió que hiciera lo que me gusta, que aprovechara el tiempo al máximo, porque me están dando todo y yo también tengo que responder”.

En ocasiones su disciplina tambaleaba por los malabares que hacía entre sus estudios, la vida con sus amigos y el entrenamiento, esto ocasionó que no fuera convocado en algunos eventos, esto significo un replanteamiento de la situación del triatleta, por lo que tuvo que hacer cambios.

“Cuando no me convocaron al Mundial Juvenil Cozumel, en 2016, pues sí pensé: yo quiero estar ahí. Y por andar de indisciplinado, no se me dio. Después, en otra ocasión, no me convocaron al Mundial de Suecia, entonces tuve que hacer ajustes para no bajar mi rendimiento. Ese fue un momento decisivo porque no quería que esto volviera a pasar, quería que me convocaran a esos mundiales. Así que cambié el switch, me puse las pilas y trabajé para que la Federación Mexicana de Triatlón se fijara en mi desempeño.”

Aram no sólo consiguió mantener su responsabilidad deportiva, también sacó adelante sus estudios, ya que pudo combinar muy bien sus clases y los entrenamientos. Pero esta situación cambió cuando comenzó a estudiar psicología en la universidad. Los horarios de la escuela le exigían más tiempo y quedaba poco espacio para entrenar. La pandemia por COVID 19 logró darle un respiro y meditar a qué le dedicaría más tiempo: a la carrera o al deporte. Aram tenía claro su objetivo y dejó la universidad para dedicarse al triatlón de tiempo completo.

Sus rutinas de entrenamiento se incrementaron, para desarrollar una mejor condición que le permitiera obtener buenos resultados al competir.

“Normalmente tenemos dos sesiones de entrenamiento. La primera es a las seis o siete de la mañana y terminamos como a las diez. Después un desayuno y la siesta de una o dos horas es obligatoria entre sesiones. Luego regresamos para nadar a las dos de la tarde, hacemos la segunda y tercera sesión. Después de eso regresamos a comer o tenemos que ir a masaje o con la nutrióloga y ya a descansar. Así es mi día a día.”

Triatleta de alto rendimiento en competencia

En la preparación para la competencia hay un trabajo en conjunto entre su entrenador Luis Miguel Chávez y sus compañeros Crisanto Grajales, Cecilia Pérez y Rosa María Tapia, con los que ha participado en triatlón en la categoría de relevos.

“En la prueba individual, los que llevan los mejores resultados, los primeros dos hombres y las dos mujeres son los que integran el primer relevo y de acuerdo a tus cualidades de mejor nadador o mejor ciclista es el orden del relevo en el que nos colocan, porque abre un hombre y luego sigue una mujer, después un hombre y al final una mujer. Al primer hombre que inicia la competencia le toca ir con todo, porque tiene que asegurar el relevo. Es un trabajo en equipo. Debemos estar conscientes de qué tanto podemos avanzar como atletas con Crisanto, con Rosa y con Ceci”.

“Hay que tener en cuenta que las transiciones, son las partes claves de los triatlones, porque son más cortas. Yo creo que esas partes que son súper rápidas, el momento del traslado en el triatlón, si influye demasiado.”

El desempeño de Peñaflor con un plan bien ejecutado, lo ha llevado a obtener varios reconocimientos y primeros lugares en diversos eventos.

“Yo creo que, al momento de competir, mi punto clave de competencia y en el cual se definen muchas cosas, es la natación. Porque si sales bien nadando puedes tener un muy buen resultado; pero si pierdes, al grupo que va en la delantera, por muy buen ciclista que seas, será muy difícil alcanzarlo. Para mi un punto clave es saber ubicarme bien, saber en dónde estoy, porque si pierdes la relación de tu entorno, del competidor que tienes al lado, pierdes segundos”.

Como atletas de alto rendimiento, los triatletas deben estar listos para cumplir con las fechas de competencia; así que deben organizar bien sus entrenamientos cuando los tiempos entre las contiendas son muy cortos, por eso realizan campamento de pretemporadas, que les ayuda a no perder su condición.

“En el triatlón, como hay tantos eventos en el mundo, nos preparamos dos semanas; pueden ser tres. Incluso puede que sea la siguiente semana, entonces todo el tiempo está cambiando, por eso hacemos una pretemporada”.

“Entrenamos la mayor cantidad de kilómetros para que al final, en el resto de la temporada tengamos ese aire. Entre semana o entre competencias aumentamos la intensidad y procuramos que no sea tanto volumen. Entonces, la fórmula que utilizamos es a principio del año meterle con todo para que el resto del año tengamos aire para las competencias”.

No todo es preparación física

Su desempeño deportivo también se apoya de otras áreas que complementan el desarrollo su físico y psicológico . Cuando los triatletas comienzan de manera profesional su preparación, incluyen un programa de nutrición con especialistas y una asesoría psicológica, para desarrollar una buena tolerancia a la frustración y sobrellevar la presión cuando tienen los ojos de un país observando su participación en competencias internacionales.

“Yo si tengo mi psicólogo, creo que todo atleta lo necesita. Estoy en constante comunicación con él antes de una competencia o de un campamento, porque son entrenamientos muy duros y debes estar preparado para aguantar.”

“Mi entrenador y muchas personas me han dicho que soy muy tolerante a la frustración; he tenido muchos errores. Conozco a muchos atletas que no toleran que les vaya mal. Y al final de cuentas terminan por dejarlo”.

“Trabajo con el psicólogo y con mis compañeros. He podido salir y aprendí que soy una persona que nunca ha fallado en el entrenamiento; o sea, siempre soy constante. Las personas que me ven entrenar pueden pensar que voy a tener éxito en la competencia y a la mera hora me va mal. Entonces trato de aprender de esa experiencia y salgo adelante”.

Oro para Peñaflor en los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023

El miércoles 5 de julio la noticia llegó por medio de las redes sociales. Aram Peñaflor había ganado la medalla de oro en la prueba de triatlón individual en los JCC en San Salvador, con un tiempo de 1:44:51 siendo la plata su compañero Crisanto Grajales.

Dos días después el Equipo de México ganó la medalla de oro en los Relevos Mixtos, con Rosa María Tapia, Cecilia Pérez, Crisanto Grajales y Aram Peñaflor.

“Fue una experiencia diferente. Se percibió un ambiente muy padre, relajado, porque todos son países latinos, entonces no hay tanta tensión como en una serie del mundo donde nadie se habla, todos están serios. En los Juegos Centroamericanos todos son más cálidos. La verdad si lo disfruté mucho”.

En esos Juegos, Aram tuvo la oportunidad de ver su primer entrenador de triatlón: Carlos Rodríguez López, que acompañaba a la selección cubana. Habían pasado 10 años desde que Aram adolescente había entrenado con él y ganado su primera medalla en una Olimpiada Nacional. Ahora Rodríguez lo veía triunfar en los Centroamericanos.

“Me felicitó y me dijo que estaba muy orgulloso de mí”, recuerda Aram.

Antes de llegar a la competencia hay un trabajo previo del entrenador y los atletas, donde hacen un reconocimiento del lugar.

“En cada competencia que hacemos es obligatorio hacer un reconocimiento del lugar; siempre lo hacemos un día un día antes de la competencia. Vamos a conocer el circuito de natación y ciclismo, por eso es importante llegar unos días antes. Hay una junta previa en la que te explican los detalles importantes del circuito, los horarios, si hay transporte, toda la logística”.

Después del éxito en los Centroamericanos, ¿qué sigue?

Aram Peñaflor tiene un objetivo claro: llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024.

“Quiero hacer historia en el deporte, porque nunca se ha obtenido una medalla olímpica en triatlón. Entonces yo quisiera ser el primero en obtenerla”.

En sus planes está regresar a la universidad y estudiar ciencias del deporte o cultura física. El triatlón le ha brindado grandes enseñanzas en el ámbito deportivo y también le ha dado la oportunidad de compartir con Rosa María Tapia, su novia, la pasión por este deporte.

“A Rosita la conozco desde hace 6 años, siempre hemos estado en este ambiente del triatlón. Ella se vino a entrenar a Guadalajara, nos llevamos muy bien y surgió el amor entre nosotros. Lo que me gusta es que nos empujamos el uno al otro, cada uno se exige de una manera y hace que el otro también se exija”.

El nombre de Aram Michell Peñaflor Moysen está muy cerca de integrarse en la lista de triatletas que representen a nuestro país en los Juego Olímpicos de París 2024, un lugar que se ha ganado con persistencia y entrega.

Por Sonia Yáñez para: www.asdeporte.com

Fuentes:
Entrevista de Aram Michell Peñaflor Moysen para Asdeporte, 10 de julio de 2023.
Nota, México arrasa en debut de triatlón, logran tres oros en San Salvador 2023, CONADE

Rosa María Tapia, a un paso de cumplir el sueño olímpico

El sábado 13 de mayo de 2023 se realizó la prueba elite de mujeres en el World Triathlon Championship Series, en Yokohama, Japón. Después de escuchar el sonido de arranque, las triatletas se lanzaron al agua. Cuando el reloj registró 00:18:33, la primera mujer concluyó la prueba de natación; seis más la siguieron para conformar el primer bloque. En el lugar número siete del ranking apareció el nombre de una joven mexicana: Rosa María Tapia Vidal.

Mientras avanzaban a toda velocidad se desprendieron de la gorra y goggles. Bajaron el traje de neopreno, ajustaron el casco y tomaron las bicicletas. Pedaleaban rápidamente en el suelo mojado, debido a las constantes lloviznas. Esto no impidió que las triatletas mantuvieran el mismo ritmo para no apartarse del grupo.

Rosa se mantenía en la posición siete cuando realizó la última transición. Dejó la bicicleta, se colocó los tenis y comenzó a correr. La triatleta británica Sophie Codwell llevaba una enorme ventaja, liderando la competencia. La mexicana, por su parte, apresuró el paso. Poco a poco dejó atrás a cada una de las atletas que conformaban el bloque. Cuando Codwell cruzó la meta, apareció Rosa María corriendo a toda velocidad, apenas unos metros atrás. Levantaba los brazos para saludar a las personas que la apoyaban con aplausos. Su sonrisa no pudo ocultar su felicidad. Cruzó la meta agitando los brazos con los puños cerrados en señal de victoria. Su tiempo fue de 01:53:49, el segundo lugar, apenas 17 segundos detrás de la británica.

Ese día Rosa María Tapia se convirtió en la primera mujer mexicana en conseguir una medalla de plata en ese campeonato, además de registrar el mejor resultado en el triatlón femenil de México. Este resultado es un impulso para alcanzar el sueño de participar en los Juegos Olímpicos de París 2024.

 

En un principio la natación

Todo inició a los cinco años. Rosa María acompañaba a su mamá todos los días al Tecnológico de Monterrey de Hermosillo, Sonora, donde trabajaba. Para que su hija no se aburriera en una oficina, su madre decidió inscribirla al equipo de natación de la escuela y de paso consiguiera superar el miedo al agua.

“Empecé en la natación a los cinco años y estuve hasta los 11. La escuela de natación era para todas las edades, incluso tenían un equipo que iba a Olimpiada Nacional. Entré al equipo de los niños pequeños, o sea, de esos que, literal, flotaban porque estaban aprendiendo”.

Una vez que Rosa María supo flotar y comenzó a dar las primeras brazadas, logró captar la atención de un entrenador que la invitó a integrarse a su equipo.

“El entrenador que estaba con el equipo de los grandes me vio y me dijo que intentara algo más serio, no con los niños. Aproveché un día que no fue mi entrenadora y me pasé a entrenar con los grandes. Me daba miedo pero el entrenador me hizo perderlo; era más exigente el entrenamiento y era más en forma. Así poco a poquito le fui agarrando.”

Un años después vería los resultados, cuando ganó la copa local en su categoría.

El primer contacto de Rosa María con el triatlón se generó de manera natural, porque su padre practicaba este deporte. Esto la motivo para que participara en su primera competencia cuando solo tenía once años. Su madre le hizo notar que de niña nadaba mucho, pero también corría demasiado.

“Siempre me gustó correr, ya es algo que tengo. Incluso mi mamá me recordó, hace poquito, que de chiquita, no dejaba de correr por toda la casa de mi abuela. En primero de primaria cuando yo tenía como seis años abrieron como un equipo de atletismo de la escuela y estuve un tiempo. Me encantaba correr, creo que nada más me faltaba agregar la parte del ciclismo.”

 

Siguiente paso: el triatlón

El espíritu competitivo de Rosa María estuvo presente desde que era una niña, por eso buscó otras opciones cuando se percató que ya no crecía como atleta. Una vez que cumplió las metas programadas en la natación, sintió un estancamiento en su desempeño, acompañado de un gran aburrimiento. Su padre le aconsejó que probara suerte con el triatlón. Rosa se acercó a un amigo de la familia, quien la orientó en este deporte y le compartió varios entrenamientos.

“Conocí al amigo de mi padre, con quien realizó varios triatlones. Él se hizo entrenador, mi papá me presentó y entré a su equipo. Me gustó muchísimo desde el primer día que fui a entrenar y pues ahí me quedé desde entonces.”

Combinó los estudios hasta la universidad con los entrenamientos del triatlón. Tenía un objetivo muy claro: participar en Juegos Olímpicos. Mientras cursaba la carrera de nutrición, en Hermosillo, se percató que necesitaba terminar la universidad para poder dedicar todo su tiempo al entrenamiento del triatlón. Muy pronto las rutinas de estudio y deporte comenzaron a incomodarla, porque no sentía un avance en su desempeño como atleta.

“En el 2018, como a un año y medio de terminar mi carrera, necesitaba una motivación porque ya no me iba bien. Me estaba cansando de la rutina de tantos años con el mismo plan de entrenamiento y no estaba obteniendo los resultados que yo quería. Fue cuando decidí cambiarme con el entrenador Luis Miguel Chávez Rincón”.

Rosa María tenía muy buenas referencias del entrenador. Lo había conocido en el 2015, cuando participó en la selección nacional de triatlón en la categoría Junior. Los atletas que fueron entrenados por Chávez ganaron en esa ocasión.

Fue en el 2018 cuando Rosa tuvo la oportunidad de entrenar con Chávez. Su hermano quería regresar a los entrenamientos de triatlón, pero no con un entrenador de Hermosillo. Ella, por su parte, había concluido un ciclo en la XX Olimpiada Nacional Infantil y Juvenil. Era el momento ideal para que sus padres buscaran al entrenador y exponer las inquietudes deportivas de sus hijos. Los hermanos Vidal Tapia fueron aceptados y comenzaron a entrenar.

“Ese verano fue como de prueba. Al final de los entrenamientos mi hermano se terminó rajando y yo me quedé bien alborotada. Entonces, me vine sola y me gustó muchísimo la manera en que trabaja Luis Miguel. Fue cuando tomé la decisión de ya cambiarme con él.”

El cambio no sería fácil. Cuando concluyó el verano, la triatleta regresó a Hermosillo. El entrenador Chávez, que había preparado a varias generaciones de atletas infantiles, juveniles y de alto rendimiento, podía enviarle algunos entrenamientos. Pero si requería ser de alto rendimiento la chica tendría que hacer unos ajustes en la universidad y realizar un cambio de residencia.

“Me cambié en verano del 2018. Estuve casi un año entero entrenando sola. Me mandaban mis entrenamientos en línea y yo los tenía que cumplir en Sonora. Y es en mayo del 2019 cuando mi universidad me apoya con un intercambio, aquí a la Universidad Autónoma de Guadalajara, para terminar la carrera aquí. Aunque me gradué en la Universidad La Salle Noroeste en Sonora”.

 

Un reto de alto rendimiento

Su integración y adaptación al equipo de Chávez fue muy fluido porque Rosa María ya conocía varios atletas. Esta agilidad de integrarse no ocurría en la universidad, porque fue una estudiante de tiempo completo al término de sus clases, dedicaba el resto del día a sus entrenamientos. Así que sus descansos eran muy escasos. Cuando cumplió con los requisitos escolares y su graduación, supo que había llegado el momento de invertir la totalidad de su tiempo al entrenamiento de alto rendimiento.

“Regularmente entrenamos a las siete de la mañana, entonces nos tenemos que levantar a las 6, comemos algo y te vas a la primera sesión. Casi siempre terminamos como a eso de las diez u once horas y nos vamos a nuestras casas a descansar y desayunar bien. La segunda sesión es a las dos de la tarde y casi siempre esa termina como a las seis. Independientemente de que toque nadar-rodar, o nadar–correr, porque regularmente nadamos a las dos de la tarde, hacemos otra actividad. Yo regreso a mi casa a las seis. A veces tengo programados masajes antes de regresar a cenar y dormir. Así es mi estilo de vida todos los días, incluidos los fines de semana. Los sábados hago doble sesión y los domingos salgo a carretera en la bicicleta, unas tres horas, mínimo, o cuatro y media, depende la etapa de entrenamiento en la que esté”.

En la preparación de un atleta no basta el entrenamiento físico: hay que incluir la preparación mental. Rosa trabaja desde hace dos años con un psicólogo para que le brinde las herramientas necesarias para rendir al máximo en las pruebas y que pueda dejar a un lado obstáculos que se presenten en la competencia.

“Empecé con el psicólogo y me ha ayudado a no perder el enfoque, a tener los pies sobre la tierra y saber que aún me falta muchísimo camino por adelante. Tal vez cometa errores, eso implica un continuo aprendizaje, todos los días en cada entrenamiento y cada competencia. Entonces desarrollamos la habilidad de seguir aprendiendo. Sé que si no gano una medalla ahora, eso no significa que no pueda ser la mejor. No porque un día quede en último lugar soy la peor. Debo tener la cabeza muy fría y entender mi proceso, porque cada persona lo vive diferente y cada persona tiene capacidades diferentes”.

 

Rumbo a Yokohama

Antes de llegar al Campeonato Mundial en Yokohama, en 2023, Rosa participó en distintas pruebas, pero tuvo que bajar su ritmo de entrenamiento cuando llegó la pandemia por coronavirus.

“Yo empecé compitiendo en copas continentales en el 2020, justo antes de detuvieran todo por la pandemia. Estuve en la Copa Continental de Cuba y Copa Continental de la Paz, Baja California. Cuando se reincorporaron las competencias, en el 2021, seguí en copas continentales. Mi debut fue en Copa del Mundo en Huatulco ese mismo año.”

Cada competencia en la que participa la triatleta implica una planeación y compromiso, para generar buenos resultados y sumar puntos para los Juegos Olímpicos, en 2024. Ella sabe que este trabajo debe realizarse en equipo, con su entrenador Luis Miguel.

“Yo siempre he tenido muy claro el objetivo y con la ayuda de mi entrenador hemos podido hacer una buena planificación año con año. Juntos creamos nuevos objetivos que me van a acercar a la meta final: los Juegos Olímpicos. Ha sido un trabajo de mucha disciplina y mucha constancia, de saber a qué eventos debo ir y qué eventos es mejor no asistir. Con la experiencia de mi entrenador en la preparación de atletas olímpicas, se ha convertido en un plus para mí. Él sabe que cualquier cosa que tenga que hacer en mis entrenamientos, la voy a cumplir.”

Antes de llegar a los Juegos Olímpicos, los atletas deben participar en diversos campeonatos de copas confederativas o torneos preolímpicos que les permita entrar en el ranking de marcas olímpicas y que el deportista pueda demostrar un alto rendimiento y valores en competencia. Rosa y el entrenador Chávez saben que los primeros lugares en competencia se obtienen con estrategia, como ocurrió en la serie del Campeonato Mundial Mundial de Triatlón en Yokohama, Japón, donde obtuvo el segundo lugar.

“Las transiciones son clave para determinar si te quedas o te vas al siguiente grupo. En Yokohama me ayudó muchísimo que hice una transición rápida, porque realmente no salí en los primeros lugares en la natación, si yo no hubiera cortado como 5 segundos en la primera transición, yo creo que no me hubiera agarrado de ese grupo.”

“Esa estrategia la he usado antes porque mi entrenador y yo hemos visto que me funciona mucho avanzar progresivamente. En la natación sí tienes que ser rápido para acomodarte, pero en la carrera controlo la primera parte y luego intento ir más rápido hasta cerrar. Tengo que ser muy cuidadosa con los ritmos, porque algunas atletas arrancan duro y para el sexto kilómetro se desploman. Entonces ahí aprovecho que vengo fresca y comienzo a pasarlas. Gracias a Dios me funcionó, porque tal vez el día de mañana me enfrente a otras corredoras más experimentadas y la estrategia no será suficiente. A final de cuentas el entrenamiento lo haces para dar un 100% en competencia. Sea como sea el escenario, tu cuerpo tiene que estar preparado para para morir a cualquier ritmo.”

El apoyo de la familia para un deportista de alto rendimiento es importante. Los padres de Rosa le ayudaron en un principio para cubrir los costos de los entrenamientos y competencias, pero este escenario ha cambiado mientras su carrera deportiva está despegado. Ahora más personas integran su red de apoyo, como su entrenador y la comunidad de triatletas con la que comparte la mayor parte del tiempo, donde ha encontrado el amor de otro deportista: Aram Peñaflor.

Muy pronto comenzará la cuenta regresiva para los Juego Olímpicos de París 2024. Rosa María Vidal esta cerca de conseguir el pase directo que la convertirá en una atleta olímpica.

Por Sonia Yáñez para: www.asdeporte.com

Fuentes:
– Entrevista de Rosa María Tapia Vidal para Asdeporte, 02 de junio de 2023
Canal de Youtube de World Triathlon, 2023 World Triathlon Championship Series Yokohama: Elite women’s highlights
– Nota, Rosa María Tapia hace historia y gana plata en Serie Mundial de Triatlón en Japón

Just Running – The Speed Project

The Speed Project, (o TSP), una carrera ultra de relevos de Los Ángeles a Las Vegas —578 km sin parar—, es un viaje de descubrimiento físico extremo y, en cierto sentido, fantástico. La persona que corre cambia, pero el equipo fluye como un todo: cada relevo representa un avance gradual hacia las luces brillantes de la Sin City, la Ciudad del Pecado. El atractivo de esta experiencia esotérica radica en la búsqueda de respuestas que no se revelan hasta el umbral del fracaso, de lo desconocido. A menudo, la señal del éxito es, simplemente, haber llegado hasta el final.

Para el equipo de Just Running, formado exclusivamente por mujeres, esto va mucho más allá. Se trata de respeto mutuo y ambición colectiva para ayudarse unas a otras a ser mejores; se trata de empoderar a las mujeres mediante la competencia, una competencia que no da tregua. Cada año los equipos aprietan más y los récords están en la mira. Cada año los equipos llegan más preparados. Este año no fue diferente.

“Prepárate para el éxito. Entrena duro. Haz todo lo que puedas. Pero hay un elemento que consiste, simplemente, en creer que puedes lograrlo. Y eso es lo que siento con TSP y el objetivo de romper el récord”.
—Ellie-May, capitana del equipo Just Running

 

“Necesitas alguien que tome las decisiones, alguien que no esté corriendo, porque llegará el momento en que tú, como corredora, realmente no sabrás lo que sucede”.

Corredora

 

“Estás corriendo por intuición y la intuición te dice que debes dar todo lo que tienes en cada zancada. Todas están tan contentas porque, en todo el camino, hicimos lo mejor con lo que teníamos a nuestra disposición”.

Corredoras exhaustas

 

“Nadie podría haber evitado que sucedieran los problemas; sin ellos, la carrera simplemente no sería lo que es. Y, probablemente, si todo hubiera salido como lo planeamos, estaría aquí sintiéndome menos emocionada”.

Corredora

 

“Si los hombres dicen que van a ganar o que van a competir, está bien, lo aceptamos. Para una mujer como yo, que dice abiertamente ‘Quiero ganar’… Quiero ganar The Speed Project y para nada me da vergüenza admitirlo. Creo que normalmente hay un poco de estigma en torno a un grupo de mujeres que dicen ‘oigan, queremos ganar; vamos a ganar’”.

Animando a las mujeres

 

Es lo desconocido lo que hace que las cosas se desmoronen. Un accidente desagradable en la carretera provocó una reacción en cadena: las corredoras se quedaron varadas y tuvieron que cubrir distancias más largas solas; esto, a su vez, afectó los planes, que se habían hecho minuciosamente. En las carreras ultra, el tiempo rara vez se recupera. El equipo hizo lo que pudo para adaptarse y reaccionar, pero el récord, que en un momento parecía mero trámite, se había esfumado. Tras librar una batalla hasta Las Vegas, Just Running fue el tercer equipo de mujeres en terminar.

Las Vegas

 
Por Maurten México para: www.asdeporte.com

Para más información visita: www.maurten.mx

Antonio Argüelles, héroe de su propia historia

Antonio Argüelles, primer nadador mexicano en hacer el reto de los Siete Mares, recuerda bien que una tarde de octubre de 1968, se escapó de la casa de sus padres para ir con sus abuelos paternos, en algún lugar de Coyoacán. Tenía nueve años, su misión era ver la final de natación de los Juegos Olímpicos que ese año se realizaron en México.

Después de explicar su visita a los abuelos, corrió a la sala para encender el televisor, y se puso cómodo para seguir la competencia. En las imágenes, Toño podía observar la recién inaugurada Alberca Olímpica, esplendorosa, adornada con las banderas de los Juegos Olímpicos. Había una multitud lista para ver competir a siete atletas extranjeros y al mexicano Felipe “elTibio” Muñoz, que salió en el carril cuatro, al centro. Nadaba los 200 m pecho, después de la tercera vuelta, Muñoz rebasó a los favoritos —el soviético Vladimir Kosinsky y al estadounidense Brian Job— y obtuvo el primer oro olímpico en natación para México.

“Ver cómo Felipe iba remontando después del tercer 50 en pecho, cómo se caía la Alberca Olímpica con el grito de “¡Tibio, Tibio!”, fue increíble. Y, bueno, obviamente, cuando izan la bandera mexicana y entonan el Himno Nacional. Ese día fue cuando dije yo quiero ir a unos Juegos Olímpicos, yo quiero ganar una medalla. Creo que ese momento fue muy importante en mi vida porque tenía una meta, independientemente de todo lo que pasaba alrededor, de mi día a día, tenía esa meta como objetivo y durante muchos años la perseguí.”

En busca del sueño olímpico

Para lograr la meta Antonio hizo un trato con su abuelo paterno, quien lo apoyó para que comenzara a nadar: podía ir a entrenar siempre y cuando obtuviera buenas calificaciones en la escuela. Para Antonio fue un buen acuerdo porque la alberca se convirtió en una válvula de escape; en el agua Toño era feliz. Aunque la escuela era un dolor de cabeza, porque su desempeño académico en el Colegio Alemán no era el mejor y las constantes molestias que recibía de otros compañeros por su peso provocaban diversas peleas para defenderse.

El cansancio físico que generaba la práctica de la natación logró una mejoraría en el nivel de concentración de Antonio en las materias de la escuela. Tras integrarse al equipo de la YMCA rompió varias veces sus propias marcas, pero comenzó a sentirse estancado.

En la secundaria buscó la forma de subir de nivel en su preparación. Contactó al atleta olímpico Guillermo Echeverría para unirse a su equipo. Consiguió una oportunidad, sin embargo, cuando llegó a la Alberca Olímpica no fue bien recibido por sus compañeros y entrenadores, que se burlaron de él porque no era tan rápido y pusieron en duda su capacidad para aguantar los entrenamientos debido a su talla grande. Todos esperaban que se rindiera, pero eso no sucedió. Al contrario: convirtió ese sentimiento de inferioridad en un motor para crecer.

Su desempeño en los 400 metros libres en el campeonato de la Ciudad de México logró llamar la atención de Nelson Vargas, entonces director del equipo de natación del IMSS. Con Nelson comenzó a vender trajes de baño y artículos de natación en la zona sur de la ciudad. Cuando realizaban competencias en Estados Unidos traían en el equipaje artículos de natación que Bill Lee, dueño de la marca Speedo les surtía. Fue así como empezó una relación comercial, que se convertiría en una amistad que lo llevó a vivir a Los Altos, California, para concluir el bachillerato e ingresar a la Universidad de Stanford.

“Me fui a vivir a California terminando el primero de bachillerato, terminé el High School en Estados Unidos y entré a la Universidad de Stanford. En esa etapa yo tendría como 15 años y entrenaba 20 kilómetros diarios, siete días a la semana. Nadaba con los mejores equipos. Cuando entro a Stanford me doy cuenta de que por más que entrenaba, por más que buscaba llegar a donde quería llegar, simplemente mis genes, la naturaleza, no medio lo que se requiere para los Juegos Olímpicos”.

Decepcionado, Antonio abandonó el agua alrededor de 20 años, ya no deseaba que la natación definiera su camino. Sin embargo, no dejó el ejercicio. Comenzó a correr y a escalar montañas.

“Lo que sucede es yo dejo de nadar e imagínate después de pasar seis horas en el agua, me queda mucho tiempo libre y empiezo a correr. Me doy cuenta que la condición física que había adquirido en la natación sirve mucho para la carrera. En mi vida he corrido 10 maratones, uno de ellos el de Nueva York por debajo de las 2:55″

 

Su primera conquista del Canal de la Mancha

En 1996, el Maratón de Boston celebró 100 años de su creación, Antonio estaba listo para correr esos 42 kilómetros con 195 metros, pero una lesión en la pantorrilla lo dejó fuera dos días antes de la competencia. La recuperación lo llevó de nuevo a la alberca. Un amigo le hizo una sugerencia descabellada: realizar el cruce del Canal de la Mancha.

Antonio Argüelles en el Canal de la ManchaAl principio Antonio descartó esa locura ya que la distancia más larga que había logrado en una alberca era de 3,000 m, pero la idea siguió rondando por su mente hasta que logró plantarse de manera definitiva como una meta. Comenzó entonces los entrenamientos para cumplir con ese sueño.

Para lograrlo necesitaría de la asesoría de una mexicana que ya había realizado esa travesía: Nora Toledano. Alexander Kormanovsky, amigo de Antonio, le presentó a la nadadora en Las Estacas, el balneario y parque natural del estado de Morelos. Nadaron durante tres horas y Toledano aceptó ayudarlo en su preparación.

En 1997 Antonio Argüelles comenzó los cruces que lo llevarían a obtener “la Triple Corona” de aguas abiertas — este reto consiste en completar 3 cruces: el Canal de Catalina (Isla Catalina – California), la vuelta a la Isla de Manhattan en Nueva York y del Canal de la Mancha (Inglaterra – Francia)—. Primero nadó alrededor de la Isla de Manhattan, prueba que terminó en menos de 8 horas, imponiendo un nuevo récord para los mexicanos.

Un año después realizó el cruce de la Isla Catalina en California, pero no obtendría el resultado esperado. Desde el inicio el nadador y su tripulación tuvieron mareos debido a las corrientes, lo que provocó que el nado estuviera lleno de tensión por el vómito y la hipotermia que se apoderaba de Argüelles en cada brazada. Después de cuatro horas y media, no quedó más remedio que abortar la misión.

Tras esta experiencia tomó notas para mejorar las condiciones del viaje y sobre la importancia de un entrenamiento mental para intentar de nuevo el cruce en 1999, un mes antes de su máximo reto en ese momento: el Canal del Mancha. Si terminaba de manera exitosa ese último nado programado de Inglaterra a Francia, conseguiría su primera Triple Corona.

Había entrenado durante tres años, estaba listo para realizar el cruce. Antonio entró al agua, después de que sonó la sirena y comenzó a cronometrar el reto. Dos horas después surgió el primer obstáculo físico: vómitos y un cólico estomacal hicieron que disminuyeran sus brazadas. Nora Toledano, que estaba al frente del equipo, se puso alerta. No era para menos: dos semanas antes la nadadora Fausta Marín había perdido la vida en esas aguas. Argüelles decidió implementar un plan B, pero antes debía controlar el vómito que le provocó pérdida de energía.

El desgaste físico, las corrientes del Canal de la Mancha y las bajas temperaturas aminoraban la posibilidad de realizar el cruce doble. Por un momento su equipo valoró sacarlo del agua y parar la prueba. Antonio enojado por la situación se concentró y siguió nadando; para eso había entrenado su mente. Al observar la reacción del nadador, el equipo siguió adelante.

“Un nado es un 80 % mental. Tienes que entrenar la parte física, pero al final de cuentas lo logras porque es un 80% mental lo que requieres para poder hacerlo”, asegura Antonio.

El término de la prueba era latente para Argüelles que ya lograba ver la costa de Cap Gris Nez, en Francia, pero sentía que a pesar de sus esfuerzos no lograba avanzar. Una vez más el entrenamiento mental lo sacó adelante; aceleró el ritmo de su brazada para llegar lo antes posible a su destino.

En su arribo a la playa trató de ser precavido para no golpearse con alguna roca. Se apoyó en la más estable e intentó de ponerse de pie, pero su cuerpo débil sólo le permitió sostenerse por unos instantes con sus pies y brazos para esperar el sonido de la sirena que indica que el cruce ha terminado. Fue así que Antonio Argüelles ocupó el lugar número 12 entre los mexicanos que habían logrado esa travesía. Pero ese sería sólo el paso previo de un reto mayor.

El reto de los Siete Mares

“Después de hacer eso, regresé a hacer de nuevo Ironman, maratones y cuando cumplí 50 años me puse como meta cruzar la Triple Corona en una temporada”

Mientras se recuperaba de un fémur roto, se enteró de la existencia de un interesante reto en aguas abiertas: el cruce de los Siete Mares. Todos los nadadores que lo habían logrado tenían menos de 40 años. ¿Podría él terminar todos los cruces después de los 55 años? “Tenía como 55, 56 años. ¿Cómo me atrevía yo a decir que iba a cruzar los Siete Mares a esa edad, si todos lo demás tenían 40?”

El reto de los Siete Mares fue propuesto y avalado por la World Open Water Swimming Association (WOWSA) y consiste en realizar siete cruces de aguas abiertas en siete continentes. Un desafío de resistencia para nadadores experimentados que deben concluir de manera exitosa, todos los cruces que componen los Siete Mares son certificados por un juez asignado por World Aquatics.

El siguiente proyecto estaba en puerta. Ya contaba con el cruce del Canal de la Macha; seis más lo esperaban. No serían sencillos; necesitaba comenzar su preparación.

Mapa de los 7 Mares de Antonio Argüelles

El primer cruce en la lista era el Estrecho de Gibraltar, que conecta a España con Marruecos. En ese reto, Antonio tuvo que adaptarse a las circunstancias, ya que las fuertes corrientes y una molestia en el hombro complicaban su nado. Logró terminar en 4 horas 23 minutos, en julio del 2015.

Antonio Argüelles terminando el Estrecho de TsuguruDos meses después viajó a Tokio para realizar el cruce del Estrecho de Tsugaru. El hombro izquierdo de Argüelles seguía sin recuperarse, por lo que tendría que acomodar su brazada si deseaba terminar este reto. Haber llegado unas semanas antes le permitió hacer pruebas en su técnica y ajustes en su entrenamiento mental. Todas las dudas terminaron cuando escuchó un mensaje de su hija Ximena, en donde le mencionaba que a pesar de su lesión debía intentar el nado programado y concluyo diciendo: “Siempre serás mi héroe, así que disfruta”, con esas palabras sabía que era hora de comenzar a nadar. Doce horas con 38 minutos le llevó terminar el cruce, el 15 de septiembre del 2015.

Si quería tener éxito en el Canal de Kaiwi, en Hawái tendría que trabajar mucho para dejar atrás su lesión en el hombro izquierdo. El nadador se acercó al especialista en biomecánica de la natación, Ricardo Duron, quien lo ayudó en su recuperación.

A pesar de tener una condición física óptima para ese cruce y que el agua estaba a una temperatura agradable, Antonio tuvo que vencer una fuerte corriente que no le permitió avanzar por una hora. Para vencer ese muro debía relajarse y fluir mientras contaba sus brazadas. La estrategia funciono, salió bien librado de ese obstáculo para, más adelante, enfrentarse a un banco de medusas. Después de nadar 18 horas contempló abandonar el reto. Al final logró superarlo en 23 horas con 18 minutos, en el 2016.

Antes de realizar los cruces del Estrecho de Cook y el Canal del Norte, Antonio decidió prepararse en el Canal de Catalina en California, en el mes de enero del 2017, para nadar en aguas frías. Antes de entrar al agua Antonio se desconecta de cualquier pensamiento o problema personal que pueda distraer su concentración. En aquella ocasión su cuerpo tuvo que resistir los 14 grados de temperatura del mar. En este reto también tuvo que enfrentar olas de dos metros de altura, que llevaban tal fuerza que lo aventaban. El esfuerzo y el movimiento le provocaron vómito, además de dolores en el brazo y la ingle. Poco a poco libró esos obstáculos y llegó a la orilla de Palos Verdes después de 14 horas y 27 minutos.

La siguiente parada sería en Nueva Zelanda para realizar el cruce en el Estrecho de Cook, en marzo de ese mismo año. El clima sería clave para realizar este reto. En las primeras cuatro horas de nado esperaba un buen clima, pero después podrían presentarse fuertes vientos y tormenta. Y así fue. El viento ocasionó que las corrientes lo alejaran de su destino y en consecuencia realizó más horas de nado, el ritmo de sus brazadas disminuyó.

Antonio Argüelles termina nado del Estrecho de CookCuando le avisaron que le faltaban 2 kilómetros, decidió hacer un último esfuerzo y aceleró. A su llegada, se apoyó en las rocas para salir del mar después de 11 horas y 22 minutos. Ya sólo faltaba el cruce más difícil de los Siete Mares.

“Después del Estrecho de Cook, en Nueva Zelanda, que es de agua muy fría, está el Canal del Norte, es el nado más complicado de los Siete Mares. Aunque vivas en ese lugar donde puedes nadar todos los días a esa temperatura, tienes que entrenarte de forma muy especial para poder tener la capacidad de resolver y sobreponerte al frío”

El Canal del Norte, el último cruce de los Siete Mares, representaba una gran prueba para el nadador. Sabía que independientemente de los entrenamientos en agua fría, necesitaría diversas técnicas para fortalecer la mente y superar sus límites.

Canal del Norte 2017Arribó en Irlanda del Norte tres semanas antes de su nado. Ese tiempo lo aprovechó para conocer el lugar y habituarse a la temperatura del agua. Sin embargo, debido a los constantes cambios en el clima, tendría sólo una oportunidad para realizar el cruce. El capitán de la embarcación le había confirmado unas horas antes de iniciar que la situación era difícil, pero las condiciones podrían mejorar.

El 03 de agosto del 2017, Antonio estaba listo. Más que condición física, necesitaría un golpe de suerte, por lo que se tomó unos minutos antes de entrar al mar para pedir permiso al canal. A las 07:30 de la mañana comenzó a nadar, poco a poco alcanzó un ritmo que le permitió avanzar pese a los constantes cambios en el clima, que iba de soleado a lluvioso en cuestión de minutos.

En uno de los puntos de hidratación, Nora Toledano le notificó que estaba sólo a dos horas de concluir el reto. Antonio reaccionó con una gran sonrisa que se acompañaba con algunas lágrimas; daba por hecho que ya tenía el triunfo en el bolsillo.

Comenzó a meter velocidad en sus brazadas, pero un cambio en la marea no lo dejó avanzar ni un centímetro. El capitán le mencionó que sólo tendría una hora para salir de esa corriente de lo contrario su cruce quedaría inconcluso. Antonio aumentó sus brazadas y pasó de 64 a 68 por minuto. Sus amigos le mostraban su apoyo con gritos. Así logró avanzar y no paró hasta llegar a la orilla.

En su arribo tuvo que esquivar las rocas para evitar que su cabeza fuera a estrellarse con alguna. Logró anclarse de una piedra y salió del agua, su prueba había terminado después de 13 horas y 32 minutos. Era la séptima persona en el mundo en terminar el reto de los Siete Mares, y el primero a los 58 años.

“Fui la séptima persona en el mundo en terminar los Siete Mares cuando tenia 58 años y gané mi primer Récord Guiness —por ser la persona más longeva en terminar el reto—. Realmente para mi fue un nado muy importante, dentro la comunidad de aguas abiertas fue muy emblemático porque mostró que el tema de la edad no era un impedimento para poder lograr los Siete Mares.”

La travesía había llegado a su fin, sus entrenamientos y preparación mental lo habían llevado a cumplir su meta.

“Lo más difícil de un cruce es que seis días a la semana me tengo que levantar a las 4 de la mañana para hacer todo el entrenamiento. Todos los días tienes que levantarte y entrenar, es una decisión personal que tienes que tomar y no buscar excusas para no hacerlo.”

La presencia de su familia ha sido inherente, su esposa Lucía y su hija Ximena lo acompañaron en algunos cruces, las vacaciones a veces eran planeadas para tener una alberca disponible para Antonio.

“Las vacaciones para mi empiezan muy temprano todos los días, a las cinco de la mañana. Yo busco una alberca donde nadar, es parte de mi convivencia y tengo una familia muy respetuosa, tratamos de estar juntos y apoyarnos mutuamente.”

Abrazos acuáticos

Antonio fue invitado a dar una plática sobre su experiencia en aguas abiertas a los niños del internado Cruz Gálvez en Hermosillo, Sonora en el 2018. Al final un niño se acercó para saber cuanto tiempo le había llevado al nadador llegar a su meta. La respuesta de Argüelles lo desanimó porque tenía 10 años de edad y no sabía nadar. Tal vez nunca podría ser nadador de aguas abiertas. Motivado por este suceso, Argüelles creó junto con su familia y amigos la Fundación Brazada Abrazada.

“Realizamos un proyecto para enseñar a esos 200 niños que estaban en el internado a nadar. Y más que enseñarlos a nadar nos pusimos como objetivo empoderarlos a través de la actividad acuática. Imagínate a estos niños que están en un internado público y tienen una cantidad de problemas, de repente alguien cree en ellos, los sacan dos veces de su internado para que fueran a nadar y les muestras que tienen capacidades que ellos no sabían que tenían. Se volvió un programa muy exitoso al final, con cualquier curso había niños y niñas que se lanzaban desde la plataforma.”

Este programa también pudo llevarse a una comunidad Seri en Punta Chueca, Sonora, desafortunadamente la pandemia del 2019 pausó la Fundación, que esperan pueda reactivarse pronto.

Las carreras y los retos del Ironman en la vida de Antonio han quedado atrás; la natación suele ser muy celosa con el tiempo. Por eso entrena para vencer nuevos retos que lo mantienen a flote en el lugar que lo hace sentirse pleno y feliz: el agua.

Por Sonia Yáñez para: www.asdeporte.com

Fuentes:
Entrevista con Antonio Argüelles para Asdeporte el 29 de mayo del 2023
Nora Toledano y Antonio Argüelles, “A cada brazada: el azul interminable”, editorial Limusa.
Antonio Argüelles, “Travesía Interminable”, editorial Reverté

www.openwaterswimming.com

Una prueba solo para conocedores: el Reto de los Siete Mares

Inspirado en el desafío de las Siete Cumbres que realizan los alpinistas, Steven Munatones, miembro de la World Open Water Swimming Association (WOWSA), propuso a la organización en 2008 de un reto similar para los nadadores de aguas abiertas. Seleccionaron siete canales o estrechos, en los siete continentes y lo nombraron los Siete Mares. Se trata del mayor reto para los nadadores de resistencia.

Esta prueba consiste en nadar los siete canales; no hay límite de tiempo para terminar todos los cruces. Cada nadador deberá cumplir con los requerimientos y reglas de aguas abiertas, estarán acompañados por un juez asignado por World Aquatics quienes validaran cada cruce.

Para realizar este reto, los nadadores trabajan mucho en el entrenamiento de resistencia para vencer las corrientes, vientos y condiciones climáticas que cada cruce representa. También se preparan mentalmente para sobrellevar las intensas horas de nado, enfrentar la hipotermia y la fauna presente en el mar.

¿Cuáles son los estrechos y canales que forman parte de los Siete Mares?

Argüelles nada en el Canal de la ManchaCanal de la Mancha

Muchos son los nadadores que comienzan este reto en el Canal de la Mancha, por ser uno de los más famosos. Fue el 25 de agosto de 1875 cuando el nadador inglés Matthew Webb realizó el primer cruce por este cabal en 21 horas con 45 minutos. La travesía comienza en Dover, Inglaterra, y concluye en Cap Gris-Nez, Francia. Durante 33.5 kilómetros deben enfrentar la temperatura del agua que va entre los 11°C y los 18°C

Canal de Catalina

Este canal de 32.3 kilómetros se encuentra entre el sur de California y la Isla Catalina. Sus aguas se caracterizan por las fuertes corrientes y la inestabilidad de la temperatura. Las medusas, tiburones y ballenas pueden presentarse en el trayecto de los nadadores.

Canal Kaiwi

También conocido como el Canal de los Huesos, esta ubicado entre las islas de Oahu y Molokai, en Hawai, Estados Unidos. Son 45 kilómetros de aguas cálidas con olas grandes y fuertes vientos.

Estrecho de Tsugaru

Se encuentra entre las islas de Honshu y Hokkaido en Japón. Este cruce de 19.5 kilómetros cuenta con mareas y remolinos en el trayecto, que hacen que se incremente el tiempo de nado.

Estrecho de Gibraltar

Este es el cruce más corto del reto con 14.4 kilómetros. Los nadadores salen de España y llegan a Marruecos aprovechando las corrientes que pueden favorecer la prueba, a pesar de las variaciones en el clima.

Canal del Norte

Es considerado por la comunidad de nadadores de aguas abiertas como uno de la más difíciles, por las bajas temperaturas de sus aguas. Tiene una distancia de 35 kilómetros y está situado entre Irlanda y Escocia. Además de sus corrientes y los cambios constantes en las mareas, lo nadadores deben enfrentar a las medusas venenosas.

Estrecho de Cook

Las islas norte y sur de Nueva Zelanda están separadas por 23 kilómetros de agua: el Estrecho de Cook. Este canal se caracteriza por tener fuertes mareas que a veces impide a los nadadores mantener la técnica.

Antonio Argüelles termina el Estrecho de Cook

Reglas del Reto de los Siete Mares

Para realizar cruces en diferentes lugares del mundo, los nadadores de aguas abiertas deben seguir reglas similares a las que ha publicado la Channel Swimming Association para el Canal de la Mancha.

  • Los nadadores deben entra al mar solos
  • No pueden utilizar trajes de neopreno o cualquier otro material térmico que les brinde una ventaja al momento del cruce. Sólo está permitido que los nadadores puedan untarse grasa en todo el cuerpo.
  • Todos deben portar un traje de baño básico sin mangas; gorra y goggles.
  • No pueden tocar la embarcación, ni algún objeto que pueda ayudarlos a flotar. Tampoco puede tocar a ninguna persona.
  • El nadador debe entrar al mar desde tierra firme y llegar de la misma manera: caminando.

Los Siete Mares de Antonio Argüelles

Stephen Redmond fue el primer nadador que terminó el reto de los 7 mares en el 2012, en los siguientes años, más personas de distintos países compartieron también este logro. México no podía quedarse atrás.

Después de 2 años y medio de entrenamiento físico y mental, de cubrir todas las necesidades presupuestales y de organización para este desafío, Antonio Argüelles fue el primer mexicano en terminar los 7 Mares, en 2017. Con 58 años también se convirtió en el hombre más longevo en participar en este reto.

En agosto de 2017, Antonio Argüelles llegó a Donaghadee, en Irlanda del Norte para nadar a través del Canal del Norte, su último cruce de los 7 Mares.

Uno de los principales obstáculos que Toño enfrentó fueron las bajas temperaturas del agua, pues podía sufrir hipotermia. Además, las fuertes corrientes llevaron al nadador a internarse en un remolino en el que estuvo estancado: nadó durante una hora en el mismo lugar. Antonio Argüelles logró superar esos momentos gracias a su preparación mental y la técnica de nado. Concluyó el cruce del Canal del Norte en 13 horas, 32 minutos.

El nombre de Antonio Argüelles quedó grabado oficialmente como el séptimo nadador que, contra viento y marea, venció el reto de los 7 mares.

Por Sonia Yáñez para: www.asdeporte.com

Fuentes:

www.antonioarguelles.com
www.longswims.com
www.nytimes.com
www.channelswimmingassociation.com
www.openwaterswimming.com

 

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Nora Toledano, mujer de mar

El primer contacto con el mar

Cuando era niña Nora Toledano jugaba con su hermano a descubrir quién sería el primero en ver el mar. Mientras viajaban por la carretera, ella esperaba emocionada ser la primera en ver el margen del agua, lo que indicaba que pronto llegarían al punto donde iniciaban las vacaciones. Al llegar, la primera acción de la pequeña era quitarse los zapatos y mojarse los pies entre el vaivén de las olas.

Su primera instructora de natación fue su madre, Dora Cadena, quien le enseñó a flotar para evitar un accidente cuando visitaban a sus familiares en Cuernavaca:

“A mi mamá le daba mucho miedo que me fuera ahogar; estoy hablando que tenía como dos años y medio, y desde esa edad mi mamá me empezó a enseñar a flotar y a mover los brazos”.

Desde ese instante, Dora se convertiría en la compañera y el apoyo de Nora en su camino por la natación.

Su formación como nadadora comenzó a los cuatro años en una escuela privada de natación; tuvo que esperar dos años más para cumplir con la edad reglamentaria (6 años) y tomar clases en la Alberca Olímpica. A los 11 años, el reconocido entrenador de aguas abiertas Raúl Villagómez observó el desempeño de Toledano en la alberca y la invitó a unirse a su equipo. Pocos meses después, como parte del programa de pretemporada, llevó a sus alumnos al Maratón Guadalupano, en Acapulco. Fue en ese lugar que Nora nadó un kilómetro en aguas abiertas por primera vez; la atracción al mar se dio de manera automática, como un conjuro:

“La experiencia y la sensación de nadar en el mar me encantó desde esa edad”, platica la nadadora.

Ese evento marcó para siempre su desarrollo deportivo.

El compromiso de terminar la escuela

Nora Toledano sonríe antes de nadarAdemás de los entrenamientos de alto rendimiento, que comenzaba a las cinco de la mañana, Nora tenía un compromiso con su madre: “Mi mamá me dijo: bueno, si quieres hacer eso —nadar de manera profesional—, pues yo te apoyo, la única condición va a ser que no bajes tu promedio en la escuela”. Y así lo logré hasta la universidad. Fui organizando mis tiempos: entrenar, ir a la escuela regresar a comer, hacer tarea e irme a entrenar otra vez.

Nora se incorporó al equipo de nadadores de la UNAM cuando ingresó a la preparatoria, de ahí que realizara sus entrenamientos en la alberca de Ciudad Universitaria. Más tarde inició la carrera de Biología en la Facultad de Ciencias en la misma casa de estudios. Adaptó los horarios de sus materias e incluso extendió el tiempo para su titulación con tal de no interrumpir su preparación.

“Tuve la suerte que muchos maestros sabían que era nadadora, si tenía que hacer algún viaje de competencias me pedían que adelantara un trabajo, un examen. Así me fui llevando la carrera”.

El llamado al Canal de la Mancha

La primera vez que Nora escuchó sobre el cruce que habían realizado otros nadadores en el Canal de la Mancha fue cuando su amigo Jaime Lomelín, que entrenaba con ella en el equipo de Raúl Villagómez, se preparaba para realizar esa prueba, que logró en 1990. Ella también quería intentar ese reto. Ahora tenía una meta clara: deseaba cruzar el Canal de la Mancha y sabía que tendría que prepararse mientras estudiaba la universidad.

Nora ToledanoPara 1992 ya estaba preparada y emprendió el viaje a Dover, en Inglaterra, acompañada de su madre. Todo estaba programado, pero algo fuera de su control cambió los planes de la nadadora: el clima, pese a los pronósticos, el clima puede cambiar de un momento a otro, por lo que tuvo que postergar su entrada al mar por tres semanas. Dora Cadena tuvo que regresar a México, mientras que Nora estiraba sus recursos e intentaba mantenerse animada. En tres ocasiones cambió la fecha de su regreso a México, pero la advertencia de la agencia de viajes de perder el dinero y el viaje la hizo poner una fecha límite de su estadía en Inglaterra.

Un día, después de platicar con el piloto de la embarcación acerca de una posibilidad de realizar el cruce, se fue a dormir con el traje de baño puesto para no perder tiempo en caso de que confirmaran. En la madrugada, a la 1:00 a.m., tocaron su puerta para avisarle que las condiciones eran favorables. Nora entró al mar a las 4:00 a.m. del 18 de septiembre de 1992 y comenzó a nadar partiendo desde Dover en Inglaterra hacia a Cap Gris-Nez, en Francia.

Cruzó por primera vez el Canal de la Mancha en 11 horas y 35 minutos. Cuando llegó a la costa francesa se sentía fuerte, ella sabía que podía nadar más. Estaba decidido, Toledano comenzaría a entrenar para intentar más adelante el cruce de ida y vuelta al famoso canal.

Primer intento del Cruce Doble

En 1994 Nora Toledano regresó a la playa de Dover para hacer el cruce doble en el Canal de la Mancha. Llegó tres semanas antes de su salida para que su cuerpo se adaptara a las temperaturas del agua, que van de los 11°C hasta los 18°C. El capitán de la embarcación y otros nadadores le comentaron que la temperatura no superaba los 12°C. Nadar en esas condiciones sería muy difícil, pero ella confiaba en su entrenamiento.

La preparación mental influye mucho en estas pruebas, por eso Toledano buscó el apoyo de la psicóloga del deporte Elsa Chincoya:

“Trabajé varias técnicas mentales que me ayudaran en los cruces, algunas que se me daban fácilmente y otras que tuve que aprender. Trabajé con ella la visualización, verme llegando a la otra orilla, logrando la meta y ver mi desempeño”.

Esto le ayudó en la primera parte del cruce, cuando implementó un nuevo récord hecho por un mexicano de 9 horas con 40 minutos. El regreso no sería tan fácil.

Cuando salió de Cap Gris-Nez, la temperatura del agua descendió. Nora sentía como el frío permeaba la capa de vaselina embarrada en su cuerpo, la cual evita rozaduras y ayuda a guardar un poco de calor. Trató de controlar su ritmo, pero su número de brazadas disminuyó. El juez que los acompañó pidió reportes de su estado; los signos de hipotermia eran evidentes. El equipo a bordo no quiso poner en riesgo su vida: se suspendió el cruce. La frustración de la nadadora era evidente, pero tenía que seguir las indicaciones.

“Es todo un trabajo en equipo, la gente que va contigo en un cruce tiene que haber estado en tu preparación para saber cómo reaccionas y tomar decisiones importantes. Al final, suspender un cruce no es decisión del nadador sino del equipo, porque son los ojos del nadador. Los que van arriba en la embarcación saben cómo están las condiciones de viento, de oleaje y del mismo nadador”.

Nora contactó a su madre para contarle que su primer intento había sido suspendido.

“Mi mamá estaba en México. Le hablo por teléfono y le digo, oye mamá, pues ya salí a hacer el cruce, logré un récord mexicano en el sencillo, pero no logré la travesía. Su respuesta fue: ¿Cuándo lo vuelves a intentar? ¡Wow! Eso fue un súper empuje para adelante”.

¡Rompe la barrera!, ¡Tú lo quieres!, ¡Tú lo puedes!

Esas fueron las palabras que Nora pudo leer en el pizarrón que se lleva el equipo a bordo de la embarcación, en el segundo intento del cruce doble en el Canal de la Mancha. En ese momento se enfrentaba al muro que, casualmente, llegó en el mismo momento donde se suspendió el primer intento.

Unas semanas después de suspender el cruce doble, ella se enteró que otro nadador había cancelado su reservación. Casualmente seguía en Dover, así que tendría una segunda oportunidad. Dora Cadena, su madre, voló a Inglaterra para acompañarla en la embarcación.

“No se movió, estuvo casi las 24 horas en el mismo lugar”, platica Nora sobre su madre. “Creo que solamente una vez bajó al baño en la cabina, pero estuvo todo el tiempo cuidándome, tenemos mucha conexión y me conoce muy bien”.

Dora fue la primera en percatarse que Nora luchaba con el temor de que suspendieran la prueba. Ella fue quien decidió darle un impulso con las anotaciones que se colocan en un pizarrón que llevaron a bordo para comunicarse con la nadadora.

Esa sería sólo la primera barrera con la que Toledano se toparía en este cruce. Más adelante el oleaje la llevaría a invertir más tiempo de nado; también sufrió una irritación en el estómago generada por tragar agua, lo que le provocó vómito. Por último, la corriente la llevó a concluir la prueba en el pueblo de Sandgate, que está a 13 kilómetros de Dover.

Nora, con poca fuerza, logra salir del agua caminando, llega a un punto donde el mar no tiene contacto con ella, se sostiene tres segundos y cae. En ese instante la embarcación hace sonar la sirena para dar por terminada y validar la prueba. Nora se convierte en la sexta mujer en el mundo y primera latinoamericana en realizar el cruce doble en el Canal de la Mancha con un tiempo de 23 horas 38 minutos, el 6 de agosto de 1994.

Durante su trayectoria, regresaría al Canal de la Mancha para concluir un total de 12 cruces, 6 de manera individual y 6 en relevos.

Nora Toledano en el Canal de la Mancha

Tiempo fuera

Cada vez que Nora Toledano nada en aguas abiertas, cruza por su mente el gran respeto que le tiene al mar. Y esta idea se hizo más intensa a partir de 1999, tras un suceso que la llevó a considerar la posibilidad de no volver a nadar.

Ese año su amiga, la nadadora Fausta Marín le pidió que formara parte del equipo de apoyo para realizar el cruce en el Canal de la Mancha. Después de 4 horas con 45 minutos de haber comenzado la prueba, la nadadora manifestó una complicación, pero aseguraba que podía superarla y continuar nadando.

Minutos después dejó de tener contacto visual con la embarcación y no contestó las preguntas que le hizo Nora, esa fue la señal para saltar y sacarla del mar. Fausta Marín que había sacrificado varias cosas para realizar ese cruce, llegó a la embarcación inconsciente y ya no despertó. Ese Canal de la Mancha que en su momento le había otorgado muchas victorias a Toledano, también se había llevado la vida de Fausta.

Entre el desconsuelo y el luto por la pérdida, Nora no deseaba regresar al mar, quería poner freno a todos sus planes relacionados con las pruebas de aguas abiertas. Sin embargo, tenía en puerta el Cruce al Nuevo Milenio, un proyecto donde ella y Antonio Argüelles se acompañarían. Toño estaba a días de hacer el cruce en el Canal de la Mancha y la convenció para que lo acompañara. Cinco días antes del reto, Toño y Nora fueron a la playa a nadar. Ella dejó fluir sus emociones convertidas en lágrimas que inundaron sus goggles. Así logró su reconciliación con el mar.

Un año después, en un cruce en relevos que comenzó en La Paz, Baja California Sur, y terminó en Topolobampo, en Sinaloa, pondría de nuevo a prueba el temple de Nora.

En uno de los relevos Toledano pasó por un banco de aguamalas muy venenosas conocidas como Carabelas Portuguesas, que la picaron en distintas partes del cuerpo. La nadadora salió del agua a la mitad del relevo por el dolor intenso.

“Me ocasionó mucho dolor por la reacción que tuvo mi cuerpo a este veneno. No podía respirar y me espanté muchísimo. Entonces les avisé que yo no podía seguir, apenas llevaba la mitad de mi turno, porque no podía respirar y por el dolor”.

Fue atendida por el equipo médico a bordo y la estabilizaron con antihistamínicos en lo que llegaban a La Paz. A Nora le estremeció la idea de perder la vida en ese instante y la angustia de pensar que dejaría solo a Max, su bebé. Ese suceso la llevo a reflexionar y ser más cuidadosa en aguas abiertas para no anteponer nunca su vida ante un riesgo en el mar.

Los Siete Mares de Nora Toledano

Sin haberlo planeado, el cruce del Canal de la Mancha sería la bandera de salida en la prueba de los 7 Mares en la historia de Toledano. Este reto es uno de los más importantes y demandantes para los nadadores de aguas abiertas, ya que deben realizar siete cruces por todo el mundo: Canal de Catalina, en California; Canal de Molokai, en Hawai; Canal del Norte, en Irlanda; Canal de la Mancha, en Inglaterra – Francia; Estrecho de Gibraltar, en España – Marruecos; Canal de Tsugaru, en Japón; y Estrecho de Cook, en Nueva Zelanda.

Para Nora el cruce perfecto llegó en 2018 en el Canal de Tsugaru. En la embarcación se encontraba su eterna compañera y cómplice de viajes, Dora Cadena, también estaba su hijo Max que había cumplido 18 años y se reportaba listo para acompañar a su madre en esta travesía.

“Lo invité al cruce de Japón, del Estrecho de Tsugaru, y no solo lo invité, lo nombré el capitán de mi equipo. Él tenía que ir coordinando mis abastecimientos, contándome brazadas, nos tocaron buenas condiciones porque el mar es planito pero había llovizna. Los veía en la embarcación, para mí era la máxima inspiración, verlos ahí conmigo y el resultado fue súper bonito porque logramos el récord del mejor tiempo de mujeres en ese cruce”.

El sábado 30 de marzo del 2019 la noticia llegó a México. Nora Toledano se había convertido en la primera mujer latinoamericana y la persona número 14 en el mundo que completaba el reto de los Siete Mares. Nadó durante 9 horas y 35 minutos en el Estrecho de Cook en Nueva Zelanda, contenta de representar a su país. Una prueba que le llevó cuatro años concluir y que inició en el 2015 cuando nadó el Estrecho de Gibraltar para cubrir la segunda de las siete distancias que componen los 7 Mares.

Acompañamiento a nuevos nadadores

Otros nadadores de aguas abiertas buscaban la asesoría de Nora debido a sus logros y la experiencia en este deporte. Aunque deseaba ejercer como bióloga, su compromiso estaba con los atletas que requerían de su conocimiento.

Nora se capacitó y obtuvo el certificado de la World Open Water Swimming Association (WOWSA), Asociación Mundial de Natación de Aguas Abiertas para apoyar a otros nadadores. Aprendió mucho con Antonio Argüelles, quién además de ser su compañero de retos también fue su “conejillo de indias” en la enseñanza. Luego llegarían más alumnos.

“Después de Toño, como que empezaron a llegar y llegar nadadores. Hoy en día tengo un equipo que se llama “Canaleros” con 50 integrantes, que es mi tope. Para mí ha sido una gran experiencia y también muy bonito el poder transmitir lo que yo he aprendido en aguas abiertas técnicamente y también un poquito de filosofía”.

Nora trabaja de cerca con sus alumnos y ha bajado la intensidad en competencias y entrenamientos, pero continua participando en distintos eventos de aguas abiertas para mantenerse en contacto con la naturaleza, integrándose al mar en cada brazada.

Fuentes:
Nora Toledano y Antonio Argüelles, “A cada brazada: el azul interminable”, editorial Limusa.

Por Sonia Yáñez para: www.asdeporte.com

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Aquí te compartimos cuáles son las herramientas que no pueden faltar en tus rodadas.

Multiherramienta de ciclismo
Su tamaño y diseño es muy similar a una navaja suiza. Existen distintos modelos en el mercado con múltiples funciones, pero lo fundamental es que cuente con distintas medidas de destornilladores, llaves tipo Allen y Torch, además de un tronchacadenas.
Estos elementos son los que más utilizarás para ajustar desde un tornillo, cambiar una llanta o reparar la cadena de tu bicicleta.

Espátulas
Son pequeñas placas de plástico que sirven para desmontar la llanta al momento de arreglar la cámara. Aunque existen algunas espátulas de metal, lo recomendable es utilizar las de plástico, ya que las primeras pueden pellizcar y ponchar de nuevo la cámara, al momento de colocar la llanta.

Cámara, parches, lija y pegamento
El principal problema cuando sales a rodar es una llanta ponchada, pero esto ya no representará un inconveniente porque ya tendrás tu kit antiponchaduras. Este debe estar compuesto por dos o tres parches, pegamento, una pequeña lija para raspar un poco la cámara de la llanta y que fije mejor el parche.
También debes añadir una cámara nueva por si tienes que hacer un cambio.

Bomba de aire y/o cartuchos de CO2
Una pequeña bomba manual te permitirá tener acceso ilimitado de aire, estás se pueden instalar en la misma bicicleta. También están los cartuchos de aire (Co2) con los que puedes inflar la llanta en cuestión de segundos, es importante que cuentes con una boquilla especial que se adapte a tu bici para que conectes la llanta al cartucho.

Eslabón rápido
Los baches, un golpe en la bici, un cambio de velocidad forzado o una mala lubricación puede generar que la cadena se rompa. Para resolver esta falla necesitarás un eslabón rápido que sustituya el averiado, utiliza el tronchacadenas para desmontar la cadena y facilitar el cambio.
La mayoría de los eslabones rápidos son universales, pero algunos modelos de bicicletas requieren uno específico, así que te aconsejamos que tengas presentes las características de tu bici al momento de adquirir el eslabón.

¿Dónde guardar el kit de reparación?

Es importante que adquieras una bolsa rígida y compacta especial para guardar herramientas. Hay varios modelos que pueden colocarse abajo del asiento o en el cuadro de la bicicleta para no obstruir tus movimientos al momento de pedalear.

Última recomendación

Es importante que te familiarices con las herramientas que usarás en ruta. Practica en casa un cambio de llanta, algún ajuste, o una reparación de cadena, así podrás optimizar el tiempo cuando tengas un problema en el exterior y continuar tu marcha.

Con el kit de reparación completo, es momento de rodar sin temor a quedarte varado.

Por Sonia Yañez para: www.asdeporte.com